Tengo delante la conversación de WhatsApp. Era abril de 2024 y a esas alturas casi parecía que NVIDIA ya no podía crecer mucho más. Tras el lanzamiento de ChatGPT ya había multiplicado por cinco su valor y había pasado de 17 a 90 dólares aproximadamente.
Y como digo, miro la conversación y sonrío. Una persona conocida me contactaba porque según ella yo «era un erudito tecnológico» y quería saber mi opinión sobre las acciones de NVIDIA. Tenía pasta metida y me pedía mi opinión. Mi frase:
«A ver, tienen margen, claro, pero parece difícil que crezcan mucho más».
No he vuelto a preguntarle por aquello, pero supongo que mantuvo la inversión e hizo muy bien a pesar de mis dudas. Que eran legítimas, porque en abril de 2024 la acción estaba «carísima» y no estaba claro que el mercado pudiera seguir creciendo a ese ritmo mucho más.
Pero yo estaba equivocado, porque NVIDIA, como todos sabéis, no ha parado de crecer. Esta semana ha logrado algo que ninguna otra empresa había logrado antes y ha superado los cinco billones de capitalización bursátil. Aquí tenéis el panorama actual:

Cinco billones (trillions americanos, ya sabéis, allí se usa escala corta) es una absoluta burrada. En realidad ya lo eran cuatro billones, y también tres. Son números difíciles de asimilar porque es demasiado dinero. De hecho, tras la noticia de que NVIDIA había alcanzado esa capitalización bursátil aparecieron las comparaciones para poner esa cifra en perspectiva.
Por ejemplo, que si NVIDIA fuera un país, su PIB sería el tercero del mundo, solo por debajo de Estados Unidos y de China. Alemania está más o menos en ese nivel, pero España está en 1,6 billones (15ª economía del mundo según ese criterio). Para mí la comparación más impactante es la que hacía un tal Jacob King en Twitter. Su publicación era algo imprecisa, pero imaginad: lo que vale NVIDIA es más de lo que valen todas las pizzas que se han vendido en la historia. Incluidas las increíbles e inigualables pizzas con piña. WTF.
El caso es que esa dimensión da miedo, porque dicen que todo lo que sube baja. Ya ha pasado otras veces, pero es cierto que con las tecnológicas esa subida parece interminable. Es como si realmente no tuvieran techo, y cuando uno pensaba que las cosas no podían ir mucho más allá, van. Uno se alegra, claro —mejor que las cosas vayan para arriba que no para abajo—, pero es inevitable pensar que igual esto es una megaburbuja que va a explotar en cualquier momento.
Que es probablemente lo que hará. Lo que se oye y lee estos días es que aunque tenemos burbuja de la IA, es una burbuja buena: una que servirá para ajustar el mercado y hacer que los vendemotos se vayan al garete y sobrevivan las empresas que tienen que sobrevivir y sean ellas las que encaucen todo. Que es lo que pasó con internet, Google y Meta (por ejemplo) y que ahora puede volver a pasar para coronar definitivamente a NVIDIA y OpenAI (que son candidatas claras).
Pero, ¿qué pasa si la cosa se tuerce de verdad? Yo aquí sigo siendo bastante optimista y creo que aunque la IA ya no avanzara mucho más ya permite hacer cosas maravillosas y muy útiles. Pero hay demasiado dinero flotando en nubes de promesas y expectativas, y cuando hay tanto dinero y la cosa revienta, hay mucha gente que acabará perdiendo mucha pasta. Qué inquietante y fascinante todo.
Y mientras tanto, por si a alguien le interesa, dos apuntes. El primero, que acabé metiendo algo de pasta en NVIDIA algo de tiempo después (y menos mal que lo hice). El segundo, que si esa persona (o cualquier otra) volviera a preguntarme sobre si NVIDIA podía seguir subiendo le diría exactamente lo mismo. «A ver, tienen margen, claro, pero parece difícil que crezcan mucho más».
El tiempo dirá.
