Acabo de publicar la noticia del día, mes y quizás año. Satya Nadella ha sido el elegido. The One y todo eso. Este joven directivo (46 años, ya tengo objetivo para dentro de seis) ha sido nombrado el tercer CEO de la historia de Microsoft, sucediendo a Steve Ballmer y liderando ese cambio de filosofía que según sus responsables convertirá a Microsoft en una empresa de dispositivos y servicios.
No acabo de cogerle el gusto a esa frase, que me suena un poco a IBM 2.0, pero lo cierto es que como comentaba en Xataka, el nombramiento tiene bastante sentido. Nadella ha sido probablemente el principal artífice del éxito de Azure, y la relevancia de las divisiones de empresa es innegable. Ya sabéis: si el PC pierde fuelle, que lo está perdiendo, hay que tirar a lo que da pasta. Que para Microsoft ahora mismo es la empresa.
A priori y con mis escasísimos conocimientos de la situación, ese nombramiento me parece conservador. Yo diría que hasta aburrido. Nadella no es un Sinofsky, ese candidato imposible que probablemente le hubiera dado cierto tufillo startup a Microsoft. De hecho, la empresa más famosa de Redmond parece irremediablemente abocada a convertirse en el gigante azul de esta nueva etapa. Antes odiada –como IBM–, y ahora respetada –idem–, Microsoft lleva años luchando contra la irrelevancia (bueno, quizás esa sea una palabra un poco fuerte) en varios segmentos.
Yo, desde luego, no sé si querría estar en el pellejo de Nadella. Tratar de recuperar en mercados como la movilidad o los servicios en la nube parece posible –ya ha dado pasos importantes–, pero desde luego no será nada fácil. Y cuidado, que por lo visto Gates va a asumir un papel algo más protagonista que en los últimos años y se convertirá en asesor tecnológico con el compromiso de «dedicar más tiempo» a la empresa. Ese último punto me ha hecho ser optimista, así que ya sabes, Satya. A por ellos.
Pingback: Diez años de Facebook, diez años sin Facebook | Incognitosis