La valentía, al menos en móviles, no vende. Veamos cuatro historias para ponernos en situación.
Historia 1: Canonical y Ubuntu Touch
Sé bien de qué hablo porque en 2013 invertí 600 dólares en un Ubuntu Edge, aquel teléfono aspiracional e imposible de Canonical. La empresa había sido valiente y optimista hasta el absurdo —también en sus especificaciones— y había tratado de hacer bueno aquel sueño de Mark Shuttleworth llamado convergencia. Fue el primero en descubrirme aquello de que tu smartphone podría llegar a ser tu PC.
Aquello lo dijo en octubre de 2011, chavales. Han pasado nada menos que 8 años y Samsung DeX es lo más parecido a esa idea. Eso da igual, porque como sabéis aquel Ubuntu Edge fue un fracaso triunfal. No lograron los fondos que pedían y se devolvió la pasta a los inversores.
Canonical acabaría lanzando su proyecto en colaboración con empresas como nuestra bq, pero ni los teléfonos ni la plataforma valían para gran cosa. No daban un paso adelante en movilidad: eran un claro paso atrás. La empresa tiró la toalla.
Pero oye, Canonical fue valiente.
Historia 2: Mozilla y Firefox OS
Aquel 2013 mucha gente se debió tomar algún tipo de pastilla para echarle narices, porque además del proyecto de Canonical surgió otro igualmente interesante. Mozilla, defensora de la libertad y la privacidad, se sacó de la manga Firefox OS, una plataforma móvil pensada para escapar del dominio de Android, iOS y Windows Phone (que aún tenía su aquel).
Todo era alegría aquel MWC de 2013. Telefónica se autoproclamó cabeza visible de una iniciativa que tenía cierto encanto y se habló de grandes acuerdos para destaparlo como la gran alternativa de la movilidad para mercados emergentes. Nada de aplicaciones nativas: todo era HTML5, algo muy del estilo de Ubuntu Touch, así que lo lo teníamos crudo si pensábamos usar WhatsApp o tener la aplicación del banco de turno y pagos móviles así a bote pronto.
También probé Firefox OS durante una semana, y recuerdo mi frustración y decepción con una plataforma que quizás hubiera tenido sentido en mercados emergentes pero que aquí no tenía ningún sentido: el móvil, el pobre Geeksphone Keon, no valía para nada, y no ayudaba que el software estuviera en pañales. El resultado era bastante desastroso, y aunque algunos pedíamos un móvil mucho más potente donde Firefox OS pudiera brillar, eso nunca pasó. El proyecto jamás cuajó ni aquí ni fuera de aquí, y los ánimos fueron desinflándose gradualmente. Telefónica se desmarcó con el típico ‘Donde dije Diego…’ y dejó a Mozilla sola ante el peligro. Y Mozilla tampoco podía hacer mucho más, así que pasó lo que tenía que pasar: que también tiraron la toalla.
Pero oye, Mozilla fue valiente.
Historia 3: Fairphone
En las últimas semanas han pasado dos cosas que me han recordado aquella valentía. Dos iniciativas que han vuelto a plantear ese soplo de aire fresco para una industria gigantesca y muy asentada. Tanto, que dudo que sea posible meter mano ahí. Pero hay quien lo intenta.
Por ejemplo los chicos de Fairphone, que con sus smartphone éticos tratan de combinar una plataforma como Android con una aproximación al hardware totalmente distinta: materiales «éticos», uso justo de los recursos y sostenibilidad.
Estos móviles reparables y maravillosos basados en Android puro tienen un problema, claro: que por lo que cuestan —450 euros— te puedes comprar un OnePlus 7 bastante más apetitoso y ese precio se acerca peligrosamente al precio de un Samsung Galaxy 10e, por ejemplo. En cualquier caso, les dan sopas con ondas en especificaciones, y el Fairphone 3 solo gana en buenas reparabilidad, sostenibilidad, valentía y buenas intenciones.
Ninguna de esas cuatro cosas le importan demasiado a (casi) nadie.
El Fairphone 3 lo tiene crudo, pero de todos los móviles que hablo aquí es que tiene más opciones de sobrevivir. Lo ha hecho ya en sus dos ediciones anteriores, y me maravilla que siga haciéndolo. Bien por la gente que se lo compra y sacrifica potencia y cámaras para hacer un poquito mejor el mundo. A mí es un móvil que me gustaría considerar, pero lo de la cámara me puede y aquí croe que perdería puntos de forma importante. Y es caro, admitámoslo, así que me da dolorcito de corazón reconocer que no es para mí. Pero oye, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Dudo que puedan comerse el mundo, pero oye, están haciéndose un huequito curioso. De nicho, pero curioso.
Pero oye, en Fairphone son valientes.
Historia 4: Purism y su Librem 5
Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla, dijo Napoleón. O Confucio. O George Santayana. El que fuera. Ninguno de ellos podía imaginar lo que se nos venía encima con los móviles, pero le podían haber dicho a los chicos de Purism lo que ocurrió con el Ubuntu Edge y con Ubuntu Phone.
Hace un rato publicaba en Xataka la noticia de que el smartphone Open Source más esperado desde hace tiempo, el Librem 5, ya está disponible. Los chicos de Purism empezaron a trabajar en un móvil basado en PureOS (Debian, para entendernos) hace un par de años, y ya tienen el primer resultado de ese proyecto.
¿Cuál es el resultado? Pues un móvil mediocre en especificaciones y que a pesar de ello es carísimo. Pero claro, es caro porque no fabrican 10 millones de terminales y porque no tienen economía de escala. Este es un móvil para friquis y linuxeros que de nuevo aboga por apps nativas Linux —que se van a ver y usar mal en esa pantalla, porque no fueron diseñadas para una interfaz táctil—, por apps HTML5 (¿os suena?) y que como decía en aquel artículo no puede competir en catálogo software —de nuevo olvídate de WhatsApp, Pokémon Go y apps bancarias— y desde luego tampoco en fluidez, hardware o usabilidad. Pierde en casi todo.
¿Dónde gana el Librem 5? Pues en privacidad. Tiene unos maravillosos interruptores físicos para desactivar cámara, GPS, el micrófono o la conectividad WiFi y móvil. Y la seguridad, con aplicaciones de mensajería cifradas de extremo a extremo que, la verdad, tampoco son muy distintas de las que hay en Android o iOS.
Ninguna de esas cosas le importa demasiado a casi nadie.
A mí me importan, pero como a cualquier hijo de vecino pongo en la balanza unas cosas y otras y veo que ese móvil es un lujo que no me puedo permitir, sobre todo porque acabaría teniéndolo de segundo teléfono (o primero) y usando otro para cosas que no puedo hacer con él. Lo tiene muy crudo salvo para un nicho muy especial de la población que quiera manejar emacs o montarse un servidor Apache en un móvil —aunque eso no sirva para casi nada—. Me atrae su capacidad para usarlo como PC de escritorio, pero es que eso ya lo puedo hacer con Samsung DeX, como contaba hace poco, así que prefiero comprarme el citado Galaxy 10e (570,98 euros en Amazon en amarillo chillón, me mola) y ser uno más con esa plebe sometida a la monitorización masiva de las grandes empresas. Imaginaos hasta dónde hemos llegado.
Pero oye, en Purism son valientes.
Historia 5: móviles antidistracciones
A toda esta hornada de móviles con plataformas de lo más pintorescas les acompañan lanzamientos que son curiosos porque lo que precisamente buscan es lo que casi nadie busca cuando tiene un móvil. Usarlos menos.
Los móviles se han convertido en una maldición a la hora de relacionarse. O en una bendición, según se mire, claro. En general la percepción que tenemos todos es negativa, sobre todo cuando comprobamos en nuestras carnes cómo en reuniones familiares y sociales estamos más pendientes del móvil y del colega que está lejos que del que está ahí al lado tratando de hablar contigo (y mirando al móvil mientras se lo piensa). Es una pesadilla.
Eso ha hecho que en los últimos tiempos hayan aparecido iniciativas curiosas relacionadas con el bienestar digital que abogan por usar el móvil de forma razonable, no pasarse de cierto tiempo al día y autoimponerse límites para no estar todo el día enchufado a la pantallita. Google y Apple lo han hecho con éxito bastante limitado, diría, en Android e iOS, pero es que ahora la cosa ya no se limita a plataformas móviles, sino a los móviles en sí.
Hay muchos móviles y algún que otro producto diseñados para ese propósito. A mí me encanta el NoPhone, por ejemplo, pero eso es un pedazo de plástico que es una enorme e irónico canto a la situación ridícula que vivimos.
Hay teléfonos que tratan de ser solo eso, teléfonos. Nada smart, diríamos, y ahí tenemos desde la resurrección de los feature phones a proyectos como el Light Phone, que acaba de presentar su segundo modelo con pantalla de tinta electrónica. Minimalista en todo, precioso para hacer fotos en Instagram de que lo tienes y útil para casi nada porque el que tiene móvil lo usa para todo menos para lo que sirve este Light Phone 2.
Luego están productitos simpáticos que uno descubre por ahí. En los Incognichollos (ya sabéis, ofertas a gogó en Twitter y en Telegram) enlazaba ayer un móvil absurdo y maravilloso de un fabricante que apostaba por una pantalla cutre (no táctil) y en el que no había ni cámara, ni lector de huella dactilar, ni apps, ni conectividad 3G o 4G.
Daos con un canto en los dientes, porque lo que sí tiene es soporte GSM y GPRS, reproductor MP3 (con ranura MicroSD) e incluso radio FM. Esa maravilla tecnológica con una autonomía supongo que estupenda tiene un precio absolutamente increíble: 9 euros. Nueve euros, chavales. Como teléfono de rescate para emergencias igual no está tan mal.
Bola extra: una sorpresa llamada KaiOS
Uno pensaría que estamos por tanto condenados a convivir con Android e iOS durante el resto de nuestra vida, pero hete aquí que hay alguna que otra alternativa potente en el mercado.
La más llamativa ahora mismo es KaiOS, ese sistema operativo que está conquistando mercados emergentes a la chita callando. Justo lo que quiso hacer Firefox OS, pero bien hecho, sobre todo porque han tenido el acierto de ofrecer aplicaciones nativas muy importantes para los usuarios. Por ejemplo WhatsApp, YouTube, Google Maps, Facebook Twitter o el asistente de Google, y eso en móviles de gama baja bajísima.
Hasta los renacidos feature phones de Nokia han acudido a esta plataforma, que según Quartz ha logrado superar a iOS como segunda más usada en India por encima de iOS. Tócate las narices. Y es que si no puedes con tu enemigo, no le ataques donde ya tiene todo controlado: métele caña en esos nichos de mercado a los que no puede o no quiere dirigirse.
Eso es lo que ha hecho KaiOS, que me gusta como proyecto y que parece tener sentido como alternativa. No lo he probado y supongo que será básico a más o no poder, pero funciona bien y es barato. Y eso le importa a casi todo el mundo, queridos lectores y lectoras.
Muchos perdedores aquí, desafortunadamente. Casi todos lo son.
Y todos ellos valientes. Qué penita.
No sé si serán cobardes o valientes, pero sí que son necesarios. Es mala idea hacer que la telefonía móvil inteligente dependa de apenas dos gigantes (de un mismo país además). Meego era y es una pasada… BB10 también… dispositivos muy bien pensados para lo táctil , con los gestos se ahorraba bastante tiempo para mil cosas. En cierto modo ha sido una reedición de «VHS vs Betamax» … donde un estándar inferior triunfa abrumadoramente sobre otro. Y luego el tema de la privacidad y el «gratis pero con tus datos, oiga» pues es un aviso a navegantes.
Les deseo suerte a los de Librem, pero es que esto es como el Whatssap y el estándar universal XMPP para mensajería que tumbó Google… El dinero lo puede (casi) todo. Al final es lo que nos permiten usar para comer caliente, el resto la buena voluntad del que quiera.
Lo son, ciertamente Meego molaba, sin duda, y me he dejado proyectos como webOS o Sailfish que tienen aún su pequeño nicho para las empresas que los han acogido. Ha habido un poco de VHS-Betamax, pero me temo que con un escenario muy distinto en el que VHS ya llevaba años asentado.
A la gente le molan la valentía y las buenas intenciones. El problema es pagar por ellas cuando hay cosas más baratas que te solucionan (mejor) la papeleta, aunque sea con esos sacrificios invisibles que todos acabamos asumiendo.
Estimado Javipas, si alguna vez me convirtió en emprendedor tecnológico te rogaría que no invirtiertas en mi proyecto hasta que no esté plenamente consolidado y sea un éxito.
Vamos, que con la racha que llevas con el Ubuntu Edge, el Superbook, y seguro que algo más que no nos habrás contado, miedo da verte con la cartera llena de billetes en una ronda de financiación de una startup. ¡Probrecilla! 😛 😉 :-))))
Como visionario, efectivamente, no tengo precio xD
El problema en mi caso es que mis opiniones en estos temas suelen estar hechas con el corazón y no la cabeza. El optimismo nubla mi mente, y luego pasa lo que pasa. Mira lo que me pasó con el 100M, el horror, y aquello también prometía convertirme en millonario, o casi.
Total, que bien por el comentario. No me hagáis ni caso, que no acierto (casi) ni una.
Al final tu estás diciendo todo el rato la clave del asunto: los móviles que se centran en cosas que no le importan a casi nadie pues al final no venden ni una escoba. Y menos en un mercado tan maduro en que a día de hoy hay móviles para todas las necesidades y todos los precios. Intentar colocar móviles el doble de caros que la competencia equivalente con una motivación de compra tan de nicho como los ejemplos que pones y con tantas pegas al final es suicida.
Pero supongo que de estas ideas «locas» en algún momento puede surgir una disrupción, por lo tanto bien por la valentía de intentarlo.
Tu reflexión en la línea de la de Lambda. Yo creo que esa valentía es necesaria y útil, pero no a quienes la ponen sobre la mesa, que suelen invertir mucho tiempo y recursos para luego fracasar. Pero como dices, de estas cosas salen ideas que pueden acabar triunfando.
Mira a Xiaomi con los Mi Mix que iniciaron la tendencia de los móviles sin marcos (bueno, Sharp ya tenía algo antes, creo). Todos han acabado siguiéndoles y nadie se acuerda de que los valientes fueron aquellos a los que todos acusábamos de copiar indiscriminadamente a Apple. Bien por ellos.
Ahora mismo parecen móviles de nicho, pero nunca se sabe cuándo pueden convertirse en referencia. No sé si te has dejado uno más, el PinePhone que usa KDE Plasma si no me equivoco.
El caso es que podríamos imaginar que Huawei u otros fabricantes apostaran por uno de estos (parece que Huawei corto plazo se han interesado por la versión rusa de Sailfish y deduzco que es para ganar tiempo, pues debe estar más madura que su Harmony OS).
No desdeñaría en absoluto la inciativa de Librem5 que se encuentra en una fase inicial, pero ahí tenemos a la Unión Europea absolutamente interesada en migrar muchos sistemas a NextCloud. Las variables son análogas: Open Source y Privacidad –> Soberanía Digital.
La Unión Europea está precupada por la protección de datos personales en el software y el hardware (Véase el informe alemán sobre la telemetría de Windows)
Bien por la UE, pero ni con ellos detrás tienen muchas opciones, me temo. No es culpa de ni de la UE ni de Purism, claro, es nuestra. Queremos móviles baratos y que no nos hagan envidiar al prójimo que puede enviar fotos (estupendas) de comida (no necesriamente estupenda) a Instagram y reenviar mensajitos en WhatsApp.
Pues a mí KaiOS me ha recordado mucho al S60 de Nokia. Un sistema operativo ligero que también soportaba Whastapp y enfocado a móviles de gama baja-media.
Tiene un aire, sí.
Y que no falte a la lista los nuevos Palm! No sé si cumplirán lo que prometen, no he visto muchos reviews pero sobre el papel parece que tiene un pase para el que necesite lo básico de un smartphone.
https://www.xataka.com/moviles/legendaria-palm-renace-minitelefono-android-apoyo-jugador-nba-stephen-curry (by Javier Pastor 🙂 )
Cierto, cierto 😉
En occidente los móviles con Kaios pegarían un buen pelotazo si Whatsapp permitiese usarse en más de un dispositivo con el mismo número de teléfono,.
Imagínate esos dias, findes, escapadas, etc. de desconexión en los que cambias la sim de tu flamante smartphone y la metes en un nokia «como los de antes», pero con whatsapp. Yo lo tendría ya desde hace mucho tiempo. Porque lo malo de Whatsapp es que, desde mi punto de vista, es imprescindible.
Con un móvil como los de antes no te enganchas al Whatsapp, lo usarías como usábamos los SMS, para mensajes cortitos, poniendo lo imprescindible. Vamos que sería como una dexconexión digital pero sin llegar al autismo digital.
Hola,soy usuaria de fairphone y no puedo estar mas contenta y he tenido iphone4 y iphone6, es cierto que renuncias a ciertas características que solo tiene apple, pero para un uso personal,cotidiano sirve perfectamente, no puedo cambiar el mundo pero intento aportar en lo que puedo y sentirme orgullosa de que el móvil que utilizo no ha sido fabricado gracias a niños explotados en minas ,os animo a echarle un ojo a su pagina y en instragram #wearefairphone veréis las fotos que se pueden hacer
Gracias por el comentario y el apunte al hashtag para ver las fotos Maite, bien por ese granito de arena, espero que mucha más gente se anime.