Sin que sirva de precedente, chiste para abrir un post. Luego lo explico.

Llega un argentino a la aduana de un aeropuerto y le pregunta el policía:
– ¿Nombre?
– Carlos Alberto Rizzoli
– ¿Nacionalidad?
– Argentina
– ¿Sexo?
– Enorme, descomunal

La gente se está haciendo un lío importante con el anuncio del CEO de Microsoft, Satya Nadella, que últimamente está de lo más comunicativo. Hace dos días, durante la conferencia para presentar sus resultados financieros para el cuarto trimestre fiscal de 2014, al Sr. Nadella le dio por soltar una pequeña bomba:

Vamos a simplificar la próxima versión de Windows, que pasará de tres sistemas operativos a un solo sistema operativo convergente único para todos los tamaños de pantalla.

La bomba, en realidad, no lo era tanto: Microsoft lleva preparando ese movimiento desde hace algún tiempo, y varios medios hablaban de cómo el próximo Windows 9 será un sistema universal que se podrá instalar en smartphones, tablets, portátiles, PCs o incluso en la Xbox.

Mary Jo Foley, que ya está curtidita y que tiene buenas fuentes, fue la única capaz de aclarar qué significaba el anuncio de Nadella. A saber:

• Un único equipo de desarrollo del SO
• Un único núcleo: OneCore para todos
• Una única tienda de aplicaciones
• Una única plataforma de desarrolladores

Y luego Foley aporta el dato importante para muchos (que no para mi): el hecho de que seguirá habiendo varios SKUs, o lo que es lo mismo, distintos paquetes de Windows para distintos formatos. Habrá por tanto Windows para smartphones, Windows para PCs y portátiles o Windows para la Xbox.

Pero lo que no tiene en cuenta Foley (y creo que ahí está la clave) es el hecho de que ya no habrá distinciones. Por eso no he dicho que «habrá por tanto un Windows Phone para smartphones» o «una versión de Windows para la Xbox». No. Windows será único. El «para XXXX» será el que defina qué componentes adicionales se suministran en cada dispositivo, porque los elementos que son válidos para un smartphone no lo son necesariamente para la Xbox o para el PC y el portátil.

Aquí Foley se muestra demasiado calmada, como el resto de los medios, y yo sigo sin entender qué les pasa a estos juntaletras yanquis que no entienden lo que se nos viene encima.

Es, como el chiste del argentino en aduanas con el que abría el post, algo «enorme, descomunal«. Es esa idea de convergencia de la que vengo hablando desde hace años, y de la que es responsable -al menos, que yo sepa- Mark Shuttleworth. El 31 de octubre de 2011 el creador de Ubuntu desvelaba sus ambiciosos planes abriendo con una frase que no se ha podido hacer realidad:

By 14.04 LTS Ubuntu will power tablets, phones, TVs and smart screens from the car to the office kitchen, and it will connect those devices cleanly and seamlessly to the desktop, the server and the cloud.

Ubuntu 14.04 LTS llegó, pero está aún muy lejos de ofrecer todo eso que prometía Shuttleworth. Aquel primer paso de Ubuntu for Android era prometedor -de hecho la imagen que encabeza el artículo es una versión modificada de aquella-, pero se quedó en nada. Hoy en día Microsoft sí está muy cerca de ofrecer ese objetivo que Shuttleworth nos reveló. Muchos siguen sin apreciar lo relevante, lo brutal, lo descomunal (ahora cada vez que digo esa palabra me viene a la cabeza el chistecito de marras) de una plataforma que hará algo que sigue sin entrarle en la cabeza a mucha gente:

Que tu próximo PC sea tu smartphone. 

Lo dije entonces, y lo repito ahora… ampliado. Porque el próximo PC no tiene por qué ser el smartphone. En realidad tu próximo PC podrá ser también tu tablet, o tu consola, o, porqué no, tu reloj inteligente. O a saber qué. No importará demasiado, porque podrás usar (o esa es la promesa) cualquier aplicación en cualquier formato. Esas aplicaciones se adaptarán a esas pantallas (ya sea la de un móvil de 5 pulgadas, o un monitor QHD de 30 pulgadas) como las páginas web ahora se adaptan a esas pantallas gracias al Responsive Web Design.

De verdad, lo veo tan claro que no entiendo cómo el resto de la gente no lo ve. Veremos si en Microsoft lo ven tan claro como yo.