Me ocurre con Incognitosis que cuando quiero hablar de un tema lo normal es que lo haya hecho ya en el pasado. Es lo que me ha pasado al querer hablar de gafas de realidad aumentada, un tema que ya traté hace menos de un año. Por entonces pitaba el rumor de unas Apple Glass que se supone se anunciarían junto a los iPhone 12 y que aparecerían a finales de este año.
No se anunciaron y no van a estar disponibles este año. Ni este ni el que viene, de hecho, y esas gafas de realidad aumentada se harán esperar bastante más: según los últimos indicios, hasta 2025. Antes, eso sí, llegarán las gafas de realidad mixta de Apple, pero cuidadín que la empresa no estará sola en ese desafío. Hablé de ello hace unas semanas en Xataka: Microsoft y Facebook también están en el ajo, y diría que Google —que se adelantó a su tiempo con las Google Glass— no va a perder la oportunidad tampoco.
Releyendo aquel post del año pasado en Incognitosis había una cosa clara: no veía nada claro ese futuro de las gafas de realidad aumentada. Ahora ya no estoy tan seguro de esa percepción, y creo que cada vez más vamos hacia ese futuro. Uno en el que la verdadera disrupción no eran los relojes, sino las gafas.
¿Qué me ha hecho cambiar de opinión? Pues que todo va muy rápido y que chips como el M1 plantean que esas gafas de realidad aumentada realmente estupendas están cerca de hacerse realidad. Mark Zuckerberg, que hace poco hablaba de este tipo de producto, decía en un evento reciente que el reto de las gafas de realidad aumentada «son uno de los retos técnicos más duros de la década» ya que la dificultad está «básicamente en integrar una supercomputadora en el marco de las gafas».
Ese es desde luego el reto, pero como él dice, es un reto que se puede conseguir, y «el potencial de algo así es enorme». No es que yo sea muy fan de Zuck, pero aquí tiene razón: el potencial es enorme. El chico ya habló hace relativamente poco de cómo veía a gente en oficinas o en sus casas manteniendo videoconferencias en modo virtual con la ayuda de unas gafas de ese estilo, pero las aplicaciones son enormes y estupendas. Algunas tontas y superficiales, y otras menos tontas y superficiales porque (y esto es importante) harán nuestra vida un poquito mejor. Es como lo del vídeo:
Nada realmente espectacular, y todo realmente espectacular al mismo tiempo. Por supuesto el vídeo es de hace años y es probable que haya muchos otros ámbitos en los que algo así puede resultar útil, pero lo que creo cada vez más es que las gafas de realidad aumentada van a ser probablemente la futura killer app de los móviles. No tengo claro que vayan a sustituirlos (no al menos a medio plazo), pero sí que van a ser ese complemento genial que como en el caso de los relojes inteligentes hará que los saquemos aún menos del bolsillo.
Vamos, que cuanto más lo pienso, más me convencen, y diría que acabaremos la década con una presencia de este tipo de complementos más o menos similar a la que ahora tienen los relojes inteligentes o las pulseras cuantificadoras.
Así pues, lo dicho: en 2030, (casi) todos seremos unos ñafotas.
Pues los relojes se han quedado, vaya. Las gafas… Como no den el pego como gafas de sol …
Estoy bastante seguro de que podrás poner los cristales que quieras, ya sean graduados o de sol.
Lentillas! Nada de gafotas.