No escribo mucho últimamente, pero es que me estoy convirtiendo en jugador de pádel profesional y disfrutando de mi tiempo libre un poco más de la cuenta. Ayer, por ejemplo, fui con un amigo a ver ‘Moonfall’ al cine. Le había consultado a mi compañero John Tones antes: él ya la había visto y había escrito sobre la peli, y como me fío bastante de su criterio, me animé. A ver, es del visionario Roland Emmerich, el de ‘Independence Day’. Como mínimo sería entretenida.

A ver. Tiene su punto, pero la película es tan absurda y ridícula que a poco que te la quieras tomar un poco en serio te acabas cansando de tanto despiporre en pos del espectáculo. Pero oye, tiene su aquel, y aunque no lo tuviera, está Halle Berry, que como me dijo mi amigo nada más aparecer ella en pantalla ‘es una diosa’. Lo es, ciertamente. Despampanante y sin una arruga, la tía. Qué maravilla.

Total, que la peli va de la Luna, y aunque no iba a escribir de esto, he decidido hacerlo porque supongo que la peli fue una señal. Este post, ojo, no tiene nada que ver con esa peli. Salvo por el hecho de que la protagonista de la peli y del post es la Luna, claro.

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Sábado noche. Mi mujer y yo nos reunimos con unos amigos para cenar algo y tomar un copeich. El picoteo y el copeich se alarga, y tras debatir sobre temas banales, de repente alguien saca el tema de si el hombre pisó o no la Luna.

Nuestros amigos lo tienen claro. El hombre no pisó la Luna. Yo, que me considero bastante práctico y razonable, les miro asombrado. Pues claro que el hombre pisó la Luna. Y no solo una vez. Varias, majetes.

Incluso mi mujercita no parecía del todo convencida. «A ver, maridete», decía, «¿cómo es posible que no hayan vuelto a hacerlo 50 años después?». Nuestros amigos asentían con la cabeza. Exacto. Cómo es posible.

Yo les solté los argumentos ya conocidos. Se logró (varias veces) y eso fue suficiente. Ser los primeros era lo importante, pero ir constantemente no tenía sentido. No era rentable. El programa Apollo hizo que Estados Unidos invirtiera el 3-4% de su PIB en llegar a la Luna durante varios años. Se estima que la NASA se gastó 25.800 millones de dólares de la época en aquel programa. Unos 257.000 millones de dólares ajustando la cifra a la inflación. Eso es un dineral, y durante muchos años no ha tenido sentido volver a la Luna. Había cosas más importantes que hacer con ese dinero.

Ellos me rebatían. Tonterías, Javi. Todo fue un montaje. Es imposible que con la tecnología de entonces se pudiera lograr algo así. Mira lo que les está costando ahora, y tenemos mucho mejor tecnología. Ahí la cosa tiene su punto: a estas alturas mandar un hombre a la Luna debería parecer medio fácil. No lo es, claro: la NASA tiene en marcha el programa ‘Artemisa’ para lograr poner de nuevo al hombre en la Luna —y por primera vez, a la mujer—, pero la inversión está siendo más recatada y las cosas de palacio van despacio. Además, el espacio está dando mucho juego últimamente: entre las misiones a Marte —se me olvidó preguntar a mis amigos si creen que es verdad que hay un rover en Marte con un dron de simpático compañero de viaje—, lo del telescopio espacial James Webb —prodigioso—, el turismo espacial y los proyectos de internet satelital como Starlink —otra maravilla, aunque con sus pegas—, la NASA y la industria aeroespacial yo creo que están la mar de entretenida.

Estoy aquí intentando defender con unos amigos incrédulos que el hombre sí llegó a la Luna y no lo logro. Ayudame Twitter y @dronte, qué duro es esto.

— Javier Pastor (@javipas) February 6, 2022

El caso es que no fui capaz de convencerles. A la 1.39 de la madrugada pedí ayuda en internet. Los vinos y el gintonic tampoco es que ayudaran a tener las ideas superclaras, pero varios acudieron en mi ayuda. La respuesta más estupenda —por graciosa— fue la de Koji, que me dijo que cambiara de amigos. A ver, es un poco heavy, qué quieres que te diga: todos tenemos nuestros fallos.

El caso es que entre esas respuestas estaba la de manuti, que era la que tenía que haberles dado a mis amigos. Es de hecho la que expuso mi compañero Javier Jiménez, que llegó tarde al debate en Twitter pero que tampoco necesitaba decir mucho más de lo que dijo en 2014. Lo escribió en Xataka: el ser humano sí que llegó a la Luna.

¿Por qué estaba él tan seguro? Pues por una idea singular: seguro que llegaron. Y seguro que lo hiceron porque cuando pasó, los rusos no dijeron ni pío. Lo aceptaron.

Tal y como estaban las cosas entre ambas superpotencias a finales de los 70, ¿creéis de verdad que Rusia la URSS no habría salido con un «¡Mentira! ¡Estados Unidos no ha pisado la Luna!» si no hubieran creído en ese logro? El hecho de que no dijeran nada y aceptaran la derrota —Estados Unidos hizo lo mismo años antes cuando la URSS logró poner antes que ellos un hombre en órbita —Gagarin—. Ellos tampoco dijeron eso de «¡Mentira! !Todo ha sido un montaje! ¡A Gagarin le han grabado en un set de rodaje!».

No tuve tiempo entonces de explicarles eso a mis amigos —Sally parece ya más convencida—, pero ya caerá el argumento cuando nos volvamos a reunir. Menos mal que no son terraplanistas —les pregunté, ya puestos a afrontar el dislate total—. Eso igual hubiera provocado que cambiase definitivamente de amigos, como dijo aquel. Fiu.

PD: Imposible no incluir este vídeo de Joaquín Pajarón. Pobre Collins.