Tecnología

Niños multitarea

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Si tenéis niños igual estáis experimentando lo mismo que estamos viviendo en casa: el nacimiento de una nueva mutación humana. Del homo sapiens pasamos al homo multitaream (o como se diga). No es tanto el rollo de los X-men (que por cierto, necesitan una saga un poco más ordenadita) con poderes extraordinarios. Mis niños parecen tener ciertamente un poder: el de la multitarea y las segundas pantallas.

Yo ya hago de vez en cuando eso: uso la tele como segunda pantalla y acabo dejando de atender a la serie o peli para ver un mensaje o ver algo en Twitter o en el navegador. Esa práctica ocasional es casi una constante cuando mis hijos ven la tele: lo normal es que en realidad lo hagan mientras están con el iPad jugando a algo, o bien con algún juguete tipo Lego, o con el cubo de Rubik (Lucía ya es casi una speedcuber), o con lo que sea.

Eso me hace preguntarme si estamos ante esa nueva generación de la que hablaba: una que realmente sea multitarea. ¿Y sabéis qué? Que es bastante probable que no.

Lo comentaban en un post que descubría hoy titulado «How to Think: The Skill You’ve Never Been Taught» en el que el autor me recordaba mucho el libro de ‘Pensar rápido, pensar despacio‘ de Daniel Kahneman que yo no pude soportar. Como este premio Nobel, la idea fundamental, decía, es que hay que aprender a pensar, y eso hace necesario que uno le dedique tiempo a las ideas. Las que salen rápidas suelen ser más bien bocetos. Hay que trabajarlas.

Eso lo llevaba luego al terreno de la multitarea. En el texto se citaba la transcripción de una charla impartida por William Deresiewicz, autor y pensador. En ese ensayo uno se preguntaba qué pasaba con los estudiantes universitarios de hoy en día, que parecían ser capaces de funcionar en multitarea de forma mucho más destacable que los adultos. ¿Cómo lo hacían?

Lo curioso es que no lo hacían. Una serie de pruebas demostró que lo de hacer multitarea era un error, y que al dividir tu atención en dos (o más) tareas lo único que lograbas era que tu rendimiento en esas dos (o más) tareas fuera peor. Los investigadores descubrieron «que en todos los casos quienes hacían más multitarea puntuaban peor. Eran peores a la hora de distinguir entre información relevante y no relevante e ignoraban la relevante. En otras palabras: se distraían más». Y cito:

«La multitarea, en definitiva, no sólo no es pensar, sino que perjudica la capacidad de pensar. Pensar significa concentrarse en una cosa el tiempo suficiente para desarrollar una idea sobre ella. No es aprender las ideas de otras personas, ni memorizar un conjunto de información, por mucho que a veces sean útiles. Desarrollar tus propias ideas. En resumen, pensar por uno mismo. Eso no se puede hacer en ráfagas de 20 segundos cada vez, interrumpidas constantemente por mensajes de Facebook o tweets de Twitter, o jugueteando con el iPod, o viendo algo en YouTube».

Me ha gustado el tema porque creo efectivamente que no estamos hechos para hacer multitarea. Yo, desde luego, no lo estoy. Ni antes ni ahora. Eso me lleva a una vieja conclusión y a una pregunta. La vieja conclusión: lo difícil que es concentrarse en una sola cosa 10 minutos. Un libro, una peli, una conversación ya se hacen difíciles, pero ¿pensar 10 minutos seguidos sin más en una sola cosa? ¿Quién hace eso hoy en día? Buf.

La pregunta va más para padres con experiencia en estas lides: ¿cómo lograr que nuestros enanos se concentren? ¿Hay textos, métodos, sistemas que conozcáis y que les ayuden a aprender a pensar y a concentrarse? Tal y como están las cosas, diría que el que tenga esa habilidad tendrá muchos puntos ganados para el futuro.

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2 comentarios en “Niños multitarea

  1. Lambda dice:

    La respuesta (mía) es esta: Tiempo. Apartar tiempo para lo clave, para lo importante.

    Los niños necesitan tiempo de «calidad», y encontrarlo a su manera. Por ejemplo, un hueco de tiempo donde jugar a sus juegos (manuales) propios sin la distracción de una pantalla o ruidos poco placenteros/ estridentes, xD (Ayuda mucho que las rutinas de la familia sean estables 🙂 )

    Por ejemplo, si el niño tiene inclinación hacia las matemáticas, enseñarle a usar un ábaco puede ser divertido, o si es más mayor el método KUMON aporta un buen aprendizaje matemático (y comprensión lectora), y aporta las ventajas de darle al crío herramientas para ver su propio progreso, subiendo la estima propia.

    Pos ahí va mi granito de arena.

Comentarios cerrados