Nos encanta mirar al futuro porque (casi) siempre esperamos que sea mucho mejor que el presente. Presentan un nuevo cacharrito y ya estamos pensando en qué tendrá su sucesor dentro de un año, así que es normal que haya tanta expectación con Web3, que para cada vez más gente parece el futuro de la web actual.
Esa forma de llamar a la nueva iteración de la World Wide Web se está poniendo muy de moda últimamente. Más aún estos días en los que Jack Dorsey, con su peculiar barba de ermitaño molón, ha querido aportar su granito de arena con el famoso tuit que se ha convertido en viral. Helo aquí:
Quizás alguno necesitéis una breve introducción a esto de la Web3 para entender el tuit. Es medio fácil entender las diferencias con un gráfico bastante rápido:
Ahí lo tenéis. La web 1.0 es la de solo lectura, sin participación (apenas) de los usuarios, y muy descentralizada. Una muy espartana, cutrilla pero con mucho encanto. Luego llegó la Web 2.0 que disfrutamos ahora, muy centralizada y que nos permitió participar creando y compartiendo contenido aunque ese contenido acabara siendo propiedad de los Facebook, Twitter o TikToks del mundo.
Esa Web 2.0 es la que disfrutamos ahora, pero muchos abogan por una Web3 que se caracteriza por tres cosas: descentralización, propiedad y criptomonedas. La idea es que los usuarios sean propietarios de lo que crean, pudiendo servir sus contenidos como antes pero también desde su máquina o desde un VPS. Además, claro, la idea es que compartan esos contenidos pero además los vendan a través de la magia de las criptomonedas, que no serán bitcoins sino Ethereum o sus muchos descendientes (ERC-20). Todo muy centrado en las cadenas de bloques y en que haya transparencia y una especie de «descentralización organizada» gracias a esos blockchain.
Puede que suene raro, pero es en esencia un paso lógico para lo que estamos viendo ahora por ejemplo con Twitch o las newsletters. Es cierto que esas plataformas están aún centralizadas, pero esos creadores tienen su «rincón» personal gracias a sus contenidos y normalmente cobran por ellos aunque en este caso haya intermediarios que gestionan y hospedan los contenidos. La Web3 elimina esos intermediarios —o les concede mucho menos protagonismo— y teóricamente propone una web en la que el usuario y el creador se convierta en propietario de sus contenidos.
La idea es curiosa, quizás algo buenista, y ahí es donde Jack Dorsey ataca a la idea y a la ilusión de que la Web3 será propiedad de todos. Según él seguirá pasando lo mismo que pasa con la Web2, aunque en lugar de ser borreguitos de los Facebook o Google del mundo lo seremos de las empresas de Capital Riesgo, que son las que invierten en todas esas nuevas startups que precisamente se han apuntado al carro Web3. Hay unas cuantas aquí vía Coin98Analytics, que en su cuenta de Twitter tiene muchas imágenes de este palo con cien mil proyectos que están distribuidos en distintos ecosistemas, cada uno asociado normalmente a una cadena de bloques/criptomonedas:
Por si os sirve de consuelo, no tengo ni idea de lo que hacen casi ninguna de esas plataformas. Aún así por ahí aparece BitTorrent, chavales, vieja conocida porque esto de la Web3 tiene mucho de aquella idea P2P que plantearon los BitTorrent, eMule y KaZaA del mundo.
El caso es que Jack dice que aunque parezca que todo es como muy distribuido, en realidad no lo es. Analistas como Balaki Srinivasan —exCTO de Coinbase, exsocio en Andreessen Horowitz, así que algo sabe del tema— era entrevistado aquí —el texto es largo y bastante denso, pero tiene sus cositas curiosas— y comentaba cómo lo de nuestra afición a las cosas centralizadas y descentralizadas va por ciclos. De nuestro gusto por la globalización se ha pasado ahora a movimientos de descentralización a todos los niveles, tanto políticos como económicos o tecnológicos. Queremos un yo me lo guiso, yo me lo como, o al menos eso parece.
El caso es que por ahora la Web3 es una gran incógnita. Casi tan grande como el metaverso (que es más bien humito) o como lo son las criptomonedas (estas últimas, cada vez menos) o los polarizantes NFTs. Hay muchos temas hablando de cómo la Web3 es una gilipollez (bullshit), y está claro que el tema está generando mucho debate, pero por ahora, insisto, la Web3 es un territorio con mucho por explorar.
Veremos si sale del terreno de las expectativas (hype) y la jerga vendemotos (buzzwords). Hay ideas chulas ahí que podrían funcionar y que desde luego plantean una vuelta a la tortilla actual y al modelo de tú me das tus datos y yo te dejo usar este servicio, y de hecho también parece que esto de la Web3 daría por ejemplo una salida a muchos creadores de contenidos (como yo mismo) si quieren monetizar, pero es todo bastante difuso, al menos hasta donde yo llego, que tampoco es muy lejos. Puede que haya metido la pata en algún lado en este texto, por ejemplo, así que si es así y alguien quiere corregirme, que hable ahora o calle para siempre.
Esto de la Web3 es más que humo mucho engaño.
Obvio BitTorrent y IPFS son harina de otro costal, ahí hay potencial y tiene sentido además de que es algo útil a hoy en día.
Lo otro, la idea de agregarle blockchain a todo «por que si» si es simplemente un intento de ligar las cosas para hacer dinero a costas de la incertidumbre. No va en contra de la descentralización sino que quieren esa descentralización y ser los del poder.
Me da un poco de risa ese ambiente «revolucionario» de esos inversores/proyectos/engaños, como si estuvieran haciendo algo a escondidas de Microsoft, Google, Apple, Facebook, Amazon…
Esas empresas no son estúpidas y obvio cuando vean que hay algo por lo cual ir lanzarán todo su arsenal.
Como siempre cuando surge algo nuevo habrá quien aprovechará para estafar y engañar a otra gente. Veremos efectivamente cómo mueven ficha las GAFA (y el resto, claro).
The article has extremely high-quality content, I appreciate it, your article will certainly bring a lot of useful knowledge to everyone. respect you