Creo que nunca he hablado de política en Incognitosis. Es un tema que no me atrae a pesar de su absoluta relevancia, pero sí que me he dado cuenta en los últimos tiempos de cómo la conversación con amigos y conocidos, que nunca iba por esos derroteros, sí que ahora desemboca alguna que otra vez en cómo están las cosas y en cómo creemos que unos u otros la han cagado. Mi posición es cómoda, me temo: suelo escuchar (para aprender, espero), pero no me pronuncio demasiado, porque tengo demasiados temas cogidos con pinzas. Pero si tuviera que elegir un grupo de cinco palabras para definir la política actual (y puede que la de siempre), una de ellas sería, sin lugar a dudas, corrupción.
Ese es el tema central de la película que vi ayer, otra vez en V.O. subtitulada en inglés y en 720p en el proyector, que mola más. The Ides of March (Los idus de marzo) tiene un título que hace referencia a la época de la antigua Roma, y está basada en la novela «Farragut North» de Beau Willimon. George Clooney se lo ha currado, desde luego. Cogió la novela, ayudó a escribir el guión, y a partir de ahí ha dirigido, producido, y protagonizado la película. El resultado es fantástico, incluso teniendo en cuenta que Ryan Gosling no me pega en el papel de listillo (ni en ninguno, en realidad, me parece un actor mediocre). Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti (al que se ve mucho menos) lo bordan, y Marisa Tomei -los años no pasan en balde- también lo hace realmente bien.
Como decía, el resultado es fantástico. El desarrollo de la película es perfecto, y el resultado, tristemente predecible. Y digo «tristemente» no porque sea malo, ni mucho menos. Es predecible porque narra crudamente la realidad política a la que nos enfrentamos. Una realidad que vemos todos los días en nuestro país en los telediarios, pero que seguramente sea tan solo una mínima parte de una realidad mucho más grande que sucede sin que nos demos cuenta. Y los friquis nos quejamos de que Google o Facebook amenazan nuestra privacidad. Ja. No tenemos ni idea de lo que se cuece. Eso sí que da miedito.