El pasado 9 de marzo Om Malik anunciaba en su blog el cierre de GigaOm, uno de los medios online legendarios en el segmento tecnológico. La noticia generó un buen montón de artículos y tuits tanto de seguidores de la publicación como de su equipo de redactores, y a lo largo de la semana han aparecido análisis más concienzudos sobre esa inesperada noticia y las consecuencias que han podido provocar el fin de una publicación que aparentemente iba estupendamente.
No era así. En Re/code Peter Kafka explicaba cómo el modelo de negocio de GigaOm no había logrado dar los resultados esperados a los inversores de capital riesgo. Esa es la clave del cierre. Que GigaOm basó su apuesta de futuro en ese capital riesgo -también lo comentaban en Digiday-, algo que permitió que la empresa creciese de forma notable (70 empleados) para defender un modelo de negocio que a priori parece extrapolable a cualquier otra publicación online hoy en día. ¿Cómo ganan dinero los medios digitales?
En el caso de GigaOm existían 3 vías muy conocidas y extendidas en la industria: publicidad, eventos, y suscripciones a GigaOm Research. El problema es que esas tres fuentes de ingresos probablemente no daban tantos ingresos ni para mantener los sueldos de la plantilla ni para hacer frente a los los intereses de los préstamos y créditos que por lo visto GigaOm había pedido para tratar de mantener su crecimiento. El capital riesgo es un aliado peligroso. Y lo es porque lo único que le importa es que el negocio sea rentable. Da igual cómo. Kafka daba sus estimaciones de lo que costaba pagar las facturas en GigaOm mes a mes:
But, by the end of last year, Gigaom still had significant debt to service — people familiar with the company said it was spending around $400,000 a month on rent and interest payments.
Mucho dinero. Y por lo que parece en GigaOm no lograban ingresar esa cantidad mensualmente a pesar del hecho de que la publicación y sus redactores hacían -por lo que sé- un trabajo impecable (aquí coincido al 100% con la reflexión de Slate). Nada de periodismo tecnológico barato, nada de click-bait, nada de «salir primero es lo importante«. Aquí GigaOm me recuerda un poco a ArsTechnica, un medio distinto en su enfoque -más técnico- pero que que también prescindía y prescinde de la inmediatez en favor de un análisis sosegado y racional de esa noticia o tema. Un análisis que pocos medios hacen (en Xataka el intento es ese, aunque la inmediatez sigue siendo importante) y que yo creo que es fundamental para salir del bombo de la mediocridad en esos medios del me too.
De los análisis que se han publicado sobre la situación de GigaOm me gustan por ejemplo el que han realizado en AdAge, donde se preguntaban si lo que le ha pasado a GigaOm le podría pasar a otras publicaciones. No, desde luego, si esas empresas de capital riesgo no están detrás y tratan de salir del paso por sus propios medios. Hay grupos editoriales muy potentes que recientemente han aceptado inversiones de empresas de capital riesgo (Vox Media, Vice, Buzzfeed), pero detrás por ejemplo de BuzzFeed hay una apuesta tecnológica muy importante, tal y como demuestran esta infografía, este fantástico análisis de Inc, o el mucho más reciente análisis de Ben Thompson en el que este analista nos daba una sorpresa: ‘BuzzFeed does not do clickbait’. Yo no estoy demasiado de acuerdo con esa sentencia, y aunque no leo demasiado BuzzFeed la sensación que tengo es que no paran de dar pasos en el sentido adecuado. Pero sigamos con nuestro protagonista, GigaOm.
Porque otro análisis curioso es el de NiemanLab, cuya editora afirmaba que los editores deberían conocer las finanzas del grupo. En GigaOm los redactores no tenían ni idea de cuál era la situación económica y ninguno se imaginó lo que se les venía encima estos días, así que quizás hubiesen agradecido que la empresa hubiera sido más transparente al respecto. Yo no lo tengo tan claro: he vivido la desmembración de un grupo editorial (de mis tiempos en PC Actual y The Inquirer ES, cuando primero formábamos parte de BPE, luego de VNU y por último, según quien, de NetMedia/RBA/BPS). No teníamos los detalles -no sé si eso hubiera ayudado-, pero sabíamos que la cosa no iba bien, y trabajar con ese ambiente es, creedme, una castaña. Por no decir otra cosa. Dudo que las altas esferas hubieran aceptado sugerencias por parte de la plantilla editorial y de redacción -para ellos éramos casi números de la seguridad social- y lo poco que sabíamos solo servía para que uno trabajase sin entusiasmo.
Esa sorpresa por lo que pasó se demuestra por ejemplo tanto en el post que Matthew Ingram -uno de los redactores clásicos de GigaOm y, para mi, referente por sus frecuentes reflexiones sobre medios online- publicó en Medium como en las entrevistas que concedió, por ejemplo, a Columbia Journalism Review. En ellas Ingram no cuestiona el modelo, y deja claro que en GigaOm sabían a lo que se exponían con esa apuesta aunque no saliese bien:
Did Gigaom fail in its attempt to reach that goal? Yes. But that doesn’t mean the goal wasn’t worthwhile, or that what we built while striving to reach it was any less great.
Al final, unas cuantas lecciones aprendidas. La primera que el capital riesgo te pone unas esposas de oro (palabras de Ingram). La segunda, que hacer un trabajo de calidad no garantiza nada (qué triste). Y la tercera, que incluso combinando esos tres sistemas de monetización (publi, eventos, suscripciones a contenidos ‘premium’) la subsistencia de un medio digital puede ser una utopía.
Y ahí están BuzzFeed y su absoluto dominio de las redes sociales, The Verge comiéndose a la competencia (cuidado, y haciéndolo muy bien) gracias a un talonario que parece no tener fin (veremos) o un The New York Times que siendo absoluto referente en periodismo y que a pesar de ello lo está pasando regulín en esa transición a lo digital.
Para quienes trabajamos en los medios el futuro de este negocio es cuando menos complejo. Este no es un debate que yo plantee de nuevas: la cultura del todo gratis campa a sus anchas en contenidos, los anunciantes tienen una posición de poder que estrangula incluso líneas editoriales, y no hay soluciones a la vista que centren los ingresos en los lectores y no en la publicidad. Que una publicación como GigaOm haya desaparecido es una prueba inequívoca -además de lamentable- de que incluso siendo un referente de seriedad y calidad tu apuesta periodística -sea tecnológica o no- puede no tener valor alguno. Y es tan solo un ejemplo de muchas otras publicaciones, como mi querida y añorada PC Actual. Tremendo.
Actualización (16/03/2015): Atentos a la crónica de Michael Wolf -que durante años se encargó de llevar Gigaom Research- sobre el tema, que da muchas y buenas pistas sobre el tema. Tanto los eventos como los contenidos de pago eran exigentes en recursos, pero tras leer el texto completo una cosa parece aún más clara: en Gigaom tenían costes operativos demasiado elevados. Demasiada plantilla, demasiado gasto en oficinas, y, desde luego, demasiado gasto para pagar los intereses de los créditos ofrecidos por las rondas de inversión. La sensación es por tanto la de que la empresa quiso crecer a lo grande en un mundo, el editorial, que debe crecer «a lo pequeño«.
Buenas Javi. Me estreno en tu blog y aprovecho para felicitarte por su gran calidad.
Como te puedes imaginar, me interesan mucho todas las reflexiones que haces sobre la viabilidad de las publicaciones online. El caso de GigaOM parece atípico, pero creo que es labor de los medios ofrecer la calidad y los alicientes que inclinen al lector, ya sea para consumir publicidad, pagar contenidos o acudir a eventos. El problema es que en una cultura de gratuidad absoluta, las cartas están marcadas.
Empiezo aportando muy poca cosa y no tengo ni idea de cómo puede arreglarse todo esto, pero a partir de hoy estaré atento a lo que tengas que decir 😉
Ya sabes lo que dicen, más vale tarde que nunca Xavi!! 😉 Como dices en el tema de medios online la cosa está complicada, y quien busque hacerse rico mejor que se vaya a otros campos. Al menos de momento. Yo solo veo salida con algún tipo de sistema de suscripción multitudinario (que agrupen a grandes grupos editoriales) tipo Orbyt (que acepta a otros medios fuera de su grupo editorial) pero parece muy complicado que algo así salga adelante.
Seguiremos comentándolo, seguro. Esto se mueve mucho. ¡Un abrazo!
Disculpas por el comentario tardío. Me he desconectado unas semanas.
Yo creo que el problema de los medios *online* es que pierden de vista al cliente final. Como bien se cuenta en el artículo, el requisito imprescindible para el éxito de cualquier medio de prensa es el respeto por el lector. No es el único, pero sí insoslayable.
Luego, todo depende de las habilidades de gestión que tengan los que dirijan el invento, sea una organización amplia o una empresa unipersonal. Existen ejemplos de calidad y buena gestión en los que inspirarse. El mismo Ingram mostraba algunos en sus entradas en GigaOm.
Aquí cerca tenemos a eldiario.es y, más lejos, tidbits.com lleva casi 25 años manteniendo un negocio con honestidad que supone un servicio incalculable para los usuarios de Apple. Eso sí, no tienen aspiraciones de convertirse en grandes corporaciones de medios. Cuando vendes tu independencia y compromiso a un inversor cuyos intereses colisionan con los de tus lectores estás perdido.
No te preocupes Miguel, más vale tarde… 🙂 Yo creo que GigaOm no traicionó a nadie salvo, quizás, a sus inversores, que querían un crecimiento más rápido del que podían dar. Siempre me pareció un medio honesto y sincero que evitaba los atajos y en el que los contenidos estaban muy bien tratados. Pero claro, no conozco el caso de cerca, y de hecho me vas a matar pero no conocía tidbits.com. Le echaré un vistazo, pero desde luego en el caso de ElDiario.es la filosofía me parece muy correcta.
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