Ayer vía Antonio contestaba a un tuit con una pregunta curiosa. Un usuario de Twitter, psicólogo y profesor de universidad, planteaba la siguiente pregunta:
Vais a contratar a un recién graduado.
– Estudiante A ha sacado una media 9.5 sobre 10 en la carrera. Se ha esforzado mucho durante esos años.
– Estudiante B ha sacado el mismo 9.5. Apenas se ha esforzado.
¿A quién contratáis?
La pregunta, decían por ahí, tiene truco. O quizás no. Es una situación hipotética que lógicamente no tiene mucho sentido: nadie contrata a nadie (que yo sepa) solo por la nota. El tema es, ¿es peor que te haya costado de cara a un trabajo, o es mejor?
Los resultados de la encuesta eran muy igualados, y había más o menos la misma cantidad de gente que hubiera contrado al estudiante A que la que hubiera contratado al estudiante B. Casi la misma cantidad de gente que participó en la encuesta no parecían tenerlo claro -yo incluido- y pidieron simplemente ver los resultados.
Aún hoy, volviendo a pensarlo, no acabo de tenerlo claro. Cada opción tiene matices importantes, pero creo que si me tuviera que ver en un brete así, contrataría al estudiante B: que alguien haga las cosas sin esfuerzo es peligroso, pero creo que preferiría a esa persona para hacer su trabajo y para plantear retos de mejora de la empresa. Cosas que no podría pedirle probablemente al estudiante A porque, siendo buen estudiante, tiene que esforzarse mucho para llegar al mismo resultado.
De hecho el A me suena a esa cultura del trabajo que yo considero mala opción: la del presentismo, la de calentar el asiento, la de tardar mucho en hacer las cosas y ponerse medallas por ello. Hacer las cosas rápido y de forma eficiente está mal visto en esas empresas.
Pablo F. Iglesias lo comentaba un poco ayer al hablar del teletrabajo y de aquello que mencioné yo también por aquí. «¿Deberíamos pagarle menos a un teletrabajador que a alguien que va todos los días a la oficina?», se preguntaba. Él y yo llegábamos a conclusiones distintas, pero curiosamente coincidíamos en casi todo lo demás. Me gustó especialmente esta frase:
A mi sinceramente me da igual que un colaborador de la agencia tarde una semana o una hora en realizar el trabajo que le he pedido. Mientras me lo entregue como muy tarde el día y a la hora que pactamos, y esté bien hecho, el resto me da igual. Si lo hace en una hora, pues perfecto para él. Si ha tardado una semana, peor para el. Pero no por ello voy a pagarle más o menos, ya que lo que cobra está basado en el objetivo.
Estoy totalmente a favor de la productividad: mientras alguien cumpla, que lo haga como y cuando quiera. Es difícil llevar esa idea a la práctica porque cuando alguien produce rápido y bien, lo normal es que eso no sirva para que él gane más pasta o tenga más tiempo para sus cosas: lo normal es que sirva para que le encarguen más trabajo. Ser eficiente es una gaita.
La pregunta del estudiante sonaba a eso. A elegir qué premiar: si el esfuerzo o la capacidad. Creo que se pueden premiar los dos, pero diría que en ese caso específico preferiría apostar por esa capacidad. ¿Que el chaval luego es tan máquina que hace su trabajo demasiado rápido? Mejor para él. Speed matters, que dice este otro bloguero en su reflexión ¿Que se aburre por eso? Ya me encargaré yo de plantearle retos y de compensarle por afrontarlos.
Eso, claro, me deja en mal lugar ante todo el mundo que se ha esforzado mucho por algo y ha conseguido ese mismo resultado. En entornos profesionales el problema es ese, que igual llegan situaciones en las que eso no es suficiente.
¿Qué chungo, no? Me siento un poco mala persona 🙁
También estamos dando por sentado que «sin esfuerzo» significa «vaguería», y no tiene por qué ser así. Puede ser que el B sepa tomar buenas decisiones, o tenga un talento especial en esa materia en concreto, no por eso es un vago. Simplemente sabe hacerlo mejor con menos esfuerzo.
Yo me quedo con el B por el mismo motivo que has expuesto tú.
Esa es una buena apreciación. Parece como si quien lo hace bien y rápido puede ser un poco vago, y no es ni mucho menos necesariamente así.
Como tampoco tenemos que suponer que el que tiene que esforzarse más sea un mediocre calientasillas. La tenacidad, la autodisciplina y la capacidad para superar situaciones desavantajosas son cualidades tan buenas como ser brillante, rápido y saber calcular la relación óptima entre esfuerzo y resultado.
Correctísimo. Yo soy más estudiante A, que conste. Y no llegaba al 9,5 ni de blas.
Puede que el que se ha «esforzado» haya tenido que sustentarse económicamente durante la carrera y el que se la ha sacado sin «esfuerzo» se haya podido dedicar durante los años de universidad exclusivamente a estudiar, con mesa, colada y entretenimiento costeado por los progenitores. Hay muchos matices.
Demasiados, sí.
No puedo resistirme a escribir para decir que opino exactamente lo contrario 🙂
La inteligencia no lo es todo. Por eso los estudiantes superdotados tienen tantas papeletas de obtener un mal expediente académico.
Una persona que es capaz de obtener esos resultados sin esfuerzo es muy probable que tenga otras carencias como disciplina, método, constancia y capacidad de sacrificio.
Trabajo en la industria del software, donde los proyectos se sacan adelante con personas que tienen que trabajar en equipo. Siempre he pensado que los de recursos humanos deberían fijarse mucho más en seleccionar personas con una gran inteligenca emocional, que sepan escuchar, reconocer sus errores, ser solidarias y que ayuden sus compañeros. Porque, al fin y al cabo, cualquiera con la formación técnica necesaria tiene los conocimientos pero quizás no la capacidad de trabajar bien.
Está bien opinar lo contrario, que conste! Ya he dicho que no lo tengo claro, quizás lo condicionaría mucho el tipo de trabajo que tuviera que hacer esa persona. El esfuerzo a veces es más valioso que la capacidad, así que habría que valorar ese tema.
En el curro, en esas situaciones donde se requiere capacidad, soy esa persona. Y ahí cobramos toooooooooooooooooodos lo mismo, todos.
¿Y con qué me puede premiar? Veamos… porqué aquí cada día hay menos caramelos…
Javi, si fueras tú el de la capacidad y todos corbárais lo mismo. ¿Qué te parecería más injusto? Un plus para ti o un plus para el que se ha esforzado?
Buen dilema. En mi «empresa» lo tengo claro: CAPACIDAD, sin duda.
Tema delicado, ya sabes, porque unos van a ver mal que premies a otros cuando el trabajo sale adelante. ¿Quizás por objetivos, exigiendo más y viendo quién llega? Un poco marrón también. Lo dicho. Muy difícil decidir.
Buenos dias.
Perdona pero en este caso estoy en total desacuerdo contigo. No habria que valorar solo la nota para contratar a nadie. Y el que se tiene que esforzar para conseguir algo no es peor que el que lo consigue más fácil. No todo el mundo tiene una mente privilegiada que le permite obtener fantásticas notas en una carrera, hay quien tiene que esforzarse porque le resulta más difícil consguirlo, pero no es un estudiante peor, es un estudiante diferente.
Llevo toda la vida inculcando a mis hijos, como hicieron conmigo mis padres, que el trabajo y el esfuerzo, tienen su recompensa, y tú, en un comentario, echas todo ese trabajo por tierra. Pero permiteme decirte que estás equivocado, no es mejor el que más fácil lo tiene. Es mejor aquel que, sin tenrelo tan fácil, consigue lo mismo a base de trabajo y esfuerzo.
Según tu teoría, para que contratar a gente con una mente menos privilegiada, si ya hay lumbreras que lo hacen todo en un plis? Pues muy sencillo. No todos los trabajos requieren superlumbreras que están habitualmente descentrados y pensado en su próxima genialidad. En todos los trabajos se necesita gente que esté «sentada» y sacando adelante el trabajo día a día. Tener una mente privilegiada es un gran punto a favor, pero no el único.
Recordemos, siempre, que el trabajo y el esfuerzo tienen su recompensa.
Un saludo.
Bien dicho Esther, ya comentaba en el post que no lo tenía claro. Por supuesto que el trabajo y el esfuerzo tienen su recompensa. Tienen que tenerla. Dímelo a mí, que no soy precisamente un lumbrera. Como le decía a Nadie, supongo que también influiría mucho el puesto de trabajo para el que eliges a la persona: es una pregunta bastante puñetera así tal cual 🙂
Inculcar a tus hijos valores, esfuerzo y dedicación será la mejor inversión a la larga, sin duda.
Ojalá la genética no lo arruine.
Mi opinión desde la experiencia de 20 años como empleador, y también como gran seguidor de un deporte colectivo tan bonito como el baloncesto, donde sin embargo necesitas alguna superestrella para poder ganar: en un equipo necesitas un balance de unos pocos con alta capacidad (me gusta llamarlo talento) y unos muchos esforzados. La regla de pareto 20/80 o incluso más pronunciado.
La gente con mucha inteligencia y capacidad pero menos espíritu de trabajo se cansan, se distraen, y aunque son los que tienen las ideas más innovadoras y te desatascan de los problemas, y cuando se concentran durante un breve tiempo son brillantes, no suelen sacar el trabajo sucio que hace falta en todas las actividades. Ese trabajo sucio los hacen otros perfiles más tipo «hormiguita», pero a estos últimos les molesta un poco ver al otro perfil que no se lo toma tan en serio ni se compromete tanto con la empresa.
Lo ideal, por supuesto, es encontrar esos pocos casos extraordinarios donde te encuentras gente con alta capacidad y además esforzados. Cualquiera que haya visto el documental «The Last Dance», o leído sobre gente de gran éxito como un Steve Jobs, Bezos, Gates, etc, sabrán que son gente de muy altas capacidades pero que también se esforzaron hasta niveles enfermizos.
Lógicamente la disyuntiva planteada en TW es un poco tramposa y reduce demasiado al extremo la dicotomía, pero en resumen mi opinión es que en la mayor parte de los casos prefiero la apuesta segura del tipo A, y sólo de vez en cuando asumo el riesgo del tipo B.
[Un añadido: es posible que el teletrabajo le venga particularmente bien al tipo B, porque es un tipo que posiblemente trabaje mejor en pequeños segmentos de alta intensidad, mientras que el tipo A es más hormiguita, a piñón fijo. Además en teletrabajo, como no se ven los unos y los otros, no se enfadan los tipos A al ver que el tipo B está rascándose la barriga la mitad de la jornada de trabajo. Esos tipos A luego no querrán ver que el tipo B saca el mismo trabajo que ellos en esa otra media jornada, claro. Es lo más difícil de gestionar equipos con las dos tipologías].
Qué buena apreciación, Daniel. La pregunta es que es bastante injusta hecha así por las buenas, sin matizar y teniendo que dar una respuesta sin considerar otros temas importantes como el que indicas.
Creo que ese equilibrio no solo es sano, sino natural. La comparación que has hecho con los equipos deportivos es muy buena: en el Madrid o el Barca están los Messi o los Cristiano (cuando estaba) pero detrás había bastante currante sosteniendo ese talento especial.
Así que si me dieran a elegir y pudiera tener en cuenta si ya tengo trabajadores tipo A la cosa estaría mucho más razonada. Así por las buenas elegir un perfil u otro es una gaita.
Lo de que un perfil es más adecuado para teletrabajar lo veo también peligroso. En eso ya sabes que tengo bastante experiencia y me he encontrado con ambos perfiles: el perfil B, al menos bajo mi percepción, no solo tiene talento: además produce mucho y bien porque le encanta su curro. El problema es que hay perfiles C: poco esfuerzo y poco talento (esos los hay en muchos otros sitios) y se detectan rápido tanto en trabajo físico como en teletrabajo. Cómo lleve cada uno lo de unos perfiles y otros es otro cantar, pero si el B ha hecho su trabajo rápido y perfecto y se rasca la barriga, se lo ha ganado, sin más. Da igual que sea en la ofi o en una playa.
Saludos!
De nuevo no estoy deacuerdo. Yo más bien creo que el teletrabajo probablemente sea mucho más problema para el tipo B, porque seguramente no tenga disciplina, ni hábitos de trabajo con largos periodos de concentración, más en un entorno en el que puedes tener tanta libertad que es bastante fácil ser descuidado si no un desastre en lo que sea que tengas que hacer.
Tampoco estoy deacuerdo en que los problemas que podrían tener los que pertenecen al perfil A tengan que estar relacionados con la envidia porque supuestamente los del tipo B vivan en unas constantes vacaciones al haber hecho todo el trabajo en un plis. Quiero incidir en que ser más inteligente no significa necesariamente que vayas a terminar ningún trabajo en un plis. Es más, como no tengas disciplina o tengas problemas de concentración o te relajes porque estás muy confiado en tus fantásticas capacidades, seguramente no saques nada adelante.
Además los del perfil B podrían llegar a ser problemáticos cuando se lo creen demasiado, no escuchan a los demás, siempre quieren tener razón o son incapaces de delegar o coordinar el trabajo porque ellos son los únicos que saben lo que están haciendo.
Recomiendo la lectura del siguiente artículo: We fired our top talent. Best decision we ever made.
https://medium.com/free-code-camp/we-fired-our-top-talent-best-decision-we-ever-made-4c0a99728fde
Me suena ese post. Creo que leí hace tiempo y lo argumenta bien. Todo tiene sus ventajas y sus desventajas y como ya digo no tengo del todo claro qué haría en esa situación. Para mí lo que decía Daniel (igual necesitas un A en tu equipo en cierto momento, pero igual necesitas un B) es importante.
Cuestión difícil, insisto.
No te sientas mal, hombre; estas cosas no son nada personal, sólo negocios. Yo contrataría al de mayor potencial, en este caso al que ha sacado la carrera con menor esfuerzo e igual nota. Como bien dices, tiene mucho más recorrido de cara al futuro. Eso sí, habrá que darse prisa antes de que lo contrate alguna multinacional con un departamento de RRHH espabilado 🙂
😉 Pues sí.
Caso Messi-Ronaldo/Federer-Nadal. Talento natural vs. Esfuerzo. Ambos consiguen altas cotas de resultados y ambos están equiparados salarialmente. A unos les gusta más el genio y a otros los valores del esfuerzo. Quieres más a papá o a mamá ??
Al fin y al cabo son los resultados u objetivos los que priman. El cómo se alcancen no debería importar tanto en la ecuación.
Tampoco hay que olvidar que el que dispone de talento natural tiene que esforzarse y que el que se esfuerza debe tener un base de talento natural. El uno sin el otro no conduce a la consecución de grandes resultados sino a estruendosos fracasos. Potencia sin control o escasez de potencia.
Totalmente. Si no te esfuerzas, por mucho talento que tengas, lo tienes complicado.
Qué debate más interesante.
Cuando un «hormiguita» tiene que escoger con quién estar en una situación jodida, ¿a quién escogería?
Cuando un «talentoso» tiene que escoger con quién estar en una situación jodida, ¿a quién escogería?
La regla del 20/80 me ha parecido estupenda pero, a veces, tienes que escoger una pareja de viaje, por corto que sea.
Como leía por aquí, el talento con hábitos es tan IMBATIBLE como difícil de encontrar.
Pues sí, esa combinación es la realmente rara de encontrar, pero como dices, debate interesante. Bien ahí todos los comentarios 🙂
Creo que la pregunta de origen está mal planteada. Tanto el esfuerzo como el talento son importantes y, por tanto, es tramposo obligar a elegir. El psicólogo preguntador debería verse esto https://youtu.be/YyXRYgjQXX0 y recordar que el trabajo raramente se ejecuta individualmente, como dice Daniel.
No había visto esa charla TED, me ha encantado, gracias Mbaz. Da para post distinto porque aunque está relacionado con el tema, no es exactamente lo mismo.
Pero sí la pregunta es bastante tramposa en sí misma.
Los dos libros de Adam Grant, el tedista ;-), son muy interesantes para cualquiera que quiera entender mejor cómo funcionan los equipos y el talento. Ambos están traducidos y pueden comprarse en formato electrónico.
Hola Javier, me alegro que ese libro que detestas te haya servido al menos de inspiración para el título del post.
Esto es un poco como el dilema en administración sobre teoría X y teoría Y, escoger sobre controlar o no controlar, y lo que es claro es que depende del tipo de trabajo, en algunos trabajos no necesitas un talento especial, por ejemplo si las tareas son repetitivas, en otros por ejemplo en investigación e innovación necesitas tener un entorno más estimulante donde florezcan las ideas, pero como dice la teoría Z, al final lo mejor es un equilibrio, estimular al estudiante A a desarrollar nuevas habilidades y al estudiante B a usar sus habilidades al 200% como dicen los deportistas. Pero hoy en día es difícil imaginar un equipo que no necesite ambos perfiles.
Lo que no es sano es crear una cultura donde los dos tipos se contraponen, yo disfruto tanto a Cristiano como a Messi, y creo que ellos son un ejemplo de lo que digo, ni el uno es puro trabajo y disciplina (intenta algo de magia de vez en cuando) ni el otro es solo talento (entrena cada día).
Pues ni había pensado en Kanheman para el título, qué curioso. Dicho lo cual, esa es una buena conclusión para el debate: lo mejor es tener del A y del B en la proporción uqe mejor se ajuste a cada escenario.
Encontrarlos, claro, es otra historia.
“Siempre escojeré a un vago para hacer un trabajo difícil… porque encontrará una manera sencilla de hacerlo”
– Bill Gates
Digo yo que a parte de ser vago hay que tener talento, pero vamos, siempre alguien que no necesite esforzarse demasiado, en mi opinión, es mejor.
Esa frase es bastante buena. Bien por Bill 😉