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Keep Calm and HODL

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Veo el ámbito de las criptomonedas con una fascinación singular. Las descubrí pronto (2011, señores) pero les presté atención muy tarde -como la inmensa mayoría de la gente-. ¿Qué significó eso? Pues que 1) no pude hacerme rico y 2) tampoco hipotequé mi casa para poder comprar bitcoins como hizo algún que otro loco.

Para cuando me di cuenta, la cosa había explotado. En 2017 vivimos un año de lo más agitado en el que parecía que bitcoin se comía el mundo, mientras que en 2018 sucedió lo contrario: la caída en picado hizo que muchos vieran cómo sus planes perfectos para forrarse se quedaban en casi nada.

Pero bitcoin ha vuelto, señores. Al menos eso parece, porque desde febrero la criptodivisa más conocida del mundo no para de subir de valor y lo ha hecho de forma especialmente potente estos últimos días. Empezó el año en 3 700 dólares según CoinMarketCap y ahora mismo está en cerca de 7.900: más de un 100% que una vez más vuelve a demostrar que este mercado está absolutamente loco y es pasto de los especuladores.

Ya lo dije entonces y lo mantengo ahora: esto no es invertir, sino apostar, y aunque conozco a defensores acérrimos de su futuro (¡Uxío, pronúnciate!), yo sigo sin tenerlas todas conmigo porque me sigue preocupando que bitcoin tenga tantas luces como sombras, y que las sombras sean las que más se están aprovechando para fraudes y trapicheos por doquier.

Así que sigo esperando que mis pequeñas inversiones apuestas en criptodivisas den algún día su fruto y me pueda comprar un iPhone XS Max, que ya sabéis que es mi sueño dorado. Bueno, eso y el bajo con jardín (¡pipi!) pero eso es otro cantar.

A mí esto de las criptodivisas me da buen feeling. Que probablemente seguro que me equivoco, pero veo movimientos lentos pero inexorables que dejan claro que este segmento podría (quizás el verbo es «debería») triunfar. No necesariamente bitcoin, que tiene sus limitaciones, pero sí una criptodivisa «bendecida» por entidades financieras, gobiernos u organismos internacionales. Leñe, se me ocurre que el FMI debería crear la suya propia y ofrecerla al mundo mundial sin ánimo de lucro, en plan internet. Algo así. No sé si llegaremos a dar ese paso, pero creo que hay ya suficientes experimentos y lecciones aprendidas como para sacar conclusiones válidas.

Así pues, amigos de las criptodivisas, sed fuertes. Yo lo soy, y esa pequeña cartera en la que tengo una cantidad muy modesta que estoy totalmente dispuesto a perder igual algún día me da una alegría. Si te decides a comprar deberías a gastar una cantidad que te dé igual perder, insisto, y si lo haces, como dicen los seguidores de esto que es casi ya una filosofía de vida, no vendas. Todavía no. HODL.

Hoy la reflexión está dedicada a mk360 y a MordodeMaru, lectores de Incognitosis desde hace años que han tenido el detalle de hacerme un pedazo de donación de 20 euros cada uno por esos 14 añitos que cumplío ayer el blog (¡grandes!). Estaba viendo si podía comprarme algo con esos regalitos económicos recibidos, y vi la camiseta que veis en la foto en AliExpress (me ha costado 11,25 €). Ya es mía, y espero poder presumir de ser un hodler (pequeñito pequeñito) muy pronto.

Estáis a tiempo si queréis hacer un detalle similar: lo que me mandéis por ejemplo a Paypal.me voy a usarlo para comprar bitcoin. Esos 29 euros que han sobrado de la compra los voy a invertir ahora mismo. Qué leches. A por todas.

Hacedme rico, queridos lectores. Forradme. Ya sabéis, en el buen sentido. 😛

Actualización: ya está hecho. Tengo una cuenta en Bitpanda en la que dejan hacer depósitos de efectivo a partir de 25 euros (justito), porque para comprar criptodivisas primero tienes que tener dinero transferido a estos servicios. El proceso, por si os pica la curiosidad, es el siguiente:

1. Se hace el depósito de efectivo, que como era de esperar tiene un coste. La comisión por 29 euros son 0,43 euros. Ostras, menudos fenicios. Bueno, seguro que lo recupero cuando bitcoin llegue a los 1.000 millones de dólares.?
2. Indicas el tipo de pago (hay un montón, cada uno con su comisión asociada, VISA es lógicamente lo más cómodo. Algunos exchanges admiten PayPal, por ejemplo, pero este no. Aceptas los términos que dejan claro que tu transacción queda súper identificada, seguramente para temas fiscales, claro.
3. Para confirmar la operación te envían un código verificación por SMS que luego tú introduces en esa casilla.
4. Se abre una nueva pestaña con la pasarela de pago (no incluyo las capturas, pero os podéis imaginar cómo va el tema, metes los datos de la tarjeta como si compraras unas entradas para el cine)
5. Depósito realizado: ahí está la prueba, tengo 28,57 euros disponibles para invertir apostar en esto de las criptodivisas. Yippie.
6. Esto se pone emocionante: vamos a comprar, comprar, comprar.
7. Salen un montón de posibles opciones de compra de criptodivisas, todo tipo de ellas (las que soporta cada mercado o exchange), yo elijo comprar bitcoin, claro. Metes la cantidad y te dice la equivalencia, lo que vas a obtener.
8. El resumen final de la operación con lo que vas a obtener con tu compra y un minuto para confirmar la operación, que además debes reconfirmar. Por si no te había quedado claro, vaya.
9. Listo. Ya tengo 0,0039 BTC, ¡yippie!

¿Fácil, a que sí? Ahora solo queda esperar a que esto crezca como la espuma y me haga rico. Será gracioso ver en cuánto se han convertido esos 29 euros dentro de un año, de dos o de cinco. Me voy a poner una alarma y así jugamos un poco al juego de la ruleta este todos juntos, ¿os parece?

Lo dicho: si queréis fortalecer mi inversión, adelante. Todo lo que metáis en PayPal.Me (podéis cambiar la cantidad por defecto), ahí que va 😉

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2 comentarios en “Keep Calm and HODL

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