Alucinante.
El milagro de lo cotidiano
Mi habitación estaba por entonces bastante más desordenada de lo que la recordaba. Con sus camas plegables —la compartí con mi hermano muchos años—, su mesa de estudio plegable y, la joya de la corona, la mesa Telemach para el ordenador. Allí disfruté muchos años del Amiga, pero en ese vídeo, quizás de 2000 o […]