Hace unos días publicaba en Xataka “Así es la nueva generación de software para empresa que triunfa“, un repaso a la nueva situación del software empresarial que todo tipo de startups están impulsando con servicios de lo más atractivos. Slack es hoy en día absoluta protagonista como aglutinadora de la comunicación empresarial -el correo electrónico no funciona en la empresa, dicen– pero en realidad hay un montón de servicios y aplicaciones web que prometen a todos los emprendendores facilitar todas esas engorrosas tareas que hacen que los trabajadores produzcan y que los clientes estén contentos con el resultado.
El problema de ese enfoque es que es muy de startups, claro. Las empresas tradicionales suelen tener sus procesos muy mascados y asentados, y que les vendan la moto de la nube es mucho más complicado. Aquí la clave es el famoso “si funciona, no lo toques” que también podríamos combinar con el “mejor malo conocido…“, aunque éste último refrán sea cuestionable: hay mucha paja también en la omnipresente nube, así que el “bueno por conocer” puede no ser tan fantástico como nos quieren vender los defensores de esa nueva filosofía de trabajo.
Lo cierto es que aquí hay dos grandes sectores enfrentados. En primer lugar, los que ofrecen soluciones en la nube, que normalmente son desarrollos de startups pensados para otras startups pero que quieren ir a más. Aquí tenemos ejemplos en todas esas categorías con esos acrónimos tan mareantes de SaaS, PaaS o IaaS, entre otros, y que apuestan por ese enfoque en el que tanto las aplicaciones como los datos no están en tu PC o servidor local, sino en otro que tú no controlas directamente. Qué miedito. O no, claro.
Por otro, el sector más tradicional que sigue apostando por refinar mecánicas de trabajo tradicionales en las que los datos y las aplicaciones corren totalmente (o como mucho, en buena parte) en local: en los puestos de trabajo de la oficina, y en los servidores que esos directivos y empresarios han decidido que prefieren tener a buen recaudo. Aquí entra el debate sobre las copias de seguridad (al menos ahí hay que sacarlas también fuera), pero esta filosofía ha funcionado muy bien durante años y parece que seguirá haciéndolo para clientes que confían en estas soluciones. Las propuestas son muchas y muy claras: desde cosas “mundanas” como el cliente de correo Outlook a la suite ofimática Microsoft Office a soluciones mucho más ambiciosas que proporcionan todo tipo de empresas que ofrecen servicios similares a los de Sage como proveedores de ERP, de CRM, de bases de datos, de trabajo colaborativo o de inteligencia de negocio.
Como siempre, lo mejor de todo este singular galimatías es que el empresario tiene todo tipo de opciones a su disposición. Que comprenda las ventajas e inconvenientes de cada una y que las aplique de forma adecuada a su estrategia de negocio es otro tema, pero desde luego por alternativas que no falte.
Eso sí, señores empresarios: si funciona, no lo toquen.
Imagen | Javier Prieto
Perdona que en ésta ocasion mi comentario no se refiera al asunto del post, pero me gustaría que en algún momento apareciera tu reflexión personal sobre Tidal. Me parece un asunto suficientemente interesante.
Gracias por anticipado.
Hola Pablo… la verdad es que no he leído nada apenas sobre el tema, no me parecía muy interesante. Igual este enlace que publicó una compañera de Xataka te sirve:
http://www.xataka.com/aplicaciones-y-servicios/es-tidal-el-fracaso-mas-espectacular-de-los-fracasos-de-companias-de-internet-en-anos
¡Saludos!