Es mi Scattergories y me lo llevo. O lo que es lo mismo, es mi Twitter y lo uso como quiero. Y lo mismo hacéis cada uno de vosotros. Esta mal llamada red social -para mi no lo es, y tiene más tintes de medio de comunicación que de otra cosa- tardó en convencerme, pero lo hizo. Soy un fan convencido de Twitter, y lo soy porque se ha convertido en una herramienta indispensable en mi día a día, tanto a nivel profesional como a nivel personal.

Pero claro, lo uso de una forma muy particular. Una que ha hecho que algunos conocidos me repliquen con aquello de «Oye, ¿qué pasa?, ¿por qué no me sigues en Twitter?«. Pues por una sencilla razón: porque sigo a medios y a gente que descubren cosas interesantes para mi. Cuando recibo el aviso de que tengo nuevo seguidor, siempre miro los últimos tweets de su cuenta. Y en apenas 10 segundos sé si esa persona o medio me aportará algo y si quiero seguirle o no.

Así que si sois de los que usáis Twitter como un servicio de correo electrónico público, si sois de los que lo usáis únicamente (ojo, únicamente)  para promocionar un blog personal o profesional, o si sois de aquellos que se empeñan en contar lo bien que se lo están pasando en este sitio o este otro -y perdiendo el tiempo haciéndolo-, que lo disfrutéis, majos/as.

Pero también puede que seáis de aquellos usuarios que comparten enlaces curiosos, sorprendentes, educativos, y que, en resumen, amplían mi visión del mundo. Pueden ser reflexiones propias, pueden ser reflexiones de otros, e incluso pueden ser reflexiones en 140 caracteres -que las hay, y muy buenas-. Pero la esencia es que compartáis. Que enlacéis. Y que lo hagáis con criterio, claro.

El bueno de Daniel Cuñado (@danielcunado) lo contaba esta mañana en su blog con un post en el que hablaba de lo que el llamaba los usuarios proxy. Es una  buena forma de denominar a todos los que tratan (tratamos) a Twitter como herramienta de descubrimiento. A todos los que no lo hacéis, mi absoluto respeto, vaya esto por delante. Pero basante ruido se genera ya en todos esos servicios que usamos (me gusta ese palabro que también mencionaba Daniel en su blog, infoxicación) como para que uno lo añada voluntariamente por el mero hecho de quedar bien.