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Ghostcognitosis

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No nos pongamos nerviosos que esto de Ghostcognitosis no es un nuevo lanzamiento derivado de Incognitosis. De esos ya llevo unos cuantos (la campaña en Patreon, The Unshut, Incognicast, los Incognichollos en Twitter y Telegram) y esto no es más que una prueba rápida y totalmente inconsistente.

El caso es que me he levantado este viernes santo con tiempo y ganas de cacharrear un poco, y he querido echarle un vistazo al estado de Ghost, ese CMS que tiene un encanto especial y que de hecho probé hace más de cinco años. La primera vez que hablé de él fue hace casi seis, y lo hice con una entrada casi visionaria en Incognitosis en la que habla de cómo Medium y Ghost nos devolvían la simplicidad que había perdido WordPress, convertido ya entonces en un mastodonte.

El actual editor de Ghost, Koening, es una delicia. Muy Medium, pero es que es difícil superar el editor de Medium.

Ninguno de esas dos alternativas ha logrado cuajar en el mercado. Medium ha tenido problemas de identidad y de modelo de negocio, mientras que Ghost, aun siendo curioso, nunca ha acabado de convencer ni a (demasiados) usuarios ni a empresas. Pero Ghost tiene una cosa que me atrae mucho: un editor tipo Medium, absolutamente limpio, simple y minimalista que invita a la concentración y a escribir sin distracciones.

Así que llevaba tiempo queriendo revisitarlo, sobre todo porque WordPress 5.0, la última gran actualización de mi CMS predilecto, ha roto definitivamente el plugin que usaba para escribir con un editor en el frontend, algo que me encantaba y sobre lo que escribí en Incognitosis varias veces. Tengo pendiente un post dedicado a Gutenberg, el editor que ha querido hacer demasiadas cosas de forma demasiado distinta para los usuarios, pero voy adelantando por aquí que me está costando un huevo montón acostumbrarme a él. Echo mucho de menos mi plugin y mi editor en modo frontend que me permitía escribir sobre mi diseño y plantilla de WordPress directamente sin tener que acudir al editor del backend. Es algo que incluso me provoca un efecto malo para mí y para todos vosotros: me da pereza escribir en mi blog. Qué cosas.

Así que esta mañana estuve trasteando con mi VPS con Ubuntu e instalando Ghost, que hace uso de Node.js para el proceso y que la verdad, se ha instalado en 5 minutos sin ningún accidente tal y como promete la guía oficial. Sorprendente, porque me esperaba un montón de conflictos. Al final todo ha sido coser y cantar y en dos patadas tenía Ghostcognitosis en marcha con la plantilla por defecto, que me ha permitido comprobar que Ghost sigue persiguiendo el minimalismo por encima de (casi) todo.

Así era Ghost con su antiguo editor Markdown.

De Ghost me gusta esa limpieza absoluta en su backend y su frontend —aunque esto último te lo puedes complicar tú con según qué plantillas—, y me gusta que hayan dejado atrás el editor basado en Markdown con el que ibas editando mientras a la derecha previsualizabas el resultado. No soy muy fan de Markdown cuando editores como el de Medium han demostrado que se puede conseguir lo mismo con una sola vista (la del diseño final), y en este nuevo editor de esta versión (2.20.1 concretamente) consigue lo que WordPress debería perseguir: que la gente escriba sin pensar en bloques (como hace Gutenberg, que distrae con ese enfoque) e historias.

El llamado «Koening Editor» se lanzó en agosto de 2018 con Ghost 2.0, y las «tarjetas dinámicas» para añadir todo tipo de pijaditas (imágenes, embeds, código, e incluso homenaje a Markdown), y si echáis un vistazo a ese enlace veréis que esa segunda versión tenía muchas mejoras interesantes. He escrito todo este post de forma nativa en Ghostcognitosis para experimentar con esta plataforma, e insisto: de ella me gusta todo o casi todo lo que hay, incluyendo ese contador de palabras que aparece en la esquina inferior derecha que además tiene a su lado una pequeña interrogación para tener cerca la ayuda del editor y saber por ejemplo cómo se tacha (Ctrl+Alt+U) si no aparece ese acceso al seleccionar el texto. Mola.

No he probado el invento de las integraciones con todo tipo de servicios (Google Analytics, Slack o el interesante Disqus para comentarios), pero tienen buena pinta a la hora de simplificar todas esas tareas. Lo que está claro es que esa búsqueda por la simplicidad y por no complicarse provoca que haya una ausencia importante: los plugins que personalmente a mí me dan la vida con algunas cositas que ya tengo como muy asimiladas en WordPress y me costaría no poder hacer en otra plataforma.

Supongo que con un poco de esfuerzo podría hacer todo lo que hago en WordPress con Ghost, pero hay un problema adicional: la importación es demasiado compleja. Los desarrolladores de Ghost avisan del problema y de hecho recomiendan que primero instales Ghost 1.0 y migres tu WordPress a ese blog con este plugin, y luego actualices esa versión de Ghost a la más reciente. Buf. Hay alguna solución no oficial, pero a priori parece una tarea bastante peligrosa sobre todo para alguien que como yo tiene un blog desde hace 14 años con algo más de 3.000 entradas. Mucha tela.

Lo que esto me enseña es que existen plataformas de blogging muy curiosas que tienen mucho sentido —más que WordPress según lo que necesites— y que si estáis buscando una alternativa al CMS por excelencia puede que Ghost sea lo que necesitéis. Es rápido, es minimalista y es funcional. Si yo estuviera buscando ahora una plataforma con la que empezar de cero, Ghost podría ser probablemente la elegida.

Muy, muy chula. Y aquí, me temo, empieza y acaba Ghostcognitosis. Breve pero intenso, ¿eh?

(El post original, que fue creado en Ghost, aquí)

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2 comentarios en “Ghostcognitosis

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