Estos días los medios tecnológicos suelen aprovechar para hacer recopilatorios con resúmenes de lo que ha supuesto este 2018. Quién lo ha hecho bien, quién lo ha hecho mal, cuáles han sido los mejores productos e ideas o cuáles han sido las grandes tendencias de futuro.
De todo lo que he visto uno de los textos que más acertados me han parecido ha sido el de ‘How Google software won 2018‘ en Engadget. El título lo dice casi todo, pero es el subtítulo, ‘ Clever AI can trump an impressive specs sheet ‘ (‘una IA avispada puede triunfar sobre una hoja de especificaciones impresionante’) es el que para mí realmente define no solo la clave del éxito de Google este año, sino también de los precedentes.
Hay muchas empresas que hacen buen software, pero pocas han sabido aprovechar las bondades de la inteligencia artificial como Google. Lo hemos visto con el Pixel 3 como ya antes lo vimos con el Pixel 2: sus móviles son capaces de igualar o superar a todos los demás en el terreno de la fotografía móvil, algo sorprendente cuando solo cuentan con un sensor cuando el resto cuenta con dos o más sensores.
Esa magia de la fotografía computacional ya ha sido copiada por el resto, pero Google ha logrado mantener su ventaja y esa aplicación práctica de la IA le han dado ventaja en estos móviles que (para muchos) ganan en este terreno aunque quizás fallen en otros apartados como su diseño. Da igual, chicos: el software cuenta, y la inteligencia artificial (IA) cuenta más.
Al escribir esa última frase me he dado cuenta de cómo este año la ha hecho especialmente cierta. Fijaos en Apple, para quien el software importa también. La empresa sigue como atascada, al menos en apariencia, y sigue viviendo de las rentas de un iOS y un macOS que siguen siendo muy usables pero que tienen el peligro de no ir más allá. En Google han demostrado que se puede ir un poco más allá, y no solo en móviles.
De hecho la magia de la IA se ha visto en unos cuantos productos y servicios más de Google. La empresa ha lanzado ya sus taxis Waymo a pequeña (pero prometedora) escala, y todos quedamos asombrados cuando oímos cómo una máquina llamada Google Duplex reservaba mesa en un restaurante y engañaba al interlocutor haciendo que pensase que quien hablaba era una persona. Todos lo hubiéramos creído, de hecho.
No olvidemos que esa inteligencia artificial está presente en su asistente, cada vez más prodigioso, y en menores pero prácticas dosis en otros muchos productos. Google Fotos maravilla —aunque a mí me aterrorice—por su capacidad de organizar nuestras fotos y de paso crear vídeos con lo más relevante (o lo que Google cree que lo es) de nuestra fototeca y videoteca, mientras que Gmail ya nos deja autoresponder los mensajes para ganarle tiempo al tiempo y Google Maps o Waze nos llevan de un lugar a otro de forma cada vez más eficiente aunque haya destruido la tranquilidad en algunos barrios.
No se me ocurre ninguna empresa que esté usando esa inteligencia artificial de forma más práctica y patente en sus productos y servicios que Google, y creo que será difícil que la cosa se les tuerza con la cantidad de recursos que están dedicando a este campo. Google ha ganado en software, como dicen en Engadget, pero donde ha ganado es en Inteligencia Artificial. Lo han hecho por la sencilla razón de que han sabido hacer que esa IA haga que su software sea mejor de forma transparente para el usuario. Eso, queridos lectores, es bastante alucinante. Dejando a un lado lo mucho que temo a Google por su constante recolección de datos, aquí hay que darle al César lo que es del César. Bravo por ese logro.