Ayer por la noche me terminé de leer la biografía autorizada de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson, un libro que ofrece -creo yo- un retrato bastante fiel del co-fundador de Apple, pero que descuida muchos aspectos que yo hubiera tenido más en cuenta en esa biografía, y que cuida otros muchos quizá en exceso.
Para empezar, Isaacson no es una persona con un trasfondo técnico, así que la biografía es algo sosa para los que estamos un poco más en el mundo de la tecnología: el libro es una sucesión de eventos -más profesionales que personales-, pero el enfoque técnico es poco profundo, y parece simplemente certificar muchas de las verdades que ya conocíamos sobre Jobs. Cualquiera que haya seguido mínimamente su carrera verá buena parte del libro con algo de aburrimiento, aunque siempre es interesante comprobar cómo sucedieron las cosas realmente de boca de Jobs. Pocos detalles me han sorprendido, aunque hay algunos -como su sorprendente amistad con Ellison, o algunas de sus batallitas personales con alguno de los fundadores de Pixar o con Jean Louis Gassée- han resultado ser interesantes.
Pero como digo, lo raro ha sido conocer detalles nuevos de la vida de Jobs. Salvo en el terreno personal -faceta que Jobs siempre ha protegido mucho- el libro no me ha descubierto grandes sorpresas. Cualquiera que haya visto «Piratas de Silicon Valley» (podéis hacerlo en YouTube en 10 partes, empezando por aquí) se habrá preguntado cómo los productores y guionistas dieron tanto en el clavo, cuando Jobs en aquella época no soltaba prenda y, sobre todo, no daba entrevistas. La película cubre solo cierta parte de su carrera en Apple, pero lo hace de una forma fantástica y muy, muy precisa, así que es una buena forma de conocer qué paso en Apple aquellos años.
Otros libros que ya me había leído como el célebre «iCon: Steve Jobs» o «The Pixar Touch» también aciertan en esas partes de la vida empresarial de Jobs, así que, como digo, para quien los haya leído, la biografía oficial no aporta mucho más que la confirmación oficial a través de las palabras de Jobs. Que eso sí, demuestra haber sido tan singular como ya suponíamos. Jobs no tenía pelos en la lengua, y su actitud como empresario era, como mínimo, difícil. Pero eso es precisamente lo que le permitió llegar donde logró llegar, y si de algo me ha servido el libro es para confirmar -nada nuevo bajo el sol, pero al menos sí reafirmas esos conceptos- algunas ideas que tenía sobre porqué unas empresas funcionan y otras no. Básicamente: rodéate de gente muy válida, innova, no descuides el producto, y no saques basura el mercado. Más fácil de decir que de hacer, desde luego.
Me ha decepcionado especialmente la poca atención que se ha tenido con algunos productos y plataformas que fueron clave en el éxito de Apple. Apenas sí hay un párrafo dedicado a la llegada de Mac OS X, lo mismo que ocurre con iOS y con la App Store -que tiene algo más de cobertura, pero cuyo impacto Isaacson descuida claramente- y con campañas publicitarias que fueron tan revolucionarias como su famosa Think Different. La campaña Switch y sobre todo la campaña Get a Mac (Mac vs PC, o «I’m a Mac, I’m a PC», podéis disfrutarla al completo aquí) fueron claves para extender ese halo molón que ya de por sí tenía Apple, un halo que sin duda Jobs impulsó, aprovechó y reforzó.
Así pues, algunas luces y bastantes sombras en una biografía que no obstante recomiendo a todo el mundo, y sobre todo, a aquellos que no conozcan tanto de un verdadero visionario que fue tan cabrón y egoísta como perfeccionista y genial.