HoloLens me parece una pijada. Más pijada aún de lo que en su día me pareció Google Glass, ese dispositivo con el que de repente todo el mundo quería aparecer en su avatar de Twitter.
El concepto de Google parecía mucho más potente en diversos ámbitos de nuestra rutina diaria, mientras que las demostraciones de HoloLens, sin haberlas disfrutado, ojo, me parecen básicamente aplicables a 1) Gente con un salón muy grande y mucha pasta y 2) Gente con mucha pasta.
En Bloomberg publicaban un artículo en el que curiosamente comparaban HoloLens con Kinect. Los argumentos eran extraños, porque la autora afirmaba que el error fue no lanzar Kinect para Windows conjuntamente con la Xbox 360 desde el principio.
El error no fue ese. El error fue que los juegos eran una patata. Demasiado simplones, demasiado de Wii. Muchos esperábamos asistir a una nueva dimensión inmersiva, pero nos quedamos con las ganas. Incluso recuerdo jugar a aquel Kinect Star Wars pensando que aquello iba a ser lo máximo y llevándome una decepción brutal. La cosa no mejoró jamás, y aunque la apuesta por Windows parecía curiosa por sus aplicaciones serias, Kinect no llegaría a despegar y de hecho se convertiría en una losa para el lanzamiento de la Xbox One.
Os lo dice alguien que compró esa consola con la segunda iteración de Kinect, más potente, más preparada para todo y que utilizo igual de poco. De cuando en cuando suelto un «Xbox, graba eso«, pero lo cierto es que no utilizo la función de televisión que daría algo de cancha a ese reconocimiento de gritos voz y que podría hacer ya que me compré el adaptador TDT.
Sea como fuere, Kinect parece condenado al olvido, y yo diría que los errores que cometió Microsoft deberían servir para que HoloLens no siguiera el mismo camino, pero a mi todo me recuerda a Google Glass. Precio desorbitado en lanzamiento, la promesa de un mundo mejor, y un desarrollo que no ofrece fechas aproximadas de cuándo podremos verlo los mortales ni de con qué tipo de prestaciones reales.
Demasiadas incógnitas, demasiadas expectativas. No lo veo. Ni en realidad virtual, ni en realidad aumentada, ni en realidad «real». Veremos.
Y, además, son preciosas. En fin, yo esperaré a que saquen las Holocontact. Así de paso corrijo la miopía sin tener que llevar cuatro patillas ;).
Kinect tiene muchas más aplicaciones que para jugar. Bueno, quizás no muchas más pero al menos sí se puede utilizar como scanner 3D,ahorrando tiempo y trabajo en modelar (si se dispone de un modelo real, claro). También se puede usar para detectar fantasmas, véase una de las entregas de Paranormal Activity. A mi me parece un dispositivo genial, infravalorado y maltratado por sus propios creadores.
Totalmente. Se le podía haber sacado tanto partido… qué lástima.
Bueno, lo de los fantasmas era broma, obviamente 😉