No sé si conocéis a mi compañero Javier Jimenez (@dronte), amante del chorizo, los corazones en Slack, los sombreros rosas de paja y llamado a suceder algún día a deGrasse Tyson como divulgador científico. El caso es que esta mañana Javi encontraba el hueco para dar el chivatazo y descubrirme un artículo en El Español en el que hablaban de uno de mis temas favoritos: el futuro del periodismo en general y de los muros de pago en particular.
Según los datos de este medio, Vocento, Prisa y Unidad Editorial están preparando la jugada, y en 2019 podrían lanzar de forma casi simultánea sus respectivos muros de pago.
¿Qué significa eso? Pues básicamente que ya no podremos leer El País, el ABC, El Mundo o La Vanguardia por la patilla. La medida responde a la realidad de un mercado que en muchos casos está viendo cómo crecer en ingresos en medios online dependiendo solo de publicidad es cada vez más complicado. El País «solo creció un 4% entre enero y julio, mientras que ABC mejoró un 2% y La Razón cayó un 5%». Para el responsable de la noticia la conclusión está clara: «la publicidad digital ha tocado techo».
Yo no sé si generalizaría tanto, pero desde luego los datos confirman que para medios grandes y generalistas esa vía de ingreso está comenzando a secarse. Eso hace que uno tenga que buscar alternativas, y la más obvia es seguir al referente de referentes. Al Messi del mundo de los medios. A Xataka Incognitosis The New York Times, claro.
Compartía la gráfica de aquí arriba —publicada en Recode— hace unos meses con la esperanza de que ese modelo se replicase pronto, y parece que eso es lo que veremos en medios españoles. ¿Me alegro por no poder leer El País by the face todos los días? Pues hombre, algo sí me pica.
Y sin embargo, quiero mirar más allá.
Y quiero porque creo que esa cultura instaurada de «como está en internet tiene que ser gratis» es una lacra para quienes hacen (hacemos) cosas que pueden tener cierto valor para el que las consume. Estoy bastante convencido de que en unos años miraremos y podremos decir aquello de «yo viví aquella época de internet en la que todo era gratis» como ahora decimos lo de «yo viví aquella época en la que en España se pagaba con pesetas». Será algo como irreal. Pero lo estamos viviendo, y es injusto.
Y por eso me alegra la noticia en lo general aunque me pique en lo particular. No soy suscriptor de periódicos americanos porque no los consulto tanto, pero por ejemplo pago los 20 dólares al año de suscripción a Wired y haría lo mismo con Bloomberg si tuvieran un precio similar. Y si The Verge pidiera una cuota similar, la pagaría sin pestañear. Porque son medios que consulto y disfruto por profesión y por afición, y porque creo que si aprovechas a fondo ciertas plataformas lo justo es que contribuyas a que esas plataformas sigan pudiendo funcionar y mejorar.
¿Es el muro de pago la solución definitiva? No lo tengo tan claro. Aquí creo que como comentan en El Español, el secreto está en la masa la forma de aplicar esos muros de pago, que deben tener cierta porosidad, como indican allí. O lo que es lo mismo: no cerrar todo de golpe, sino como ocurre en el NYT o el Washington Post, dejar que al menos puedas leer 2 o 3 artículos al mes para darte «una demo» de la experiencia real, que de hecho quienes son el target del muro de pago ya conocen. Vamos, que esos 2, 3 o 10 artículos al mes son cazausuarios de los nuevos, no de los veteranos, que tendrán claro si quieren o no apoquinar cada mes lo que pidan los periódicos de turno.
Aquí el factor precio será determinante, y veremos si estos medios son realistas. El Washington Post pide 90 dólares al año, mientras que The New York Times pide 52 euros al año: teniendo en cuenta la estructura de estos medios, más amplia que la de los medios españoles, pediría precios que en ningún caso superarsen los 40 euros al año, pero aquí soy pesimista porque tenemos un ejemplo en Orbyt, que por ejemplo pide 120 euros al año por la suscripción a El Mundo. Mucha tela.
Lo comentaba esta tarde con Antonio Ortiz (@antonello), jefe supremo xatakero, informático de letras y del que hoy he descubierto que juega a FIFA, pero en la PS4, que es casi peor que haber jugado al Match Day II en el Spectrum 48k. Argh. Aquí Antonio tiene bastantes más tablas que yo porque para eso está metido en temas de estrategia editorial como co-fundador de Weblogs SL, y él —creo—no acababa de verlo del todo y dudaba de la viabilidad de esas medidas. Las dudas, las lógicas: si me van a cobrar 10 euros al mes por poder leer El País, igual me quedo sin leerlo a mi pesar. Para él esas cuotas deben estar justificadas con un periodismo superior, uno que ofrezca más de lo que ofrece el resto.
Yo asentía, pero dándole una vuelta ahora no lo veo tan claro. Es cierto que la mayoría de medios cuentan más o menos lo mismo de distintas formas. Pero es que a mí me gusta la forma que tiene de contar las cosas El País, por ejemplo. Eso no significa que esté alineado con la ideología de este medio, ojo: me gusta cómo lo cuentan y cómo lo presentan, y me gusta que haya un trasfondo casi literario en cada cosa que leo. El País me gusta, insisto, porque muchos de los que escriben allí lo hacen estupendamente. Hasta las crónicas deportivas parecen ejercicios de prosa que se disfrutan por lo que cuentan y cómo lo cuentan. Otros medios lo hacen bien en otros apartados, claro. Por ejemplo, me gusta la narrativa de El Confidencial y sus temas tecnológicos de investigación, bastante currados, pero es que de El Confi me gusta especialmente el diseño a pesar de que comentan el crimen de que su versión responsive no funcione bien en Firefox en el móvil.
Como digo: estos medios cuentan más o menos lo mismo que otros, no te vas a enterar de nada demasiado distinto de lo que cuentan el resto de medios, pero a mí me gusta cómo lo cuentan, tanto en el fondo como en las formas. Y quizás eso sea suficiente para mí a la hora de convencerme de que pagar merece la pena. Y quizás también lo merezca para otros.
Pero claro, la pela es la pela y el razonamiento de Antonio es coherente. Por esos 10 euros/mes estamos viendo todo lo que queremos en Netflix, así que aquí las opciones son interesantes, pero implican que todos los medios importantes muevan ficha más o menos al mismo tiempo. Si hay un medio «grande» que no se apunta al muro de pago y tiene contenidos aceptables, los que no quieran o puedan pagar (y serán muchos) acabarán en ese medio porque «oye, aún es gratis, qué quieres que te diga». Se repetiría un poco la historia de El País y El Mundo: cuando el primero instauró su muro de pago en el año 2002 se encontró con un panorama en la que muchos de sus lectores acabaron en El Mundo —que de repente dio un subidón en sus números en online—.
Pues aquí lo mismo. Habrá que ver cómo lo adoptan los grandes, pero si yo fuera editor de estos medios trataría de unificar esfuerzos, porque que unos pidan pagar y otros no podría acabar en desastre.
Yo tengo la solución, claro. No es nueva y de hecho es la misma que adelanté hace 5 años. Implantaría un muro de pago comunitario y universal, o lo que es lo mismo, crearía de la nada ese Spotify de los medios de comunicación que diera acceso a todos esos periódicos generalistas (o no generalistas) y que repartiera beneficios en base al tráfico que tuvieran cada uno de ellos.
Lo veo tan claro que no sé cómo algún chérif de los medios no me ficha como jefe supremo de ese Spotify para periódicos. Pedro Jota, Nacho, Soledad, Paco, no sé qué hacéis que no me llamáis.
De verdad, como dice mi madre, qué desaprovechadito estoy.
Es complicado porque creo que se debe apostar más por ese «Netflix de medios» que por ir pagando en uno en uno porque al final quizá puedes pagar uno o dos pero tantos… se vuelve algo difícil (y más que pagamos aún otras suscripciones). Quizá si «ese» medio da más que su contenido tuviera valor (Scribd, por ejemplo, te «regala» al ser suscriptor Pocket -versión premium, claro-, Blinkist, Mubi, Audm y FarFaria) y así lo hace un poco más interesante.
Algo que no me queda del todo claro en los medios de habla hipana es su rentabilidad. Hipertextual hace unos dos años hizo algo similar… pero al año, o menos, se decantó por volver a cómo estaba (aún dando rss completo y una experiencia sin publicidad). Quizá sería interesante, aunque es «competencia» tuya, indagar sobre ello porque nunca lo dejaron claro.
Sin duda no hay más que confiar en algún gran «aglutinador» de contenido… así creo que sí se pagaría porque ir de uno en uno agota la cartera, aunque lo vale.
Saludos!
Por lo que sé aquello que montó Hipertextual no funcionó, la propuesta no debió ser demasiado diferencial, así que decidieron abandonar ese intento. No sé si esa propuesta de «dar más que su contenido» es factible porque supongo que se tienen que centrar en lo que hacen, pero oye, algún elemento adicional como los que citas quizás no estaría mal.
Buena reflexión, Javi. Cómo siempre.
Me apunto al Spotify de los medios!!
Gracias Pablo, y yo, y yo 😉
Creo que en este tema hay un error de base: creer que todo visionado debe ser cobrado. Me explico.
El periódico en papel puede ser comprado por una persona, por un bar, por una consulta de un médico o incluso por los trabajadores de una sucursal bancaria. Una compra, varias lecturas por varias personas y con el coste del ejemplar más la publicidad que incorpora sustentan la impresión y distribución y presuntamente obtienen un beneficio. Como suele ocurrir con otros ámbitos que pasan del soporte físico al digital (libros, música, películas, etc) se suele caer en el error que para hacer rentable la creación y distribución digital (cuyos costes son menores) hay que obtener rendimiento por cada visionado. Que no se escape nadie. Sería el equivalente de que cuando alguien termine de leer el periódico que ha comprado, éste se destruyera. Ridículo. Como cuando la industria musical intenta cobrar por cada escucha de una canción por medios digitales mientras no pone medidas contra el préstamo entre usuarios de grabaciones en medio físico.
A todo esto se une, claro está, la manía de todo rancio ejecutivo de compañía de medios que quiere dar el salto al medio digital. Para ellos la versión digital de sus contenidos debe ofrecer el mismo beneficio bruto que la versión impresa. No el mismo porcentaje, el mismo importe. Si ganan 0,25€ por periódico vendido (provenientes del precio del ejemplar y de la publicidad) se tiene que ganar 0,25€ por cada visionado en digital (sólo de publicidad) a pesar de que los costes no son los mismos. Y, claro, la publicidad no deja tanto aunque seguramente cubra de sobra los costes de operación del medio digital y deje margen para beneficios.
Ya, para terminar, si piensan restringir el acceso al contenido de sus diarios (pero sólo en medio digital, el periódico físico podrá seguir pasando de mano en mano sin «control»), debería limitarse la capacidad de «entretener» a todo servidor público que les apetezca. Se permite a la prensa acceder prioritariamente a esos ministros, presidentes, diputados, senadores, etc, para, en teoría, ofrecer diferentes versiones de una misma realidad política y que así los ciudadanos puedan informarse y decidir libremente. ¿Dejamos esa labor de información sólo en manos de los medios de comunicación públicos? ¿Limitamos el acceso a esa información sólo a los que paguen por la suscripción y el resto a masticar «fake news» en redes sociales? Entiendo que los profesionales de la información tengan que cobrar por su trabajo y que ese sueldo les permita vivir dignamente, pero lo que no entiendo es por qué los criterios de acceso al contenido digital y las exigencias de su rendimiento económico son más altos que lo equivalente para el ejemplar físico.
Huele a necesidad de que la parte de negocio «online» sustente los costes propios y los de la versión física, que como se ve en la gráfica que incluyes en tu artículo, Javi, no deja de ser un pozo sin fondo pérdidas.
Creo que en este tema hay un error de base: creer que todo visionado debe ser cobrado. Me explico.
El periódico en papel puede ser comprado por una persona, por un bar, por una consulta de un médico o incluso por los trabajadores de una sucursal bancaria. Una compra, varias lecturas por varias personas y con el coste del ejemplar más la publicidad que incorpora sustentan la impresión y distribución y presuntamente obtienen un beneficio. Como suele ocurrir con otros ámbitos que pasan del soporte físico al digital (libros, música, películas, etc) se suele caer en el error que para hacer rentable la creación y distribución digital (cuyos costes son menores) hay que obtener rendimiento por cada visionado. Que no se escape nadie. Sería el equivalente de que cuando alguien termine de leer el periódico que ha comprado, éste se destruyera. Ridículo. Como cuando la industria musical intenta cobrar por cada escucha de una canción por medios digitales mientras no pone medidas contra el préstamo entre usuarios de grabaciones en medio físico.
A todo esto se une, claro está, la manía de todo rancio ejecutivo de compañía de medios que quiere dar el salto al medio digital. Para ellos la versión digital de sus contenidos debe ofrecer el mismo beneficio bruto que la versión impresa. No el mismo porcentaje, el mismo importe. Si ganan 0,25€ por periódico vendido (provenientes del precio del ejemplar y de la publicidad) se tiene que ganar 0,25€ por cada visionado en digital (sólo de publicidad) a pesar de que los costes no son los mismos. Y, claro, la publicidad no deja tanto aunque seguramente cubra de sobra los costes de operación del medio digital y deje margen para beneficios.
Ya, para terminar, si piensan restringir el acceso al contenido de sus diarios (pero sólo en medio digital, el periódico físico podrá seguir pasando de mano en mano sin «control»), debería limitarse la capacidad de «entretener» a todo servidor público que les apetezca. Se permite a la prensa acceder prioritariamente a esos ministros, presidentes, diputados, senadores, etc, para, en teoría, ofrecer diferentes versiones de una misma realidad política y que así los ciudadanos puedan informarse y decidir libremente. ¿Dejamos esa labor de información sólo en manos de los medios de comunicación públicos? ¿Limitamos el acceso a esa información sólo a los que paguen por la suscripción y el resto a masticar «fake news» en redes sociales? Entiendo que los profesionales de la información tengan que cobrar por su trabajo y que ese sueldo les permita vivir dignamente, pero lo que no entiendo es por qué los criterios de acceso al contenido digital y las exigencias de su rendimiento económico son más altos que lo equivalente para el ejemplar físico.
Huele a necesidad de que la parte de negocio «online» sustente los costes propios y los de la versión física, que como se ve en la gráfica que incluyes en tu artículo, Javi, no deja de ser un pozo sin fondo pérdidas.
Me parece un tema complicado este. En lo que no estoy de acuerdo es en lo que dices de que es injusto. Según se mire: a ti nadie te obliga a escribir en tu blog ni te ganas la vida con ello y los periódicos que se ven obligados a buscar alternativas a su modelo de negocio pues, bueno, es el mundo y la evolución de las cosas, ha pasado anteriormente en numerosas ocasiones.
De lo que estoy bastante seguro (aunque quizá me equivoque) es de que, al menos en España, plantear un sistema de suscripción obligatoria puede que no tenga mucho recorrido y el hecho de no dar otro tipo de ventanas, un precio por días, número de artículos o algo similar creo que puede ser problemático, porque, no nos engañemos, 10 euros al mes por sólo un periódico es una pasta y habrá mucha gente que no querrá estar atada a una suscripción anual o mensual. También me parece curioso que este tipo de empresas se pasen al digital eliminando todos los costes de imprenta, almacenaje y distribución y cobren los precios que cobran, cuando efectivamente, Netflix te ofrece por lo mismo una cantidad de contenido sencillamente abrumadora.
Me parece que aún hay que darle unas vueltas al concepto, pero creo que si no aparece ese Netflix de los medios que preconizas, todo esto puede tener un recorrido escaso.