Se rumoreaba que El Mundo daría el salto a un modelo de pago por suscripción, y el diario lo ha confirmado oficialmente con un anuncio en el que, irónicamente, ni se ha mencionado la palabra clave de ese «cambio de piel» (frase horrorosa). Que no es otra que paywall, o muro de pago. Como suele suceder con estos términos sajones tan melodramáticos, tan de Juego de Tronos, es que su traducción chirría en nuestras orejitas, a las que les encanta que usemos las palabrejas en inglés, que molan más. O que son más cool, como quieran Vds.
Pero no estoy aquí para debatir sobre el idioma, sino sobre lo que harán en El Mundo con una edición online que seguirá el modelo «suave» (soft paywall) de otros eminentes periódicos como The Financial Times o The New York Times. Puedes ver 25 contenidos por mes (en los dos casos anteriores la cifra es de 10) antes de que te salte un precioso pop-up que te informe de que ya no podrás leer más hasta que comience el próximo mes… a no ser que pagues.
El argumento de los medios que han decidido poner en marcha un paywall es claro: si quieres calidad de contneidos, paga. The Wall Street o The Boston Globe son aún más exigentes y no dejan ver nada (o casi nada) si no pagas, pero la inmensa mayoría de los medios permiten el acceso completo a sus contenidos por la patilla, y se alimentan de una publicidad que no da ni de lejos los ingresos que daba en medios impresos.
Personalmente creo que en nuestro país este tipo de medidas no pueden tener éxito salvo en un único caso: que todos los medios «relevantes» se aliaran en una plataforma única de acceso con un modelo de pago por suscripción. O un paywall universal, si queréis llamarlo así. El País ya intentó funcionar con pagos en sus primeros pasos en Internet, y su decisión le costó muy cara al diario, que vio como El Mundo se convirtió en la fuente de información preferida de los lectores españoles, maestros en el arte de buscar alternativas gratuitas. Porque creedme: si hay una alternativa gratuita que ofrezca contenidos de similar calidad y cuyo acceso sea sencillo, la alternativa de pago no tendrá futuro.
Es lo que está pasando con las películas, lo que ha pasado toda la vida con la música, y lo que pasará con los medios online como los que sirven para que yo y otros compañeros nos ganemos el pan. Puede que lo que yo escriba le encante a alguien –gracias a todos los que me seguís, no os preocupéis que por aquí de paywall nada– pero en muchos casos la información que yo doy está disponible en otros medios. Probablemente peores (seguro, je) en ciertas cosas, pero también probablemente mejores en otras.
Por supuesto, el argumento esgrimido por Pedro Jota es el de la calidad de los contenidos. Si todos los contenidos fueran de calidad, y no hubiera otros en otra parte, ese as le serviría de algo. Pero no es el caso. No leo demasiado los periódicos generalistas, pero puedo trasladar esa realidad a los medios que sí leo, los tecnológicos. No hay uno solo que tenga calidad, y desde luego aquellos que la demuestran no lo hacen continuamente.
Así que yo lo veo bastante claro: si El Mundo, El País y el ABC (por poner un ejemplo) se unieran en un paywall comunitario –quizás con porcentaje de ingresos en base a los lectores que acaban en cada diario– los lectores probablemente consideraran más seriamente pagar por tener acceso a cualquiera de los tres. El Mundo hace algo parecido en realidad con Orbyt, pero el problema es que fuera de Orbyt siguen existiendo contenidos de calidad sobre exactamente los mismos temas que tratan los editores de El Mundo. De hecho, hay modelos incluso más interesantes en la actualidad, como esa especie de financiación colectiva que ha logrado sostener buena parte del negocio de El Diario.es, una propuesta innovadora en ese sentido que solo conozco muy por encima pero cuyos resultados y transparencia son alentadores.
Me temo que la idea de El Mundo es equivocada, y que se la van a pegar a base de bien. Pero supongo que tenian que intentarlo. A falta de ver qué preparan con ese cambio de piel del que tanto hablan –veremos esa edición online mañana– lo del paywall tradicional no creo que triunfe mucho. O nada.
[Actualización (5/11/2013, 10:10)] Recién visto el rediseño en dos minutos (esta página con un parallax promocional tampoco es especialmente destacable), me parece un salto muy mediocre. Abandonan las fuentes Serif (que precisamente dan carácter a un periódico), no hay especial relevancia de las imágenes, desplazan mucho a la izquierda la columna con el cuerpo del artículo, y su anchura es casi la misma que una cada vez más innecesaria columna lateral. Mal. Por último: No es responsive. Fatal. Un rediseño muy poco destacable.
[Actualización 2 (5/11/2013, 18:05)] Buena la reflexión de Pablo Herreros en su blog, a la que he llegado vía la nota breve –pero con mensaje– de Antonio en Error 500.
Me he percatado de algo que en realidad no quería ver. En realidad la solución que describes no sería la mas coherente:
1 – Alianza entre todos los diarios, pago por leer mas de 10 articulos.
2 – Creación de mas Blog, foros donde esta información esta completa sin pagos (200 personas en un foro, cada uno coloca su parte)
3 – Creación/cumplimiento/persecusión de las personas que realizan la actividad numero 2.
Lo mismo con el cine. Lo mismo con los periódicos y con la creación de contenidos en general.
Después de esto yo solo puedo contemplar dos futuros muy dispares:
O se ejerce un control mayor sobre la población y disminuye dramáticamente la privacidad ( me gusto la manera que era plasmada en la Trilogia Hominidos de Robert Sawyer)
O se ofrecen contenidos de alta calidad «especializado». Mucha gente paga por el acceso a foros especializados para tener esta información (me incluyo).
Ahora ¿Pagar por noticias? No lo veo. Pagar por artículos eso si !
PD: Es lo que pienso, no pretendo imponer una verdad.
Pingback: El Mundo cambia de piel | Error 500Error 500
Pingback: El Mundo cambia de piel con pavor y valentía. Cuánto van a cobrar | Comunicación se llama el juego
Pingback: El Mundo cambia de piel | RSS Tecnología
Pingback: The Information y su extraña apuesta por un paywall infranqueable | Incognitosis