Hoy he tenido un día poco productivo en cantidad, pero muy completito a nivel periodístico. Muy de llamar e investigar. El resultado ha sido este reportaje sobre HackingTeam y cómo ven lo ocurrido en los últimos días algunos de los expertos en seguridad más conocidos en nuestro país.
Ya lo experimenté cuando asistí a Rooted CON -eventazo, aunque demasiado técnico para mí-, pero es sorprendente el buen rollo y la disposición que la gente de este ámbito tiene a la hora de compartir información e impresiones con gente mucho menos metida en el ámbito de la seguridad informática. He tenido el placer de hablar con Román Martínez, Chema Alonso y Yago Jesús -tres referentes en este segmento- y aunque me encanta hablar con ellos de estos temas, siempre acabo esas charlas con una sensación inquietante.
La de que es (casi) imposible sentirse seguro.
Afortunadamente (supongo) esa sensación se pasa. Uno vuelve a su rutina y acaba inmerso en ella. No piensas demasiado (o nada) en qué bicho estará metido en tu ordenador. Mejor así (supongo). Ya sabéis, lo de la ignorancia da la felicidad. Pero es que es más que probable que algún bichejo tengas. Hay demasiada gente esforzándose por plantarte los bichos de marras donde menos te lo esperas, pero en los últimos tiempos la cosa se está poniendo especialmente complicada. Es una distopía light, pero distopía al fin y al cabo. La de que hagamos lo que hagamos no hay forma de lograr la seguridad perfecta.
Que es precisamente lo que confirman una y otra vez estos expertos, que incluso dedicándose a ello van muy por detrás de los malos. Porque es mucho más fácil (ciber)atacar que (ciber)defender, y porque el común de los mortales sabe lo justito de ordenadores y no tiene ni tiempo ni ganas de cifrar su correo, de actualizar (o instalar) el antivirus o de abrir sesiones privadas de navegación para según qué cosas. No digamos ya instalar Tails en una máquina virtual para gestionar servicios delicados como los bancarios o ciertos mensajes. Déjate. Qué fatiguita.
La pereza es una de las grandes aliadas de los cibercriminales, pero también lo es la desinformación. Por aquí los medios hacemos lo que podemos, y eso que tenemos ciertos recursos. Las empresas de antivirus, por ejemplo, suelen mandar mucha nota de prensa catastrofista, lo que contribuye a convertirlas casi en algo rutinario. Ya no sorprende ni asusta que el 99% de los dispositivos Android sean vulnerables a esto o la última versión de Windows lo sea a lo otro. Nos hemos vuelto peligrosamente pasivos (o pasotas) ante esos datos. Porque de nuevo, la ignorancia da la felicidad.
Que es precisamente lo que deben pensar en los telediarios. Manda huevos que con todo lo que está pasando en el mundo tecnológico a diario estos programas no tengan una sección fija en lugar de tanto sorprenderse con que en verano hace calor (¡pipi!). Menos perogrulladas y más información, por favor. La cobertura de temas como los que han afectado a las filtraciones de Snowden o este último escándalo de HackingTeam brillan por su ausencia, pero por supuesto hay mucho más que debería tener su sitio en estos informativos tan 1.0 que tenemos. Teniendo en cuenta lo importante que sigue siendo la televisión para informar, quizás tendría sentido comenzar a mimar a una tecnología sin la que esos telediarios seguirían anclados en el periodismo de los 80.
Así nos va.