Sigo desde hace tiempo la trayectoria de MapBox, una empresa que ofrece «mapas rápidos y preciosos». El servicio ha logrado convertirse en todo un éxito gracias a una plataforma que utiliza de forma sabia e inteligente el no menos fantástico proyecto OpenStreetMap, al que le añade unos cuantos ingredientes muy especiales.
Para empezar, la personalización: todos los usuarios de MapBox, empresariales o finales, pueden construirse sus mapas a medida gracias a la potencia de herramientas como TileMill, un estudio de diseño para «estilizar datos geográficos». Acompañando a esta joyita están su API REST, su API JavaScript, y, desde luego, un gusto exquisito que da como resultado unos mapas realmente alucinantes (en la imagen, zonas de riesgo de terremotos).
Hoy los chicos de MapBox han visto una importante recompensa a su trabajo: han logrado 10 millones de dólares en una ronda de financiación que, como ellos mismos dicen, les permitirá contratar talento. Hacer lo que hacen con 35 personas es asombroso, y no les ha ido nada mal. En un segmento en el que Google Maps, Bing Maps y Apple Maps parecían intocables, ha aparecido una empresa que ha hecho un uso impecable de la filosofía Open Source –todo lo que puede ser FLOSS lo es en MapBox–. Eso ha convencido a empresas como Foursquare, Hipmunk, Uber (anunciado ayer) o Evernote para basar sus mapas en OpenStreetMap.org y en MapBox. Que también usan medios como el Financial Times, The Guardian o USA Today y organizaciones como Greenpeace.
Y por supuesto, es una demostración más de que la innovación existe. Bien por MapBox.