Este fin de semana mientras tiraba un poco de Twitter vi como algunos medios comenzaban a hablar de un nuevo invento llamado Chatroulette, así que acabé leyéndome los artículos de sitios como TechCrunch. La idea es curiosa, desde luego: uno se conecta la webcam, se enchufa a Chatroulette.com, y pincha en Play.
A partir de ahí, que viva la locura. Chatroulette te conecta con cualquiera que esté conectado al servicio, que podrá verte y que se dejará ver (aunque hay gente que desconecta vídeo y/o audio) y con el que puede que logres chatear. El problema es que la media de duración de estas fugaces conversaciones es de unos pocos segundos. Doy fe, porque he probado el servicio, y una cosa es segura: es divertido.
Al menos, al principio. En Chatroulette impera la originalidad, pero también la falta de paciencia. Si lo que se ve en tu webcam no llama la atención, el otro extremo hará clic en el botón «Next» para probar suerte con otro extraño. Y así hasta el infinito. Te encuentras con toda clase de personajes, muy pocas personajas -está claro que buena parte de los usuarios masculinos van a lo que van-, y bastante exhibicionismo, que en ocasiones se pasa un poco de rosca. Imaginad y acertaréis.
Si queréis investigar más sobre el servicio, os recomiendo que os leáis un par de artículos en el New York Times (1, 2), y en ellos os enteraréis por ejemplo de que el creador del servicio ha sido un jovencito ruso de 17 añitos que ha puesto en marcha una infraestructura muy decente (siete servidores dedicados en Frankfurt, 7 gbps de throughput). La idea, como todas las ideas, era buena, pero la ejecución ha sido mejor.
No sabía que mi pinguino de peluche provocara dichos pensamientos en otros peluches 😉
Pero lo mejor para saber de qué va el tema es, sin duda, probar Chatroulette, y desde luego, hacerlo con una webcam. Raro será si a los 5 minutos no habéis esbozado al menos una sonrisa.
No creo que el fenómeno dure mucho -es divertido para cinco minutos, pero acaba cansando- y hasta los fanáticos del chat y mensajería instantánea probablemente prefieran contactar con sus amigos y conocidos a través de redes tradicionales. Pero desde luego vale la pena probarlo para ver cómo una vez más muchísima gente tiene muchísimo tiempo libre… y ganas de perderlo. Pero al menos en este caso, la cosa es divertida.
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