(Disclaimer: Post para mayores de ¿30?) Tengo una memoria de palo, sobre todo para acontecimientos personales, pero recuerdo como si fuera ayer el día en que mi padre trajo a casa el primer vídeo que nos permitía grabar lo que echaban en la tele. Que en aquella época, por cierto, no era mucho: o veías TVE, o veías «el UHF». Con rombos y todo. Aunque no puedo concretar el año, yo diría que aquel invento mágico llegó aproximadamente en 1982. Lo que es seguro es que lo primero que probamos a grabar fue un programa en el que salía el Congreso de los Diputados y recuerdo claramente ver a Adolfo Suárez una y otra vez en la grabación de apenas 30 segundos. «¡Rebobina papá! ¡Rebobina otra vez! ¡Cómo mola!».
Pero mi padre metió la pata. Compró un vídeo Betamax («Beta»), que a la postre sería el formato que acabaría en la basura, ya que el formato VHS –peor a nivel técnico– lograría llevarse el gato al agua. Acabamos teniendo vídeo VHS al poco tiempo, claro, como todos los españolitos de a pie. Las cintas vírgenes comenzaron a poblar el armarito de al lado de la tele, y junto a aquellas cintas con grabaciones legales y aquellas que iban y venían al/del videoclub del barrio comenzaría a surgir un mercado que curiosamente entonces la industria parecía despreciar. Las copias pirata -recuerdo especialmente haber ido a ver ET en una calidad patética en casa de un amigo justo después de su estreno- tuvieron su aquel, y lo de conectar dos vídeos y lograr saltarse la protección -cosa que al final no era tan complicado- permitió que el formato creciese en popularidad, porque la piratería en cierta medida provocó sin duda el aumento de ventas de aparatos de vídeo. Una anecdótica situación que fue análoga a la de las cintas de cassette y que daría pie a un post aparte sobre la piratería ochentera.
Sea como fuere, aquella época pasó, y lo demuestra la noticia del WSJ en la que se nos cuenta -con matices melancólicos, y estamos hablando del Wall Street Journal- que Panasonic abandona la fabricación de vídeos VHS en Japón. El formato no está del todo muerto, no obstante, pero está claro que hoy en día su uso es una mínima expresión de lo que fue. Pero como ocurre con muchos otros apartados, parece que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque yo recuerdo el VHS como un formato con un encanto especial. Daba igual tardar en rebobinar 10 minutos, que las cintas ocuparan una burrada para lo que almacenaban, que la calidad fuese -vista hoy en día- una castaña, o que buscar una escena en particular fuera un suplicio. Porque el formato VHS fue un pequeño prodigio para la época. Quién nos hubiera dicho dónde andaríamos un par de décadas después.
(Imagen: VHS Wallpaper, de anderton para DeviantArt)
La de cintas que tengo aún almacenadas en cajones y estanterías… con grabaciones de las antiguas carreras de 500cc…. Temporadas enteras de finales de los noventa…
Dios, que pureta soy.
Saludos