Tecnología

Va a ser que Clubhouse tenía sentido

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Seguro que a muchos os pasa como a mí: lo de ir al WC se ha convertido en un inesperado recreo de la rutina diaria. De hecho yo suelo hacer ese primer recreo cuando me levanto. Me siento, cojo el móvil y estoy un ratito disfrutando de Twitter, que me lleva de un lado a otro y que es mi particular debilidad en esto de las redes sociales.

Esas pausas kit-kat llegan a otras horas, claro, y hace poco, ya finalizando el día, hice una de ellas. Cogí el móvil, abrí Twitter y vi algo raro en la barra superior. Al lado de los Fleets (que no me llaman nada la atención, y que espero acaben desapareciendo o al menos se puedan esconder) aparecía un combo de fotos de personas a las que sigo. «¿Qué es esto?», me pregunté. Para averiguarlo, claro, toqué en esa zona de la pantalla.

Al instante lo comprendí. Aquello era Spaces, el Clubhouse de Twitter. Eduardo Suárez, Kiko Llaneras y María Ramírez estaban hablando del COVID en una pequeña mesa redonda virtual. Una nueva pantalla dentro de Twitter indicaba las cuentas que habían entrado en la sala para escucharlos, y yo acabé siguiendo la conversación unos minutos.

No demasiados: el tema tampoco me estaba apasionando, pero lo que sí me pareció curioso fue que el formato, pese a mi escepticismo inicial con Clubhouse, era interesante. Simpático, como dije entonces. No pensé que ese tipo de contenidos me fuera a enganchar —no soy consumidor habitual de podcast a pesar de participar con frecuencia en alguno que otro—, pero la verdad es que eso de poder convertirte en oyente cuando se junta gente interesante para hablar de un tema que te mola tiene mucha pegada.

De hecho, tres meses después de conocer qué era eso de Clubhouse me doy cuenta de cómo estas pequeñas revoluciones son difíciles de comprender hasta que realmente no estás un poco metido en el ajo. Cuando oí hablar por primera vez de Clubhouse me pareció un poco chorrez. A ver, básicamente puedes hacer algo muy parecido en WhatsApp con los mensajes de voz —recuerdo mi post ‘Tres historias sobre el futuro de la voz‘ hablando de ello— pero esto es distinto, sobre todo porque es específicamente para eso.

No para hablar con alguien y ya. Es para hablar con alguien y que otros escuchen lo que decís. Incluso para invitarles a que tomen la palabra, algo que, insisto, es como tener la capacidad de organizar una mesa redonda sobre cualquier tema en cualquier momento. Yo la estoy intentando describir, pero como decía Benedict Evans igual lo mejor de Clubhouse es que es complicado describirla bien.

La idea tiene amenazas a la vista y por supuesto algunas curiosas limitaciones autoimpuestas: esas charlas no quedan grabadas, así que solo las puedes oír en el momento. No hay versión en diferido, algo que me parece interesante por un lado —ser efímeras les da un valor añadido claro, «ostras, me la he perdido»— y un rollo por otro —es que insisto, «ostras, me la he perdido» y podía ser interesante—.

Y cómo no, la idea ha acabado conquistando a todos los grandes. Tener esa opción en tu red social parece tan obligatorio ahora como las stories lo eran hace muy poco. A Clubhouse la ha copiado Twitter con Spaces, Stereo con aplicación propia (y no solo para iOS como Clubhouse, también para Android), Facebook con sus Live Audio Rooms (nombre demasiado largo, por muy descriptivo que sea), Reddit con Reddit Talk, Telegram con sus Chats de voz 2.0 (que además sí dejan grabar las charlas, gracias por el aviso, nukeador) o LinkedIn con su loquesea (aún sin nombre).

Supongo que aparecerán más, y lo harán porque ninguna plataforma social que se precie debería dejarse «comer» por esta nueva herramienta. Y como es relativamente fácil copiarla —sobre todo si tienes unos millones y gente para ponerse a picar código y replicar esa función—, la cosa queda clara.

No me veo siendo un usuario feroz de Clubhouse o de sus alternativas, pero creo que es una extensión curiosa y un prometedor híbrido del formato podcast y el formato radio (aunque la radio acaba poder oyéndose en diferido). Y si hay gente interesante hablando, es fantástico poder escucharles sin más.

Bien por las buenas ideas. Ahora disculpadme. Toca pausa kit-kat.

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