Vuelvo a un tema que había dejado algo aparcado, el del diseño web, con una pequeña reflexión sobre una realidad que hace tiempo que vivimos en el sector de las publicaciones online: los artículos con diseño propio –en inglés los llaman art-directed blog posts— que poco a poco van demostrando la capacidad de un medio digital para dar tanto (o más) valor y potencia visual como las tradicionales revistas impresas.
La idea era otra de las muchas que van acumulándose en mi particular trastero mental, pero hoy no podía dejar pasar la oportunidad de comentarlo tras leer, ver y casi degustar el impresionante artículo de Rolling Stone «The geeks on the front lines«. Es, sin lugar a dudas, el ejemplo más espectacular que me he encontrado de esa tendencia por combinar los artículos de largo formato y un diseño web que no solo presente el contenido, sino que le dé aún más valor y potencia visual. En WebDesignerDepot hace ya más de dos años que hablaron en un post fantástico de los pros y contras (que los hay) de una filosofía cada vez más popular.
El artículo de Rolling Stone en particular es una especie de experimento en colaboración con el HTML5 Hub e Intel que demuestra a dónde pueden llegar este tipo de contenidos, pero no ha sido desde luego el primero. Tanto The Verge como Polygon (hermanitas de la familia VOX) lo han utilizado en artículos y reportajes especiales —featured, que dicen ellos– y también en análisis de producto que son en si mismo partes fundamentales del valor de una publicación técnica. Pero son también habituales en otras como Wired o en Fast Company, otras dos publicaciones online que van un pasito más allá en esto del diseño web. En nuestro país el ejemplo que más destaca en mi opinión es Jotdown, que sin grandes alardes ha construido una experiencia realmente fantástica, aunque ahí la literatura prime sobre todo lo demás (y lo hace de forma excepcional).
El resultado, por supuesto, no siempre es acertado. A menudo estos reportajes son difíciles de leer por los excesos visuales y por el uso de demasiadas florituras en esa obsesión por hacer que arte visual y literatura se combinen. Pero bien llevadas a cabo –como el ya citado ejemplo de Rolling Stone– son una tendencia que demuestra su capacidad y que probablemente veamos más y más en el mercado global de las publicaciones online.
De cuando en cuando comento en Twitter mis pequeños descubrimientos en este apartado —Nautil.us es, con mucho, el más destacado de los últimos meses– y hace poco también hacía mención en mi cuenta de dos reflexiones adicionales que ayudaban a comprender el fenómeno de ese valor adicional que aportan las piezas literarias más largas de lo normal. Medium es un buen ejemplo por los largos contenidos de calidad —los defendía Evan Williams recientemente, veremos si acaba cansando a aquellos que escriben allí por amor al arte–, pero también lo es –aún más, si cabe– la iniciativa Kindle Singles de Amazon, que apuesta por el formato ‘booken‘, que están a medio camino entre el reportaje y la novela corta, sin ser ni lo uno ni lo otro. Un tercer apunte y fantástico descubrimiento reciente para los que tengáis ratos libres es Longreads. No os perdáis ninguna de esas opciones.
En medio están intermediarios que se nutren de todo ese flujo de literatura, arte y periodismo. En mi caso, hace unos días comencé a experimentar con Flipboard Magazines. Este singular servicio ya ofrece acceso a sus revistas a través de un navegador convencional, y no solo a través de clientes iOS o Android. Así que he comenzado a añadir artículos que considero especialmente destacados en mi revista personalizada, que como no podía ser de otra forma, he llamado Flipcognitosis. Por ahora no hay demasiados artículos (trato de ser exigente), pero lo cierto es que el resultado es, como mínimo, sugerente. Y eso es todo un piropo viniendo de alguien que, como yo, vive de esto y le gusta que le lean donde escribió, y no en un lector de feeds RSS, un Flipboard o un Currents. Pero lo importante es que le lean a uno, supongo.
Y esa es la clave. Que esa combinación de arte visual, literatura, y periodismo, hace que a uno le den muchas más ganas de leer. Ya resolveremos –espero– el tema de cómo rentabilizar todo ese esfuerzo. Si alguien tiene sugerencias en esto último, estaré encantado de escucharos.