La película ‘Una proposición indecente‘ (Adrian Lyne, 1993) siempre me gustó. Primero, porque salía Demi Moore, claro. Pero sobre todo por la idea y el trasfondo de la peli. El momento culmen llega cuando John Gage (Robert Redford) queda un rato con Diana Murphy (Demi Moore) y su marido David (Woody Harrelson).
La pareja, que tiene problemas de pasta, está alucinando con este millonario maduro pero guaperillas que plantea una cuestión eterna: si la gente tiene precio. En un momento dado hablan de ello y Demi Moore suelta lo de:
—No se puede comprar a las personas.
—Eso es una ingenuidad, Diana. Comprar a la gente es una de las cosas más fáciles que hay —responde Robert, seguro de sí mismo.
Por supuesto que lo es, querida Demi. Todos somos unos vendidos, como acaba demostrando la peli. Lo único que cambia es la cantidad a la que nos vendemos. ¿O no?
Me he acordado de la peli casi inevitablemente al plantear este post que habla de cómo todo ha estado en venta antes y cómo sigue estándolo ahora. Eso se aprecia claramente en las nuevas plataformas que aparecen en internet y que están facilitando venderlo todo en todo momento. Hablaban de ello en un fantástico artículo en The New York Times titulado ‘For Creators, Everything Is for Sale‘ y que mencionaba varias nuevas plataformas que yo no conocía.
Entre ellas, NewNew, una app (de momento solo para iOS) que se integra con redes sociales y que te permite preguntarle a tus seguidores en esas redes qué prefieren que hagas entre dos opciones. Comer pizza o hamburguesa, jugar al FIFA o al Battlefield 1, ver una serie o salir de copas, etc. Siempre dos opciones claras que el creador ofrece y que los seguidores votan. La que sale ganadora, ojo, obliga al creador a hacer eso aunque lo otro le apeteciese más.
Pedir opinión a tus seguidores para hacer o elegir algo es normal en internet. Lo que no es tan normal es convertir eso en una forma de ganar pasta. Ahora lo es, porque quienes votan tienen que pagar para lograr que sus votos influyan más en esa decisión final. Al final la conclusión es la misma: ese creador simplemente está vendiéndose y convirtiéndose (un poco) en una marioneta. Supongo que el tipo no va a elegir cosas que no le apetezcan nada hacer, pero al final esto es una vertiente inquietante del programa de ‘Gran Hermano’ en el que la gente ya no solo está todo el día mirando a ver qué haces, sino que pagan porque hagas ciertas cosas concretas y verte hacerlas.
Es tremendo.
No es la primera ni la última aplicación o plataforma en ese sentido. Hablé hace tiempo de Cameo y de cómo permite que famosos y famosetes ganen pasta mandando mensajes (normalmente impersonales) a alguien como tú o como yo. En esa línea hace tiempo que también funciona otra plataforma llamada PearPop que permite que un famoso te haga un like o comente en tu perfil (de mierda) en redes sociales.
¿Para qué lo va a hacer de gratis cuando puede ganar dinero con ello?, indicaba la autora del post original, Taylor Lorenz, enlazando a un buen tema antiguo suyo en The Atlantic. Es cierto: hoy todo se puede convertir en pasta porque hay herramientas para monetizar tus esfuerzos como creador y profesional del entretenimiento digital. En el artículo salían algunos servicios un poco más peregrinos, pero a mí me resulta especialmente llamativa la idea de los NFTs de los que hablaba anteayer y que se une a otras propuestas para facilitar los micropagos.
Supongo que ese es un futuro bastante posible para muchos de los que intentan ganarse la vida con esto. Microaudiencias y micropagos. La idea de NewNew me parece un poco rastrera, pero quién soy yo para opinar cuando os machaco día sí, día también con los Incognichollos. Lo he intentado antes con Patreon o PayPal.me, ya sabéis, y desde luego comprender hacia dónde puede tirar esto de los medios (y micromedios como el mío) a la hora de monetizarlos siempre me ha parecido súper interesante.
Así pues, queridos lectores, no descartéis que me dé el yuyu y os pida dinero por haceros un like, responder un correo electrónico o incluso responder un comentario en Incognitosis. Dios no lo quiera. Si eso ocurre, por favor, recordadme este post. No dejéis que me vuelva así de rastrero.
Me has recordado una de mis escenas preferidas en ‘Nueve Reinas’ (película muy recomendable, por cierto); “Putos no faltan, lo que faltan son financistas”
Peliculón. Recuerdo ess frase perfectamente. Grande Darín.
«Supongo que el tipo no va a elegir cosas que no le apetezcan nada hacer».
No creas. Seguía a un youtuber llamado Dayo que, cómo no, tiene su Patreon. En él pone encuestas que pueden votar los mecenas para que elijan qué video hará Dayo. Evidentemente los que ponen más dinero, tienen prioridad en sus votos (como dices que hace la aplicación).
El caso es que hizo un video de feminismo y videojuegos en el que desde el mismo principio se quejaba de que no quería hacer el dichoso video pero… El dinero escoge.