Voy muy poquito al cine, pero ayer hice un hueco en mi apretada agenda mi mujercita me liberó de mis deberes conyugales (ganándose unos jugosos matripoints) y aproveché para ir a ver ‘Dunkerque’, una peli a la que tenía muchas ganas y que precisamente quería ver en el cine para sacarle todo el jugo a la experiencia.
La fui a ver en una de las pocas salas IMAX que hay en Madrid, en los Cinesa de Parquesur, porque la idea era precisamente la de disfrutarla tal como el director, Christopher Nolan, la concibió. Se ha hablado mucho de esa vuelta a los 70mm que ahora apoyan otros directores como Tarantino o J.J. Abrams, y quienes entienden de esto —el propio Nolan lo explicaba en este vídeo— dicen que el formato aporta muchas ventajas. Yo quería creérmelo, aunque no leí el excelente artículo de Vox en el que llegaban a una conclusión clara: si vas a ver ‘Dunkerque’, lo mejor que puedes hacer es verla en IMAX.
Salí de la película agarrotado, pero en el buen sentido. Agarrotado por una tensión constante, una banda sonora alucinante que hubiera ido igual de bien (creo yo) con ‘El Resplandor’, unos efectos sonoros taladrantes y unas actuaciones brillantes. La vi doblada, eso sí, y algunas voces (como la de uno de los secundarios de lujo, Mark Rylance) sonaban un poco ridículas, pero la película me encantó. Muy distinta a lo que esperaba (si vais con la idea de encontraros con un ‘Salvar al soldado Ryan II’, olvidaos), pero quizás precisamente por eso fantástica.
¿Valió la pena verla en IMAX? Aquí llegamos al meollo del asunto. Tendría que verla en una sala normal, pero sinceramente, no noté nada especial. No sé si a mis oídos de corchopan deben sumársele los ojos de ñafotudo, porque aunque obviamente noté enseguida ese singular formato ‘cuadradote’ de la pantalla, no experimenté una inmersión mayor de la que suelo experimentar por ejemplo en Kinepolis, donde suelo ir para ver otras películas.
De hecho, las diferencias con el cine en casa que tengo en mi salón son, salvando las distancias, mínimas. Y ahí está el problema: que la experiencia en casa suele ser lo suficientemente buena. Aquí obviamente hay puristas que defenderán que no hay nada como la experiencia del cine, pero aquí tendré que pecar otra vez de rarito: yo en mi casa veo las películas quetecagas como un marqués.
Mi proyector 720p, mi pantalla de 100 pulgadas de diagonal y mi sistema de sonido envolvente 7.1 son actualmente de clase B (o C). Si le unimos el coste del MediaCenter desde el que lo controlo todo (antes una Raspberry Pi 3, ahora el Chuwi HiBox Hero) y algún que otro accesorio, diría que he invertido unos 1.500 euros en todo. Una cantidad muy baja para poder pedir milagros, pero que a mí, la verdad, me resuelve la papeleta.
Algún día (no muy lejano, espero) quiero montarme una sala en condiciones. Una en la que invertiré lo que pueda (sin hipotecarme) para poder disfrutar aún más de esa experiencia casera que, yo creo, ya tiene poco que envidiarle a las salas de cine convencionales. Incluso una buena televisión de 55 pulgadas, hoy a precios de risa, te puede ofrecer una experiencia más que decente a la hora de disfrutar del cine. Una que, insisto, ya es lo suficientemente buena.
Eso hace cada vez más difícil que el cine resulte atractivo. Los 10 euros que tienes que pagar de media se unen al desplazamiento, la potencial masificación, los 10-15 minutos de anuncios previos (esto es en sí mismo alucinante), el impuesto revolucionario de las palomitas (importadas de DisneyWorld, supongo) y el potencial brasas del asiento de alrededor dándote la película con los kikos infiltrados y las toses. Son muchos hándicaps que, eso sí, pueden verse compensados por una calidad de sonido y de imagen que difícilmente igualarás en tu cine en casa doméstico (a no ser que te gastes una fortuna). Al final ir al cine en familia (que es mi caso) acaba siendo un lujo que para mí tiene muy poco ROI, así que la inmensa mayoría de las veces me ahorro esa pasta para invertirla en otros temas que me compensan más.
Es una pena y me temo que no hay vuelta atrás, pero creo que el futuro del cine está en el hogar. Sean Parker (todos seguimos creyendo que es Justin Timberlake, pero no lo es) lleva algún tiempo trabajando en su Screening Room, una plataforma para hacer que una película se estrene simultáneamente en cine y en streaming, permitiría que cada uno eligiera cómo disfrutar de esas películas. Uno no tendría que esperar a piratear que saliese en Blu-ray ‘Dunkerque’ para verla, porque estaría disponible en plataformas de streaming tipo Wuaki, Apple TV o Filmin. Me temo que la idea es inviable hoy en día en servicios como Netflix que son rollo tarifa plana, pero aquí supongo que esta gente haría movimientos para adaptarse a una revolución como esta.
Es una idea coherente y genial que se ha intentado en nuestro país (creo que a Paco León no le fue del todo mal) pero que lógicamente tiene a todo un sector en contra. Las salas tradicionales de cine tendrían ante sí un freno aún más importante para que los espectadores acudieran a ellas a ver las películas, pero aquí volvemos al dilema del innovador. Si alguien lo está haciendo mejor que tú y se está adaptando a los tiempos, quizás sea por algo.
¿Perdería la industria del cine dinero? Lo dudo mucho: mucha gente quiere pagar por una buena experiencia de usuario, pero si no se la dan, se buscan las castañas y piratean, sin más. Es lo que ha pasado con Spotify o Netflix en el terreno de la música y la televisión, y es lo que creo que acabará pasando en otros ámbitos como en el del cine (y como he comentado muchas veces, en el de los medios de comunicación). Seguro que seguirá habiendo piratillas, pero creo que la mentalidad del todo gratis al que estamos tan adobados los españoles y, en menor medida, el resto de seres humanos de este planeta solo busca una alternativa razonable y justa.
Yo hubiera pagado 5 o incluso 10 euros sin pensármelo para ver ‘Dunkerque’ en mi cine en casa, con mis palomitas españolas marca blanca y con mi mujer o incluso con amigos (sí, aquí, como en Netflix o Spotify, que vivan los pases familiares). Y seguramente pagaría por ver muchas pelis que al final pirateo espero a que salgan en Blu-ray o en Netflix y que simplemente no me llaman tanto la atención como para ir a ¿disfrutarlas? —encima eso: puede que la peli acabe siendo además una castaña— en un cine.
Si algún alto cargo de la industria me lee, que no lo creo, quizás el mensaje le sirva de algo. Probablemente no, y probablemente me salte con su tradicional defensa de un negocio que como el del taxi o el de los alquileres de casas (por citar dos ejemplos claros que, eso sí, necesitan regulación adecuada) se cree que esos derechos adquiridos son eternos e inmutables. Afortunadamente no lo son, y lo que debería hacer esa industria es aprender la lección de quienes sucumbieron al citado dilema del innovador. Miren a Blackberry y a Nokia y contémplense a sí mismos, señores. El cortijo del cine tiene fecha de caducidad.
Afortunadamente para (casi) todos.
Gran comentario, me siento totalmente identificado.
En casa con mi proyector 720p, pantalla de 90 pulgadas y equipo de sonido básico de 300 euros veo el cine y las series disfrutando experiencia casi idéntica al cine sin molestos y ruidosos compañeros de sala.
También tengo una televisión de 55′ pero nada que ver con el proyector… la única pega es no tener más tiempo para disfrutarlo
Maldito tiempo 😛
Veo los precios del cine en España y a veces me pongo a pensar que fuera el cine con esos precios en México.
Una entrada media (adulto) en la mejor empresa de cines aquí (Cinépolis) cuesta $55.00, lo que al cambio en euros serían aproximadamente 2.66 Euros. Lo que yo pago por mi y 3 personas más es lo que pagas por un boleto individual. Es demasiado hilarante.
Supongo que también depende de cosas como la renta per cápita, pero sí, los precios aquí más que para reírse son para llorar.
Para mí son experiencias distintas. A mí el cine me mola, aunque es cierto que voy poquísimo. Pero si lo pienso, al salón a ver la tele, menos aún : /
No estoy tan seguro de que sean experiencias muy distintas, sobre todo una vez estás sentado en el sofá. Con una buena pantalla y buen sonido dudo que las cosas sean al final tan diferentes…
La industria del cine luchará con todas sus fuerzas contra el estreno simultáneo en salas y plataformas online. Aunque sea el mismo precio, ir a ver un estreno al cine con tu familia te puede costar, pongamos, 40€. Verlo en tu salón te costaría 10€ e incluso podrías invitar a tus vecinos.
Como bien dices, demasiados inconvenientes para un precio tan caro. Por no hablar del tema de los anuncios. Me parece vergonzoso que me hagan pagar para ver publicidad…
Lo de los anuncios es de traca, desde luego.
Vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el nuestro.
Siento ser tan borde, pero es que es de cajón.
No te pillo, a ver si puedes explicarte un poco. Suena a defensa de publi antes de las pelis, curioso.
Me alegra mucho que te haya gustado lo último de Nolan, Javi. Yo aún no he podido verla, pero tu opinión me anima a buscarle un hueco lo antes posible. Confío en tu criterio. Y, en lo que concierne a tu próxima sala de cine en casa, eso está hecho. Cuando quieras nos ponemos a ello 😉
Dame un poco de tiempo para ahorrar y le damos duro 😛 Un abrazo Juanky!!
Javi:
Comparto tu sueño, deseo que en muy poco tiempo -ó quizá algo más- podamos elegir si ver un estreno en la sala o en un cine, pero mientras eso llega, en lo personal el cine lo disfruto en experiencia 4DX (Imax+3D+butacas que se mueven, aromas, agua) y creo que esto debería ser hacia dónde se debe dirigir el cine, a brindar experiencias que te hagan premiar las Salas versus tu casa.
Ojalá viva para ese modelo de negocio.
Esa es una buena forma de diferenciarse para las salas de cine, cosas que en tu casa es difícil integrar. Y aún así no estoy seguro de que compense esa inversión, pero oye, como alternativa Premium mola.
Así es, y de hecho, cuando acudo al Cine si no la veo en dicho «formato» la experiencia no es tan especial. Creo que hacia allá deben de dirigirse la industria del cine, apostar por películas más inmersivas (Premium) que hagan 1) abaraten los costos al hacerlo masivo y 2) no perder «clientes».
Ojalá lleguemos a un punto en dónde, pagando claro, tengamos el poder de elección entre una sala de cine o tu sofá.
Saludos.
No sé por qué no puedo responderte en el thread (aunque tengo una teoría, veremos si se cumple), respecto a lo de la paja en el propio y la viga en ajeno: te quejas de que en el cine al principio te ponen diez minutos de publicidad… Tu aquí pones un 50% de tu entrada con publicidad. La única diferencia es el precio… y su valor intrínseco.
A ver, yo creo que hay una pequeña diferencia: este blog puedes leerlo sin pagar y el el cine pagas una entrada para ver la película (y a precio de sangre de unicornio, por cierto)
De lo de responder en el hilo ni idea, raro raro. Como dice Alan, el contenido es gratis. En cuanto al valor del contenido, ¿»intrínseco» a qué? Como ocurre con las películas, el post te puede gustar más o menos.
Dicho lo cual, Rfog, no entiendo por qué sigues viniendo por aquí. Por tus comentarios diría que no te compensa.
Primero te intentaré explicar por qué me paso de vez en cuando por aquí, aparte de la broma de que lo mismo es que soy masoca, o un poco (bastante) troll. Haciendo lo largo corto: me gustan muchas de tus opiniones (aunque no las comparta), pero no me gusta lo que te estás haciendo a ti mismo y al blog. Pregúntate a ti mismo cuánto dinero sacas del blog y si vale la pena la posibilidad de que te llamen «vendido» por poner publicidad en él. O de que no te lean por la publicidad, o por ambas cosas. Claro, eso si tu intención es la de que te lean. Si es la de ganar dinero… mal vas.
Respecto a lo de la publicidad en el cine y aquí: efectivamente, en el cine pagas y aquí no. Al cine vas a ver una supuesta obra de arte, aquí vienes a leer la opinión de alguien, como en la sección de opinión de un periódico. Yo desde luego no pago por leer la opinión de nadie, y con lo de intrínseco me refiero al blog. Es decir, que el blog no es una entidad que te ayude en nada, es un sitio de opinión cerrado sobre sí mismo, no ofrece más valor añadido que tus opiniones y la publicidad que pones. Al menos en el cine, tienes la peli, que te puede (o no) entretener. Aquí está tu opinión y la publicidad.
Y ya que estamos, aunque me toque mucho los cojones que censures algunas de mis entradas cuando te doy caña, creo que al ser un lugar de opinión lo acepto igual que aceptaría pulpo como animal de compañía (o sea no muy bien), y eso no quiere decir que en algún momento me pilles con los cables un poco cruzados y te de caña desde el mío.
Bien por el comentario, y si alguien tiene esa sensación por los Incognichollos, puede dejar de leerme o de leer esa parte. ¿Me gustaría que esto me sirviera para tener unos ingresos extra? Por supuesto, y es por lo que desde hace años he intentado activar Patreon, los micropagos y ahora los Incognichollos. ¿Ha variado eso el contenido? Ciertamente las ofertas de los viernes y los Incognichollos están ahí, pero no escribo menos de lo que lo hacía (de hecho, escribo más) y tampoco se ha modificado mi criterio. Si lo hace, mal vamos. En ese caso me dais un toque (como el que estás dando tú) para evaluar dónde y cómo estoy y dónde y cómo quiero estar. Ahora mismo, estoy donde y como quiero y no me parece que los cambios hayan convertido el blog en otra cosa.
En cuanto al cine y al blog, igual buscamos cosas distintas. Yo en el cine la inmensa mayoría de las veces busco entretenimiento, porque eso es lo que te ofrecen muchas de las películas que me gusta ver. Hay algunas que te tocan un poco más y otras menos, pero al final lo que obtengo es eso: un buen rato.
Que es exactamente lo mismo que pretendo lograr con Incognitosis.
Me alegro de que entiendas de que ciertas opiniones no tienen cabida aquí, sobre todo si no veo argumentos razonables detrás. Me puedes poner a caldo (de hecho lo haces), pero no por las buenas. Este comentario es un buen ejemplo de una crítica sólida, así que ele, a seguir así. Si no, ya sabes, haré buen uso de mi poder absoluto en Incognitosis.
E insisto, todo lo que dices me hace reafirmarme. Quizás deberías dejar de leer Incognitosis, no sé, yo si estuviera en tu lugar creo que lo haría.
Saludos.
De hecho no te leo mucho, solo cuando algún colega me avisa de esto o de aquello (supongo que para que te de caña, ya les vale, ja ja), y si entro es por lo que ya te he dicho: pese a no compartirlas la mayor parte del tiempo, me gustan tus opiniones.
Puede sonar contradictorio, pero me pasa como cuando la jefa me pregunta por qué estoy leyendo un libro que no me gusta (y despotrico en voz alta), y mi respuesta es para decir que no me gusta y fundamentarlo. Como dijo aquél, en el buen sentido de la palabra, para vencer al enemigo hay que conocerlo, aunque en tu caso (y otros), más que «enemigos» se trata de conocer otras versiones opinadas.
Por cierto, lo de «Recibir un email con los siguientes comentarios a esta entrada» no me está funcionando, no al menos con los comentarios a los comentarios.
Vaya, pues me alegro de que aun estado en contra de mis opiniones muchas veces al menos tengas esa curiosa afición a leerlas. La mayoría de la gente se encierra en su «cámara de eco» y se rodea de todo aquello que refuerza sus convicciones. Minipunto y punto para ti, aunque por otros comentarios del pasado, como digo, nunca lo hubiera dicho. Solías sonar bastante a trolaco.
Miro lo de los comentarios a ver si puedo solucionarlo gracias por el aviso. Ahora va a resultar que esto es el principio de una hermosa amistad. Manda narices. Por no decir otra cosa.
Hola. Antes iba mucho al cine pero cada vez voy menos, la experiencia ha empeorado y mucho, por ejemplo en los Yelmo de Tenerife han cerrado las taquillas y ahora tenemos que hacer cola para comprar la entrada con gente comprando comida y refrescos en el bar, una tortura. Además la gente no respeta y usan bolsas de fritos (adquiridas fuera seguramente) que hacen un ruido tremendo, más los moviles dantote con su luz en plena cara, incluso en media película… Y lo peor es que la peli mas interesante de la semana por regla general no se estrena en la isla.
Como digo antes era un apasionado de la sala de cine, pero así ya no.
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