Alguién dijo el otro día en la tele que el origen de la frase «ir de tapas» se encontraba en la época Quevedesca de nuestro país. Al parecer cuando alguien pedía en una de esas tascas y posadas (tan manidas en las novelas de Alastriste) un vasito de vino y un trozo de pan con queso o alguna otro acompañamiento, el tipo utilizaba esa rodaja de pan que le daban como tapa del vaso, de modo que las moscas no entrasen en el mismo. Igual es mentira, porque he visto otras teorías en páginas como esta y esta. Sea como fuere, ese invento tan español es, seguro, la envidia del resto del mundo. Y para muestra, un botón. He aquí las fotos del delito 🙂
El viernes, después de la durísima jornada de trabajo 🙂 mi compañero de cañas y tapas eterno, Miguel, me acompañó a visitar un bar del que me habían hablado hace poco. Uno de esos sitios legendarios donde te pides una caña y comes o cenas, vaya. Y el sitio era tal cual nos lo habían contado, sin exagerar. Algo realmente increíble. Se llama «Los amigos» y está en la calle Ezequiel Solana, relativamente cerca del metro Quintana y de la madrileña calle de Alcalá. Por aquí ya estamos planeando una inminente expedición en masa, porque el otro día no pude apenas con la tercera caña. Y no fue por la caña, obviamente. Es que no podía con tanta tapa 🙂
Da gusto recordar el saborcito de esas bravitas o la grasita de el chorizo frito. De esta semana no pasa sin darnos otro homenaje. Fijo!
El retonno se acerca. Pero ya me he preparado y espero superar las tres cañas. Con un poco de suerte y si trabajamos duro, lo conseguiremos 🙂