Los aniversarios son importantes. Entre otras cosas, porque permiten hacer balance de dónde estábamos y dónde estamos. Y también, cómo no, de dónde estaba el mundo y donde está.
Hoy se cumplen 10 años de la presentación del iPhone 4S —mañana hará diez años de la muerte de Steve Jobs—, y si hubo un elemento destacable de aquella presentación, ese fue el lanzamiento de Siri. Yo hablé un poco por aquí de este asistente días después de su presentación, pero estoy casi seguro de que cuando lo hice esperaba que a estas alturas todos estuviésemos hablando con nuestros móviles como si tal cosa. ¿Cuál es la realidad?
Que no lo hacemos.
Al menos, yo no lo hago. Tampoco veo que la gente lo haga demasiado. No ves a casi nadie por la calle «hablando» con Siri o con Google Assistant, y diría que su uso es eminentemente «doméstico». Yo uso Google Assistant para pocas cosas, pero diría que lo uso bastante más que la mayoría de la gente que conozco.
No soy desde luego de esos que se quedan sin saber cosas si tienen el conocimiento a su alcance. Si surge una duda en una conversación con amigos, suelo ser el primero (y único) que acude al móvil para eso de «OK Google, película de Meg Ryan y Billy Crystal» (je) o «OK Google, muéstrame una imagen del Maserati Levante» (esa frase la dije hace dos días).
Y sin embargo, mi uso del asistente es súper limitado. Hago cuatro cositas, y probablemente cuando Siri nació todos pensábamos que a estas alturas ya escribiríamos más bien poco en un teclado. Jarl. La voz sigue siendo a estas alturas la gran promesa como vía de interacción hombre-máquina. No hay un método mejor (si funciona) y más rápido en la mayoría de escenarios, pero ocurre que los asistentes no se han adaptado a nosotros y (más importante aún) nosotros no nos hemos adaptado a los asistentes. No hemos aprendido el lenguaje de Siri, ni el de Google Assistant, ni el de Alexa. Chapurreamos esos idiomas, como mucho.
Eso, claro, hace que la capacidad de estos asistentes sea limitada. Bueno, hay otros obstáculos (paranoias con la privacidad, por ejemplo, y yo soy de los que las tengo), pero cuando he leído en The Verge el tema que hacían al hablar de ese décimo aniversario y me ha sorprendido descubrir 1) que han pasado 10 años (buf) y 2) que la situación -la ‘revolución de la voz’, la llaman en esta infografía con una historia de los principales hitos— no ha cambiado prácticamente nada desde entonces.
A ver, hemos avanzado, claro. Los asistentes han servido para impulsar toda clase de dispositivos inteligentes conectados: los altavoces y pantallas inteligentes de Google o de Amazon son un inventazo en muchos casos, y han ayudado a que nuestra vida sea un poco más cómoda. Ahora podemos encender las luces con una orden de voz y seguir viendo la serie que dejamos la noche anterior con un «Alexa, reproduce Nine Perfect Strangers», por ejemplo, pero me sigo encontrando con ese problema del que hablaba hace años: en cierta forma me da vergüenza hablarle a mi smartphone, o a mi altavoz inteligente Echo Dot, o a mi mando del Chromecast con Google TV. Bueno, eso y que como decía tengo que pensar cómo decirles las cosas antes de decirlas. Es molesto e incómodo. No me logro acostumbrar. No logro que la ‘conversación’ fluya de forma natural.
Resulta también curioso como Siri, que se lanzó antes que ningún otro asistente, se ha quedado atrás. Google Assistant, que apareció en 2016, ha acabado dándole sopas con ondas, y Alexa, que parecía no tener mucho futuro, se ha convertido en un exitazo que además funciona también de coña. Cortana era la otra gran alternativa (Bixby casi está en tierra de nadie), pero Microsoft ha ido recortando su papel de forma más y más patente en los últimos años, y eso que la empresa de Redmond tenía una tecnología fantástica. No han abandonado ojo, y lo demuestra la gigantesca inversión que hicieron al comprar Nuance por 19.700 millones de dólares en abril. Algo están tramando en este sector, claro, aunque parece que el foco está en aplicaciones profesionales.
Sea como fuere, diez años después del lanzamiento de Siri no hablamos (mucho más) con nuestros dispositivos. La revolución de la voz, esa que nos iba a convertir en Michael Knights hablándole constantemente a nuestros relojes, sigue sin ser una realidad.
Veremos en otros diez años. Yo, de momento, no tengo nada claro que para entonces la cosa haya cambiado demasiado. Quizás los asistentes solo sirvan para lo que sirven ahora, pero quiero ser optimista: la IA y cosas como GPT-3 me hacen pensar que igual sí hay oportunidad para que la eterna promesa de la voz como interfaz se cumpla.
Yo me di cuenta del mayor problema de Siri (y los Alexa, etc.) al poco tiempo de estrenarlo, porque lo viví yo mismo, y eso que no soy muy pudoroso: hablarle en público a una máquina corta. Tanto porque te escuchan como porque eres consciente de que estás entrando en el campo de los demás interfiriendo. Pero no es solo que molestes a los demás porque tu voz interfiera: si haces algo con las manos puedes escuchar a quienes te rodean mientras tanto, incluso aunque sea escribir un mensaje (aunque pierdas calidad en la escucha, claro). Mientras hablas dejas de escucharles también.
En casa uso bastante Siri con el Homepod Mini (y lo usaría mucho más si no fuera porque Apple no se pone las pilas con Siri en español) y en la calle, a solas, un montón con los Airpods y el Apple Watch. Pero en cuanto hay alguien (transportes públicos, paseando con gente cerca, en habitaciones con otra gente, con amigos…) dejo de usarlo.
El otro lastre, para quienes usamos Siri en español, al menos, es el que decía: no mejora, sigue igual. Más de una vez, al pensar en darle órdenes algo complejas he parado y he sacado el móvil para hacerlo manualmente para ahorrarme la posible frustración de que falle. A ver si al menos el hecho de que ya vaya a funcionar sin necesidad de internet ayuda un poco.
No uso Siri así que no puedo opinar, pero ciertamente esas críticas parecen estar muy extendidas. Gracias Opi.
Ostras Javi, en el RSS me sale el artículo cortado, cuando disfrutaba de los artículos completos desde hace años.
¿es que lo has capado de nuevo?
Porfi, si pudieras volverlos a poner completos, es realmente útil…
Hola Jorge, lo activé estas últimas semanas para comprobar una cosa, pero el RSS completo era una opción especial para patrones/mecenas en Patreon. Siento las molestias.
También es un tema generacional, mi hija habla mucho con Alexa, le preguntas desde chistes hasta datos que le causan curiosidad (años que vive un perro, cuántos años tiene la protagonista de una película que le gusta, si va a llover, etc) y cuando vamos a casa de familiares empieza a buscar a Alexa porque está muy acostumbrada, enciende luces, le marca a amigas de la escuela, pone música con solo su voz.
Yo ya con apagar las luces me doy por satisfecho, como decía seguramente ellos (la generación de nuestros hijos) tengan en cada casa un asistente y haga muchas más cosas y sea tan natural como para nosotros el internet.
Esa es otra. Ciertamente nuestros niños probablemente acaben usándolo mucho más.
Siri, Cortana, Alexa y cualquier otro nombre de los asistentes de voz. Es que ni siquiera esta generación millenial que se ofende con todo lo usa. No he escuchado al primero que le diga a su móvil algo, además que hablarle a una máquina, como que no.