Cuando era peque en mi casa solo había una tele. Una Sanyo que aguantó, fácil, 30 años. El lavavajillas, que aún sigue funcionando mal que bien en la cocina, debe rondar ahora los 40 años.
Diré aún más: durante muchísimo tiempo le gasté un buen montón de bromas a mi padre sobre su equipamiento informático: en el año 2000 tenía un Thinkpad T20 (creo recordar) que luego le iban cambiando en el trabajo, pero atención, porque el equipo de sobremesa de su despacho era un antediluviano IBM PC XT con un 8086 que usaba, creedme (porque yo lo hice mucho tiempo también) para generar los recibos de la comunidad con un programa que él mismo se había hecho en BASIC.
Mis padres, como muchísima otra gente de aquella generación, compraban las cosas para que durasen.
Tenían otra cultura, mucho más práctica y coherente, y no comprendían (ni comprenden, supongo), la triste mentalidad que ahora tenemos la mayoría de los mortales. Si no funciona, te compras otra cosa nueva. Parece que todos hemos aceptado que las cosas tienen que gastarse, y ya casi no nos extraña que la batería del móvil aguante medio día al cabo del año o que haya que cambiar la tele del salón porque si no nos quedaremos sin poder verle los pelitos del bigote con todo detalle a… la Esteban (por poner un ejemplo).
Esta cultura consumista nos posee, nos domina y nos hace olvidarnos de algo que me ha tenido que recordar con muy buen criterio un lector (¡gracias, ManelR!) en un comentario en el post anterior sobre la duración de la lámpara del proyector. En ese comentario ManelR ofrecía un enlace a un documental que emitieron hace pocos días en TV3 –disponible online aquí, dura 1 hora y 14 minutos que, de verdad, valen la pena- y que es toda una joyita que nos abre los ojos a tope.
El documental -en enero se verá en TVE-, llamado “Comprar, tirar, comprar”, gira en torno a un concepto llamado obsolescencia programada (u obsolescencia planificada) que lleva unas cuantas décadas inventado y que define muy bien la Wikipedia:
“Determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio“
Uno ve el documental y no para de quedarse sorprendido ante la claridad de los ejemplos y lo inmersos que estamos en esa filosofía del “consumo insostenible”. El ejemplo de las impresoras de tinta, que los fabricantes programan para durar 18.000 páginas (la Epson del documental) como máximo para luego morir es asombroso. Y lo más gracioso es que el chico iba a preguntar si se la podían reparar y todos los dependientes le decían “al precio que están hoy en día, lo mejor es que compres una nueva“.
Los argumentos presentados en el documental son sencillamente incontestables. En un momento dado del mismo me planteaba la reflexión lógica: “Vale, molaría que las cosas duraran 100 años, pero entonces, ¿dónde irían a parar los empleados que ya no tienen que fabricar más por esa duración de los productos?“.
Lo discuten en el documental, donde un bisnieto de los fundadores originales de Philips explica cómo construir productos de larga duración ofrece una serie de ventajas y de recorte de costes (transporte, fabricación, etc) que los industriales no deberían negar. Y eso es lo que deberíamos empezar a plantearnos todos un poquito.
A ello podría ayudar un poquito la mentalidad de ese informático que logró reprogramar su impresora, y que pareció seguir el principio del “¡No recicles, repara!” -visto en la curiosa web Obsoletos.org– de un manifiesto que hace algo menos de dos años crearon unos holandeses. El manifiesto deja claro que muchas cosas que nos rodean deberían durar mucho más de lo que duran habitualmente, y que con un poco de esfuerzo por nuestra parte podríamos seguir una mentalidad más sostenible y menos consumista.
Y me temo que yo no he hecho más que ayudar a esa obsolescencia programada. Cago en tó. Nuevo objetivo para 2011: luchar contra ella.
Entrada publicada originalmente el lunes 27 de diciembre de 2010.
Este asunto es algo de lo que numerosas veces he hablado con mucha gente. Y la verdad es que hay dos diferencias enormes con respecto a la situación ahora y hace 30 años.
Primera:
La revolución tecnológica ha ocurrido recientemente, hace 30 años las cosas se hacían más a mano. Nuestra vida era diferente y se han creado necesidades que antes sencillamente no existían, o estaban cubiertas dentro de una organización sociocultural diferente.
Segunda:
El avance de las tecnologías en la actualidad hace que un producto quede obsoleto en poco tiempo. No es un problema de vida útil sólamente. ¿Por que reparar es más caro a veces que comprar algo nuevo? Porque las piezas de reparación de nuestros dispositivos electrónicos, no son resistencias, condensadores y transistores o válvulas. No, ahora son circuitos electrónicos integrados con costosos chips individuales. Cuando quieres comprar uno de estos para reparar algo, resulta que ya no se fabrican o que para comprar uno te piden un dineral. El fabricante originalmente compró cientos de miles de ellos a un precio de risa, seguramente.
Sigue habiendo electrodomésticos de larga duración, porque sus mecanismos siguen siendo tan sencillos, o casi, como los de hace 30 años. Un frigorífico, una lavadora… incluso un lavavajillas o un horno… no han cambiado demasiado y sus piezas y su mecánica de uso son las mismas. Pueden ser no-frost, centrifugar a miles de rpm, tener 10 programas de lavado y autolimpiables o pirolíticos… pero sus partes más débiles siguen siendo mecánicas, motores, bombas y poco más. Piezas que se reparan, que se cambian individualmente a costes razonables.
Los aparatos de TV han cambiado a pantallas planas, y han cambiado de tecnología en poco tiempo de plasma, TFT a LED en busca de calidad de imágen, menor consumo y mayor durabilidad. Y ha cambiado la forma de ver la tele, de la tradicional al TDT y ahora al HD (que es donde ha estado la trampa los últimos años antes de incorporar los sintonizadores TDT-HD) pero recuerdo los antiguos modernos paneles de plasma que se «quemaban» los pixels y no alcanzaban más que las 60.000 horas de vida. Las nuevas aguantan 300.000 horas y ya no se «queman» los pixels.
Ha ocurrido algo que nunca había ocurrido y es que la evolución ha sido vertiginosa en los últimos años y no ha dado tiempo a estabilizar una tecnología antes de sacarla al mercado, lo que ha generado en numerosas ocasiones problemas de «calidad y funcionamiento», algo previsible.
El ejemplo quizás más claro está en la industria del automóvil con el boom de los motores turbodiesel. Los vetustos motores diesel que duraban hasta un millón de kilómetros se han sustituido por motores más potentes, con materiales más ligeros y menos resistentes lo que ha conllevado mayor número de averías. A cambio gastan menos, ofrecen mejores prestaciones y son más baratos que nunca. Tanto que se equiparan en precio a sus equivalentes de gasolina, algo impensable hace no más de 10 años.
Sabes cuanto tiempo de vida tiene un mac ?
El mismo que el de cualquier otro Pc
Recientemente se me estropeó el microondas, tras cinco años exactos de funcionamiento, y el técnico del seguro me comentó que era el magnetrón, y que al precio actual de los microondas, no valía la pena arreglarlo. No me quedé conforme con la explicación, ya que no me había costado barato (casi 200‚¬) y ningún modelo nuevo me ofrecía ninguna mejora sustancial que justificara el cambio, así que probé suerte y lo llevé a servicio de reparación que hay en el barrio (el único que queda, por cierto).
Finalmente, por 40‚¬ tengo el microondas funcionando como nuevo (tras dos semanas de espera, eso si) pero lo que quería comentar era la indignación del técnico cuando le expliqué que el del seguro me había recomendado tirarlo; según él, hay una tendencia generalizada a no reparar los aparatos, lo que está arruinando el negocio de los reparadores y causando un grave perjuicio económico a los ciudadanos que, resignados, aceptamos pasar por el aro, pensando que vale la pena la reparación.
Creo que tendríamos que premiar a las empresas que de manera honesta produzcan aparatos de calidad y penalizar a las que siguen estas tà cticas tan cuestionables; se puede entender que un ordenador o un gadget tecnológico se quede obsoleto en poco tiempo pero… ¿una lavadora? ¿un microondas? es una estafa en toda regla.
Bueno yo llevo con esa filosofía desde hace mucho tiempo, si algo se puede arreglar se arregla y te das cuenta de que no solo se cambian las cosas porque estan baratas sino porque los servicios de reparación se aprovechan muchísimo. Un ejemplo, arreglé mi multifunción canon por 1‚¬ + 8‚¬ de gastos de envío cuando por esa reparación leí que cobraban 80‚¬. Solo era cambiar un cable plano que por un mal diseño tiene su vida limitada. Tarde en cambiarlo unos 3 minutos. En encontrarlo en internet si eché unas horas pero ese trabajo no lo tiene que hacer el técnico.
En mi caso yo colaboro al no-reciclaje más bien por hobby.
Entre mi cuñado y yo vamos abriendo todo aquello electrónico que se rompe en mi casa, la de él y la de todo el que trinquemos…y casi siempre con cambiar unos cuantos condensadores de la placa o de la fuente se arregla el problema. Nuestros últimos ejemplos son:
– 5 TFT’2 de 17 pulgadas (¿Alguien quere uno….jejeje?)
– Placa madre de Pentium IV que está con servidor de descargas
– Fuente de alimentación portátil con cable requemado (cortar y empatar)
– Lavavajillas (rotura eléctrica)
Y lo peor es que cuando vas a la tienda de electrónica, te encuentras a los de los Servicios Técnicos (de los que sí reparan) comprando lo mismo que tú…..pero con mano de obra añadida!!
Con Internet se aprende mucho sobre auto-reparación…y de paso se experimenta.
Un saludo a todos y felicidades a javipas por el blog!!
Incognitosis me suelta la lengua, digo los dedos.
No es solo la tecnologia:
El otro dia acompañe a «mi moza» a comprarse botas, Dios, que horror, todas la botas son las mismas, en todas las zapaterias, incluso en las tiendas de los chinos. Peor es que el otro dia viendo la tv de media europa veia las mismas botas. Todas con las suelas de material plastico, no arreglables, malisimas y no tan baratas como parecen. En caballero todavia quedan con suelas de cuero y con posibilidad de que el zapatero te ponga medias suelas y cosas de esas, menos mal. En mi caso es peor, porque soy muy cuidadoso y no me gusta tirar las cosas cuando estan medio buenas, aunque desgastadas por el uso, empezando por el spectrum y acabando por los jerseys :-), bueno, tambien soy tacañon. Pero a la gente «moderna» les da igual, lo destrozan todo, hasta los BMW estan arañados, destrozados, aparcados en sitios aptos para el destroce. Pero lo peor, lo peor, es que no encontre zapateros que hicieran zapatos buenos, ni en internet, y esto tambien pasa en la tecnologia.
La trampa de todo esto es lo que indicas, si no se consume no hay trabajo, pero es una trampa, si no se consume lo que hay que hacer es trabajar menos horas y cobrar menos, porque resulta que las maquinas nos quitan mucho trabajo. Pero los empresarios y el gobierno se llevan una parte muy importante de tus horas de trabajo y si trabajas menos horas ganan menos pero menos por cada trabajador (no es exponencial, pero casi) y eso es mucho para ellos.
Algo parecido decia Anguita, quizas anticipandose mucho y quizas empañado un poco el discurso por su ideologia, pero para trabajar todos no hay que trabajar mas de 5 horas al dia.
(para mi que ya he escrito yo de esto aqui, es como un «deja vu»
Saludos
El Término obsolescencia planificada, visto por un usuario de perfil «B», mola. Creo que es útil y nos hace «mejores» usuarios.
Es más según lo veo, el usuario (bueno/malo/listo/torpe) del equipo/aplicación/dispositivo es el que debe determinar si dicho objeto/»cosa» se le ha quedado obsoleto (reparaciones a parte).
Según lo veo, las causas de la obsolecencia pueden ser muchas, entre ellas:
-El objeto ya no cumple con lo que de él se espera.
-La tecnologia subyacente cambia.
-El usuario cambia: aprende/madura.
-La «definición» del problema cambia.
Se que lo que digo suena a utopía, pero también me gustaría poder opinar y no ser un mero consumidor,…. al que se manipula y se le dice lo que tiene que usar, cómo y para qué.
Y además, que demonios, me gusta el «If works, don’t fix it»
Muy bueno, el documental.
Tengo una impresora brother laser color que decide que el toner de color esta agotado cuando aun esta a mas del 50%. Moviendo una pestaña del toner le haces creer que es nuevo y sigue imprimiendo unas cuantas semanas mas.
Quizas es desviarse un poco del tema pero a mi me ha recordado a dos pelis/documentales que en su dia tambien me gustaron mucho:
1 The corporation
2 Who killed the electric car
Los recomiendo.
Muy bueno el documental que finalmente he tenido que ver por YouTube gracias a alguien que lo ha subido. El link de la página de TV3 ya no contiene el video, lo han quitado.
Y eso me hace pensar un par de cosas. Que el documental no se ha realizado a modo de denuncia altruista y que quiere volver a pasar por caja para cuando lo emitan por TVE.
Y que si TV3 la pago yo, y TVE también la pago yo, al final pago dos veces por el mismo documental.
En fin,
Long live to YouTube !!!
EUREKA:
No me estraña que le vaya tan bien a los chinos, ellos si que saben lo que es producir con fecha de caducidad………….no hacen nada que dure y eso ha que que sigan fabricando mas y mas cosas malas…………..un saludo.
Acá en mi país reutilizamos todo lo que se pueda. En especial la electrónica más duradera, creo que todavía deben andar por ahí mis primeras tarjetas de video, que vendí para comprarme otras.
Lo siento mucho, pero el 95% de lo que se dice que es obsolescencia programa no tiene absolutamente nada de programada.
Pero es una gran excusa cuando algo se estropea
Y respecto al documental, cuando un documental empieza con algo tan desmostrado que es falso como lo de las bombillas, mal vamos.
Podrías dar algún dato más?
Eso mismo iba a preguntar yo, Oletros. En el documental argumentan (o tratan de hacerlo) sus afirmaciones. Si tienes fuentes por favor cuentanos…
La física tiene una cosa muy mala, es que se deben cumplir sus leyes y si quieres que una bombilla dure, no va a iluminar, si quieres que ilumine, lo que va a hacer es que dure menos.
http://www.iar.unicamp.br/lab/luz/ld/L%E2mpadas/The%20Great%20Internet%20Light%20Bulb%20Book.pdf
Otra cosa muy distinta del cártel, es que quisieran fijar los precios altos, cosa de la que fueron acusados
Así sí, Oletros 😉 Gracias por el documento, promete. De todos modos no sé si te has fijado en que este post es uno de los que estoy recuperando del archivo de Incognitosis de los últimos años. Aún así, lo dicho, bien por el comentario.
He quedado frío con esto!
Un saludo a todos! y felicidades Javi x el blog.
Como veo interesante el tema y tengo poco que hacer, quisiera comentar a todos los amigos que pasen por aqui que el ex presidente uruguayo Mujica habla sobre la tematica cuando decide sobre la elegancia de la austeridad, es decir cuantos menos cosas se necesitan para vivir mas libre se es, entiendo que me separo del tema principal pero tambien forma parte, y por otro lado decir tambien que con un consumo responsable, se premiaria a las empresas un poca mas eticas en la durabilidad del producto, aunque creo que la salida a esto es mas una combinacion que una respuesta unica, como podrian ser:
-Reutilizacion (directa como x ejemplo llenar una botella vacia con otro liquido)
-Reparacion
-Reciclado (o bien de parte de los componentes como de la totalidad del producto)
-Educacion en el consumo, un consumo mas etico y no me refiero al büsne de las ONGs/Intermon Oxfam.
-Y por supuesto la que no sucedera en la actual politik seria eso, la voluntad politica de exigir por medio de leyes (eco, eticas, etc) mayor durabilidad a los fabricantes y la no entrada a sus mercados de ciertos productos que por diferentes motivos sean no aptos para la salud, de los ciudadanos, del planeta, etc. Un saludo B
Las parejas recién casadas (y los solteros recién independizados) sufren con frecuencia un curioso fenómeno al que no encuentran explicación: a lo largo del tercer año de vivir en su nuevo y flamante hogar, los electrodomésticos se empiezan a averiar como si se hubiesen puesto de acuerdo. Y no sólo los electrodomésticos: cualquier elemento de uso cotidiano (persianas, interruptores, cierres de ventanas, cisternas de wc, mecanismos de cajones, bisagras de armarios, etc) también escogerá ese momento para autodestruir esa pequeña pieza fundamental que, para empezar, nunca debió ser de plástico.
La lluvia de averías puede suponer un gran desembolso, y también a veces una pequeña crisis de pareja del tipo «es que eres un(a) manazas y lo rompes todo»
Entonces se dan cuenta de que ninguna avería entra en el plazo de garantía «por los pelos», y empiezan a sospechar que, o son gafes, o hay una mano negra detrás de ese desastre.
Ni se imaginan cómo de negra, y de grande, es esa mano.