Desde que me puse a escribir ‘Suscriptocracia‘ tuve bastante claro que quería autopublicar mi libro. No tengo contactos en el mundo editorial, pero además prefería probar a vivir esa pequeña aventura que desde hace tiempo es tan accesible. Yo me lo como, yo me lo guiso, como suele decirse.
Autopublicar no es difícil. Plataformas como Amazon KDP (Kindle Direct Publishing) lo ponen bastante fácil, al menos si no te quieres complicar mucho la vida. Pero hete aquí que en esto de autopublicar te la puedes complicar tanto como quieras.
Ya hablé de las aplicaciones para escribir, y ese ya es un buen ejemplo de cómo en este mundillo hay opciones para todos los gustos. Puedes escribir en el bloc de notas de Windows si eso te cuadra, pero también te puedes gastar 70 euros en Scrivener —licencia perpetua, que para mí es un plus— o Ulysses —suscripción de 40 dólares al año—. Y luego si quieres puedes maquetar tu libro con Vellum, que cuesta 240 euros en su edición para maquetar tanto eBooks como libros impresos.
Pero es que en realidad te puedes gastar un absoluto dineral en autopublicar un libro. Casi tanto como quieras. Yo me di cuenta rápidamente: en el subrredit /r/selfpublish hay ingente información sobre el tema. Imaginemos una novela de 80.000 palabras. Así a bote pronto, una pequeña lista de posibles gastos, que indico en dólares por ser los que se manejan en EEUU en ese foro. En España, ni idea la verdad, pero no creo que sean muy distintos:
- Edición: aquí hay dos tipos de edición. La primera, la que se centra en la estructura y narrativa general del libro (que esté bien contado). La segunda, la edición gramatical, es más barata. Aquí depende de a quién contrates, pero creo que unos 1.000 dólares no te los quita nadie. Por aquí un tipo cuenta cómo una tía le pedía 5.000 dólares por una novela de 40.000 palabras.
- Corrección: que es distinta que la edición gramatical, trata de detectar errores tipográficos, inconsistencias en el formato y quizás algún pequeño error gramatical. 300-500 dólares.
- Diseño de portada: todo el mundo aquí habla de lo importante que es una buena portada. Todo el mundo. Yo tengo mis reservas sobre el tema, pero suponiendo que quieras invertir en un diseñador profesional, os aseguro que aquí podéis gastar todo lo que queráis. Diría que unos 500 dólares como absoluto mínimo, quizás 1.000 o 1.500 dólares para asegurarte a alguien de calidad.
- Formateo: lo que puedes hacer tú con Vellum a tu gusto también se lo puedes encargar a un profesional. El coste puede rondar los 400 o 500 dólares.
- Marketing: una vez más, aquí el cielo es el límite. Puedes gastar todo lo que quieras en promocionar tu libro, y por ejemplo poner anuncios en redes sociales —el camino fácil y accesible— es muy fácil y cómodo. Que dé resultados, no, porque aquí hay teorías de todo tipo sobre qué funciona y qué no. Si hubiera una fórmula ganadora todo el mundo la usaría. Yo no la conozco, claro. Y si la conociera sería top secret. Podría decírosla, pero luego tendría que mataros.
- ISBNs: el «carnet de identidad» de tu libro, obligatorio tener uno. Puedes conseguir ISBN gratuitos en plataformas como Amazon, pero eso tiene desventajas, y la mayoría de la gente recomienda comprarlos. En España se hace en la Agencia ISBN y cuestan 45 euros por cada formato en el que publiques.
- Registro de la propiedad intelectual: para poder demostrar, si quieres, que tu libro es tuyo por si surgen posibles plagios. Cuesta apenas 13 euros en España.
- Sitio web propio: la gente dice que es bueno tener dominio y sitio web propio para tus libros. Eso no es caro, pero de nuevo puedes gastarte casi todo lo que quieras para tener una landing page como la mía pero todo lo cuca que desees. Pongamos 200 dólares por poner algo.
Como veis, los gastos para autopublicar un libro pueden ser realmente altos, y aquí afortunadamente cada cual puede elegir qué hacer. Hay además todo un mundo de gurús que te venderán la moto de lo que tienes que hacer o dejar de hacer para triunfar, y diría que tienes que tener mucho cuidado con esos avispillas, porque en este segmento hay mucho discurso de «me he hecho rico escribiendo y te cuento cómo lo he hecho». Que es una variación del tradicional «me he hecho rico (sin más) y te cuento cómo lo he hecho». A mí siempre me surge la misma pregunta con toda esta gente: ¿por qué eres tan generoso? ¿cómo es que compartes el secreto de tu éxito cuando nadie —salvo otros vendemotos— lo hace? ¿eres un ser de luz inmune a la codicia y el egoísmo y no quieres tener más y más, que es algo que nos define como seres humanos?
Por supuesto que no. Seguro que ya lo sabéis, pero ninguno de esos que dicen ser ricos os va a contar cómo lo han hecho. Y no os lo va a contar porque no son ricos. Y si lo son, lo son porque están logrando engañar a pobres ingenuos para que les paguen dinero sobre cómo lograrlo.
Es como lo de los cursos de escritura creativa. Que a mí me parecen fenomenal, pero solo si los pones en el mismo grupo de que los cursos de idiomas o de cualquier otra cosa: te van a ayudar a ser algo mejor en eso, seguro, pero ni mucho menos garantizan que vayas a ganarte la vida (y mucho menos hacerte rico) escribiendo. Quienes los imparten —con todos los respetos— no son Perez-Reverte o Juan Gómez-Jurado. Ellos están a otra cosa mariposa. Quienes los imparten son autores que pueden escribir bastante bien, pero que por lo que sea no han logrado destacar demasiado. Que es lo que pasa en tantas otras disciplinas, ya sabéis. Los que pueden, hacen; los que no pueden, enseñan. Es una frase dura, pero diría que es cierta.
Aquí es lo mismo. No hay mucha gente que pueda vivir de escribir libros, y esto es una falsa meritocracia más en la que unos pocos (afortunados, diría) inspiran a una inmensa prole de escritores con más o menos talento que creen que pueden lograr lo mismo. Aplicad eso a YouTube, TikTok, Instagram o, ya puestos, al fútbol. De los millones que tratan de vivir de esas cosas, solo unos poquitos lo hacen realmente con holgura. Y como en todos esos sectores, hay como digo mucho gurú y mucho vendemotos. Tened cuidado, insisto.
Aquí, por supuesto, debo decir que es totalmente respetable tratar de ayudar a otros a que tengan algo más de éxito con su libro y ganarse la vida con ello. Me parece fenomenal que haya editores, maquetadores o diseñadores de portadas profesionales. Si los necesitas, ahí están para ti, pero insisto: no creo que contratarlos haga que tu libro sea un best-seller. Estará mejor contado, se leerá mejor, pero sin una buena historia (y mucha suerte, añadiría) lo tienes muy, muy complicado para lograr algo así.
Yo elegí el camino de gastar lo mínimo posible. Como me dedico a escribir —y creo que no lo hago mal— revisé y edité la novela por mi cuenta, aunque en esa tarea también tuve ayuda de gente que se la leyó antes de publicar. Me diseñé yo la portada y formateé el libro con Kindle Create, una aplicación bastante horrenda (sorprendente siendo de Amazon) que al menos deja opciones básicas. He hecho pequeños experimentos de marketing con anuncios en algunas redes sociales, pero no he triunfado, y sí que hice el registro y la compra de ISBNs propios.
¿Podría haber gastado un dineral en todas esas cosas? Seguro. ¿Hubiera vendido mucho más y ahora estaría desayunando con mi admirado Don Arturo? Seguro que no. Pero segurísimo. Afortunadamente lo de forrarme con mi libro era algo que tenía muy claro que no iba a lograr. Escribirlo ha sido leer y aprender y maravillarme, y eso para mí ya compensa. Lo he disfrutado a tope. Si os animáis, mi único consejo es ese. Que disfrutéis con ello. Si luego además ganáis dinero con ello, fenomenal.
Estoy completamente de acuerdo contigo en que es necesaria la corrección para detectar errores “tupográficos” ?
Y por cierto … ¿describes Suscriptocracia como una novela?
Touché. Aquí, la verdad, no reviso casi nunca y suele haber errores de este tipo porque voy bastante ligero, editado.
‘Suscriptocracia’ es un ensayo. La frase era «Imaginemos una novela de 80.000 palabras». No me refería a mi libro en particular, que NO es una novela.