Escribir sobre tecnología durante años me ha hecho ser bastante escéptico con todo tipo de tendencias del mercado. Tendencias que a menudo no resolvían ningún problema existente, sino que eran la respuesta a un problema artificial creado por los propios fabricantes.
Para mi los tablets son el ejemplo perfecto de esas tendencias. Me equivoqué con este mercado, claro -menos mal que Stevie no me consultó-, y me cegó aquello de creer que todos sois como yo. Los tablets han tenido su sitio gracias a ese apetito por consumir contenidos, pero el formato parece tenerlo crudo ante un segmento, el de los phablets, que parece llevarlos a la irrelevancia.
Pero los tablets son productos completos, y cuando hablaba de tendencias ficticias me quería centrar sobre todo en características específicas de un mercado. Los americanos los llaman gimmicks, cuya traducción más coherente sería en mi opinión ‘artificios’. Como de costumbre el término en español parece no ser demasiado apropiado, así que la palabra sajona ha acabado siendo la que da título a esta entrada.
Y el ejemplo perfecto de esos gimmicks son los selfies. Es la palabra de moda desde hace meses, y se ha convertido en el argumento de venta de terminales para un buen montón de dispositivos móviles. Los últimos Lumia 730/735 y los HTC Desire Eye son la confirmación de cómo un teléfono puede llegar a venderse por esta característica. De repente esos selfies son el argumento protagonista, y es difícil no ver algún terminal potente en el que no se nos venda lo bien que se pueden hacer los malditos selfies en él.
No es el único término de moda: los televisores y dispositivos con pantallas flexibles y/o curvas son uno de los reclamos de la industria, y también lo son cosas como la fotografía en condiciones de baja luminosidad o las resoluciones 4K. Y aunque en ciertos escenarios está muy bien contar con esas características, las empresas las venden como algo mucho más importante de lo que realmente son. Y aquí vienen mis preguntas, previo intento de ponerme en lugar del resto de la gente:
- ¿Cuántas veces uno se saca un selfie en relación a sacar fotos de sus amigos/familiares/conocidos? ¿Es que nadie se sabe sacar un selfie con la cámara posterior (vale, es más complicado e incómodo, pero se puede)?
- ¿De verdad que os pasáis la vida sacando fotos en lugares oscuros? ¿De ositos y coches de juguete? ¿Y sin usar el flash? ¿O sacáis las fotos con buena luz y las fotos nocturnas son -quizás- un 5% del total?
- ¿Realmente sirve de algo tener una pantalla curva en un smartphone o una televisión? Que yo sepa sólo sirve para 1) pagar más y 2) molar más (importante).
- ¿Tiene sentido comprar una TV 4K actualmente? Me repito: que yo sepa hoy en día solo sirve para 1) pagar más y 2) molar más. No hablo ya de monitores 4K (ya lo hice aquí, aquí y aquí), cuidado, porque aquí hay razones de peso en temas como la productividad y, si sois gamers, en la calidad de la imagen (si os gastáis una pasta en gráficas dedicadas).
Son solo algunos ejemplos de los típicos gimmicks con los que toda una industria (smartphones, televisores) trata de vendernos la próxima revolución tecnológica. Con cosas que no solucionan ningún problema porque ese problema, sencillamente, no existía.
Más difíciles de clasificar son esas tendencias ficticias que corresponden a tecnologías más o menos llamativas y que en muchas ocasiones acaban quedándose en nada. Me gustan mucho los informes Hype Cycle for Emerging Technologies que publican en Gartner cada mes de agosto cada año (2010, 2011, 2012, 2013, 2014) en las que aparecen curvas la mar de monas con un montón de palabritas muy “in” que a menudo acaban estando totalmente “out“. Aquí destacan eternas promesas que solo se han quedado en eso (de momento, claro, por eso son eternas promesas) o en poco más. Por ejemplo, la Realidad Aumentada, el Big Data (prohibido traducir esto, por cierto), la ludificación/gamificación, o una abolutamente estúpida con un nombre, eso sí, chulísimo. Muy de película con Tom Cruise de prota: la llamada Quantified Self.
Para mi todas ellas son básicamente humo. Términos que quedan muy chulos en una charla tecnológica, pero que no han demostrado absolutamente nada más allá de tratar de impresionar con una o dos pruebas de concepto. Está muy bien que haya corrientes y tendencias que traten de mejorar nuestra vida, pero en algunos casos lo que se nos vende es una revolución que ni era necesaria ni tiene sentido práctico. Así que cuidado, y como siempre, poned un poquito de sentido común antes de comprar un dispositivo, adquirir un servicio o apuntaros a la última moda.
Gimmicks a mi.
¡Totalmente de acuerdo! Y me ha encantado el nombre que le han puesto a estas situaciones. Gimmicks.
Como bien dices, no todos tendrán las mismas necesidades, pero yo coincido en todas. Selfies pueden ser perfectamente 1 de cada 20 fotos y normalmente son selfies personales por enseñar como me quedan unas gafas o algo así y no necesito una cámara muy buena. Es más, uso mucho FaceTime y si quisiera una mejor cámara frontal sería por esto y no por los selfies.
Y sobre los otros Gimmicks, lo mismo. Fotos a oscuras (o sea, en discotecas y poco más) son muy pocas. A lo mejor la iluminación no es la adecuada en todas las ocasiones, pero vamos, no me preocupa a la hora de comprar un móvil que éste saque buenas o malas fotos a oscuras.
Las pantallas curvas me parecen incómodas. Y no sé de qué me serviría una televisión 4K con el poco contenido que hay ahora mismo y lo caro que es.
Pero este fenómeno pasa con muchas cosas.
Por ejemplo, los «smartTVs». Gente que va a comprarse una televisión y te dice: «Pero que sea SmartTV, eh!». Total, después ni siquiera se molesta en conectarla a internet, pero se ha quedado contento con que es SmartTV.
O la gente que te pregunta muy preocupa al comprarse un Mac: «¿Pero me funcionará el Word?». A lo que uno sólo puede responder: «Sí. Tranquilo. Pero para los dos archivos en Word que vas a escribir al mes tampoco deberías preocuparte por eso».
¡Un saludo!
1 – Pues en los viajes suelo sacar muchos con mi mujer y cuanto menos trabajo lleven mejor, aunque no elegiría el teléfono por esa característica, sigue siendo un punto a favor.
2 – Pues el problema no es si son el 5% o el 50% de las fotos, yo quiero una cámara que funcione siempre, no que los días que quede en sitios oscuros no pueda hacer ni una foto. Es como comprarse un desapotable y si llueve que te tengas que coger el autobús, sería inaceptable.
3 y 4, las pantallas 4K tiene el mismo sentido comprarlas que cuando salieron las fullhd, actualmente no hay contenido pero si vas a comprar un televisor con idea de que dure años, ya aprovechas porque sabes que el futuro es ese. Con los televisores curvos pasa como el 3D, a lo mejor triunfa como que no vale para nada.
desapotable <– descapotable, no hablo de la potabilidad de la lluvia 🙂
1) Yo sí suelo sacarme selfies con mi mujer, sobre todo cuando viajamos solos los dos. Lo de sacarlos con la cámara trasera lo veo un poco incómodo, aunque supongo que todo es cuestión de entrenar. Ignoro si la cosa será duradera en el tiempo o si es fruto de la moda. No obstante, no creo que fuera un factor determinante para decidirme por un terminal u otro.
2) No, no me paso la vida tomando fotos en sitios oscuros, pero por experiencia te digo que la mayoría de las cámaras que saca buenas fotos en condiciones de baja iluminación, suele sacar mucho mejores fotos en condiciones de iluminación normal que las que no lo hacen. Además, si suelo sacar fotos al ocaso, uno de mis momentos favoritos del día para sacar fotos, y te aseguro que ahí el sensor de una cámara tiene que dar el tipo con baja iluminación, si no quieres una foto llena de «grano» que fastidia el resultado final, en el que se busca la sutilidad de la iluminación propia de esas horas. En este caso, esto si que sería un factor determinante para mi para decidirme por un dispositivo u otro.
3) Totalmente de acuerdo, no sirve para nada, es más, me parece algo molesto y que distorsiona la imagen original. En mi opinión, no sirve ni para molar más 🙂
4) Efectivamente, con la poca oferta 4K me parece absurdo comprar una tele así. Además me da la sensación de que hay gente que cuando las ve expuestas creen que por tener una tele así van a ver todas las emisiones como en la demo que ponen en la tienda. No obstante, cuando exista suficiente oferta 4K el salto en la calidad de imagen me parece extraordinario, el salto me parece más grande incluso que del DVD al HD, sencillamente espectacular. No obstante, por las pruebas que he visto en las tiendas, lo que me parece curioso es que las películas proyectadas en este sistema dan la sensación de estar grabadas con la cámara de un iPhone. ¿No estamos acostumbrados a tanta calidad o tal vez hay algo en el frame-rate raro? Da la sensación de que cuando se proyecta algo que no sea las imágenes de demo, hay algo que canta.
Y ya por último, una de las tecnologías con las que tengo más curiosidad por saber si será pasajero, un bluf, o algo duradero son los smart-watches. Yo apuesto a que solo serán una moda, a menos que mejoren mucho en prestaciones. Personalmente, ahora, no estoy muy interesado en un reloj que depende para todo del móvil y que además (supongo) afecta negativamente a la ya maltrecha batería del teléfono. Y que además tiene que cargarse todos los días. Pero con Apple de por medio, nunca se sabe, desde luego.
Saludos.
Vaya hombre, curiosa la coincidencia (incluso temporal) con el comentario de Felipe.
A ver si al final va a ser que el particular es Javier…jejejeje.
jeje, mientras leía tu comentario estaba pensando: vaya con el tío este, si parece que he entrado con otro nombre. Si un día coincidimos de vacaciones ya nos hacemos fotos los unos a los otros para evitar tanto selfie jeje
🙂
Javier, el sentido común brilla por su ausencia ante cualquier tendencia tecnológica. Tanto al decir ‘esto triunfará o no’ en una charla tecnológica como a ‘me lo compro el primer día que sale’ porque soy lo más. Ojo, también hay quien lo compra para trastear, por curiosidad y, evidentemente, porque puede adquirirlo.
Estoy absolutamente de acuerdo con todo el post. Me parece muy correcto, muy lógico y con ejemplos cercanos. Nunca he aspirado a ser el gurú de la tecnología que adivina con un chasquido de dedos qué triunfará o se la pegará. Cada vez dudo o, mejor dicho, me pregunto y soy bastante escéptica con lo que veo o me presentan. Defecto profesional…puede. Cansada de tanto vende humo…seguro.
Me temo que el sentido común brilla por su ausencia en muchos otros escenarios 🙁 Gracias por tu comentario, coincido 100%, saludos Pilar!
Pingback: ¿Y si funcionase? | Incognitosis