Tecnología

Dos sonrisas

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David Bonilla le descubrí en unos premios Xataka hace un par de años. Este (maratoniano) desarrollador daba una charla titulada ‘El programador emprendedor‘ que parecía curiosa y que se convirtió en un pequeño descubrimiento para mí. Con tanto vendemotos y meapilas suelto por ahí, escuchar a alguien con criterio y que contaba las cosas de forma humilde, sin adornos y sin postureos rollo Instagram era refrescante. Igual alguien responsable de la creación de dos servicios como Otogami y Runnics podría tenérselo subido, pensé. Pues no. Aquella charla fue estupenda. Refrescante, como digo. 

Aquello no era flor de un día, claro. Le he ido siguiendo más o menos la pista desde ese momento y además me llegaban cosas suyas a través de otros en Twitter. Y entonces me llegó este enlace en el que contaba cómo había vendido su startup por 1 euro (y estaba bien). Y se confirmaban aquellas sensaciones de la charla, y yo comentaba algo allí, y David respondía -lo hizo con todo el mundo-, y yo contestaba de nuevo para desearle toda la suerte del mundo en ese proyecto tan curioso al que se ha sumado ahora mismo y que tiene un nombre que me encanta (muy nuestro) y un logotipo molón a tope.

Todo esto lo cuento porque una cosa es recibir un elogio de alguien al que no conoces -que siempre alegra- y otra muy distinta hacerlo de alguien al que personal o profesionalmente valoras. Así que cuando ayer David escribió en Twitter esto que veis aquí, mi pequeño ego se vio impulsado bastante:

El efecto del tuit no solo se notó en mi autoestima, que de cuando en cuando se lleva alguna sorpresa de este tipo, sino en la lista de seguidores en Twitter, que de repente experimentó un subidón bastante decente para lo que suele ser mi actividad allí. El (humilde) altavoz había funcionado. Esa fue una pequeña gran alegría que curiosamente llegaba en mi undécimo aniversario por estos lares.

Y fue la que provocó la primera sonrisa. Enorme.

Hoy se ha producido la segunda. Gigante. Un lector argentino loco y genial llamado Tomás me preguntaba cómo aportar algo sin tener que apuntarse al tema de Patreon. Le contestaba esta mañana diciéndole que lo mejor era acudir al botón de PayPal.me, y me respondía que curiosamente el botón no funciona en su loco y genial país (esto lo sabe muy bien Conocido+). A lo que lógicamente le respondía que no se preocupase. 

Tomás se preocupó. Exigió, de hecho, que le diera el email asociado a la cuenta normal de PayPal (que es el mío de siempre, javipas en gmail). Diez minutos después me encontraba con una aportación loca y genial de 50 dólares en mi cuenta de PayPal. Eso, y este genial y loco mensaje que estoy seguro que no le importará que comparta con vosotros: 

Javier: Internet trajo consigo uno de los conceptos más lindos que conocí: el de la cultura libre. La inteligencia colectiva, el conocimiento compartido y la colaboración desinteresada. Más tarde llegó Bill con su concepto de software propietario, a quien obviamente no podemos culpar ni mirar torcido, y cambió las reglas del juego. Desde entonces, las cosas se pagan. Y a mucha honra.

Está excelente que los profesionales que dedican su tiempo e invierten en su propia educación esperen dinero de regreso por su trabajo. Pero aún así, en el seno de Internet hay quienes ofrecen lo suyo gratis por pasión, por amor, por convicción, y no exijen ni esperan nada a cambio. Regalan su tiempo, sus conocimientos y su inteligencia. Entre ellos está Javipas, Javier Pastor. Un periodista, como decimos en mi país, de la puta madre. Un talentoso.

Nos acostumbramos a consumir gratis todo lo que existe en Internet. Después de años, decidí hacer aportes a la industria del cine, de la música y del software asociándome a Netflix, Spotify y comprando licencias de Adobe y otras compañías. Pero un momento, lo hago porque ellos lo plantean así. ¿Qué pasa con los que no me piden nada? Solo por ser, de alguna forma, más solidarios, nos olvidamos de ellos y le pagamos solamente a quienes lo exijen. Tuve que decir que no. Mis 50 dólares (de los que, además, te llegan menos) no deben significar mucho para vos, pero te prometo que para mi economía de estudiante intentan ser un enorme GRACIAS por tu labor, tu compromiso y por la calidad de tus artículos. Hoy colaboro no porque me lo indiquen, sino porque quiero, y esa es una sensación muy satisfactoria. Porque te lo merecés. Uno de mis pensadores favoritos del siglo XX, un sacerdote alemán llamado José Kentenich, dijo una vez: “Reglas las necesarias, libertad toda la posible; y, ante todo, máximo cultivo del espíritu”. Hoy te agradezco libremente. ¡Por un Incognitosis para mucho rato más! Con cariño, Tomás, de Buenos Aires

Vaya dos sonrisas que me habéis regalado, majos. Gracias. 

 

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7 comentarios en “Dos sonrisas

  1. Vicent dice:

    Exijo blog de Tomás ya mismo . Madre de Dios que texto se ha marcado .

    Javi , felicidades por tu día. Y por compartirlo . Le has dado un buen punto final al mío .

  2. David dice:

    ¿Recuerdas cuándo hace unos días te ponía que Incógnitosis te daba algo que en mi modo de ver no sabías valorar adecuadamente? Si en su momento dudabas de que el blog te diese prestigio creo que ya puedes empezar a creértelo ?.
    ¡Enhorabuena por las alegrías!

  3. Conocido+ dice:

    Me alegro mucho por vos Javi, no puedo opinar mucho de la calidad tecnica de tus posts (basicamente porque soy, como diria mi padre, un primate informatico), pero si de la calidad como persona: enorme, crack!
    Por cierto, 50 dolares desde argentina para que te hagas una idea teniendo en cuenta salarios minimos de ambos paises, tipos de cambios, etc, suponen un esfuerzo similar a que un español te done unos 200€, ahi lo dejo… Tomas sos un capo

    • Gracias Conocido+, lo mismo digo campeón! 😉 Y sí, lo de Tomás (sos un capo, sos un capo, me gusta) tiene valor multiplicado por mil por eso, pero vamos, lo del mensaje es impresionante. Cosas como esta hacen que merezca mucho la pena escribir por aquí. Ole.

  4. Pingback: Pay per view en Incognitosis, el acabóse | Incognitosis

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