La feria asiática de la informática más importante de todo el año, Computex, se está celebrando desde hoy y durante el resto de la semana en Taipei, Taiwán, un verdadero punto neurálgico de la industria de las IT en el lejano oriente y que está sirviendo para que todas las empresas, grandes y pequeñas, aprovechen el tirón de la nueva moda: los tablets.

El iPad ha propiciado la creación de un nuevo segmento de mercado al que todos sin excepción se quieren apuntar. Apple ha marcado la pauta y ahora comienzan a aparecer los «iPad killers», o al menos así los anuncian sus desarrolladores o los medios que hablan de ellos. Pero me temo que de todo lo que se ha visto hasta hora, poco podrá hacerle la competencia real al iPad.

Y es que por el momento las dos propuestas de ASUS y MSI (tenéis más datos en los enlaces, que tiran de Engadget, donde están cubriendo las novedades de la feria) no son -a excepción del misterioso WinPad 110 de MSI, mucho má sprometedor- más que tristes adaptaciones del concepto netbook que no pueden llegar a restarle ningún punto al iPad de Apple. Se trata de burdas transformaciones de un netbook en un tablet, que para más INRI están gobernadas por un sistema operativo que no tiene cabida en este mercado: Windows 7.

Sin embargo, no pierdo la esperanza. Ya he tocado el iPad de Apple más de una vez y más de dos, y aunque reconozco que la ejecución es impecable -hasta lo que quiere dejar que hagamos la empresa de Cupertino- simplemente también estoy esperando a que un rival con tablas logre producir un producto basado en Android y que sea al iPad lo que los HTC Desire/Nexus One/Motorola Droid/HTC Evo 4G han sido al iPhone. Alternativas reales, «iPhone killers» que han tardado en aparecer, pero que han aparecido.

Así a bote pronto se me ocurre que esos rivales tendrían que estar basados en micros ARM -Intel está aún lejos de ofrecer un producto competitivo-, quizás con la combinación de un NVIDIA Tegra, y en los que primará el consumo bajo sobre la potencia. El iPad ha acertado en casi todo. Ahora solo falta superarlo con un producto aún más redondo… y sin las estúpidas censuras que tenemos que aguantar en todo lo que huela a manzana ochentera.