A ver cómo os lo explico.

Esta es más o menos mi situación eterna con los videojuegos (bueno, y con alguna otra cosa). No tengo prácticamente tiempo para jugarlos, pero siempre que sale alguno nuevo estoy tentado de probarlo. El tema ha empeorado en estos últimos tiempos porque nunca hubo más ni mejor oferta, y nunca hubo mejores precios para disfrutarlos.

Tiendas como Steam no paran de ofrecer descuentos, pero es que además están los Humble Bundle y por si fuera poco los chicos de Epic Games están logrando algo que parecía imposible: ganarle terreno a Steam. Para ello, claro, nada mejor que regalar juegos.

En los últimos tiempos han regalado dos mitiquísimos: ‘GTA V’ y ‘Civilization VI’. Ninguno de ellos es mi tipo de juego, y de hecho jamás los había jugado. «Pero JaviPas, ¿lo dices en serio? Acabas de perder todo mi respeto«, diréis alguno.

Pues sí. Nunca he tocado esos juegos, y lo he hecho por una buena razón: temo que me atrapen para siempre y acabe totalmente enganchado a ellos. Casi que ni tocarlos con un palo, por si las moscas. Últimamente me he arriesgado a tocar algunos de esos juegos que han conquistado a millones pero que a mí, por una razón u otra, no me hacen tilín. Tenemos el ejemplo perfecto en ‘Read Dead Redemption’ (trabalenguas total), que hace ya un par de años que compré para la Xbox en digital y que he jugado de forma muy, muy intermitente. Nunca me ha enganchado a pesar de lo que había oído. Me parece aburrido hasta decir basta, y no entiendo qué encanto tiene estar todo el rato por ahí con tu caballo matando liebres o persiguiendo a algún ladronzuelo (o siéndolo tú) en un mundo tan abierto. No sé. No lo veo.

No esperaba por tanto gran cosa de ‘GTA V‘, pero aún lo probé hace unos días. Jugué diez minutos, hice la carrerita inicial con el súperdeportivo unas cuantas veces (imposible para mí no devolverlo hecho polvo al garaje) y lo dejé. Reconozco que no estaba mal y que el modo historia puede tener su aquel (quizás algún día lo complete), pero por lo que leí en los comentarios en VidaExtra, el modo online no es que te de la bienvenida. Resultado final: desinstalación.

Poco después Epic Store regaló ‘Civilization VI‘, un juego de 2016 al que llevo queriendo jugar desde… 2016. No soy súper fan de los juegos de estrategia, pero pasé muchas horas con el ‘Dune’ original del Amiga —podéis jugarlo en el navegador en su versión MSDOS— y eso me dejaba claro que como me enganchase iba a tener cierto peligro. El caso es que me animé a probarlo también, y tras seguir un poco el tutorial acabé agotado: aquello era demasiado complejo para mí. Al menos, para lo que esperaba. Diez minutos después de explorar un poco y montar alguna cosita empezó a pedirme opciones de gobierno y temas que empezaban a parecerme un poco pesados, así que desistí. No era tan gratificante como esperaba, y aunque sé que necesitaría más tiempo para probarlo, preferí desinstalarlo también y evitar así la tentación. Al menos, un poco.

Comparad esas situaciones con lo que me ocurrió el otro día. Por primera vez en mi vida (que yo recuerde) salió un anuncio en el móvil que me picó la curiosidad: el de un juego de Android llamado ‘Tennis Clash‘ que parecía gracioso. Y vaya si lo era. Lo instalé y estuve jugando un buen rato por la tarde en lugar de lo que iba a hacer (leer en el móvil). El juego usaba todos los trucos conocidos para engancharte: comienzo sencillo, premios enseguida, gratificación instantánea, desarrollo simple, partidas rápidas y satisfactorias que te hacen picarte y jugar las siguientes. Al poco avanzar ya no era tan fácil, pero la solución estaba a tu alcance… pagando. Bolsa de deporte con complementos para mejorar el drive, 5,49 euros. Cordaje premium para más precisión, 1,49 euros. Y así todo. Menudos avispillas. No caí, claro, pero debo decir que entiendo perfectamente que los juegos con compras in-app funcionen. Tientan.

Mi último experimento, y ya paro. El otro día en las rebajas de Steam pusieron algunos de los de realidad virtual en oferta. No sé dónde lo cacé, pero el ‘Creed: Rise to Glory‘ estaba a 7,99 euros. No sé si lo sabéis, pero durante unos años estuve en una escuela de boxeo. Me pegué poco porque el objetivo no era ese, sino sudar (y vaya si se sudaba, es un ejercicio brutal), pero aquello me encantaba y tras dejarlo (lesión en la espalda) siempre me he quedado con la copla. Este juego permite hacer un poco el chorra con las gafas y los mandos, así que dicho y hecho. Lo compré y lo probé hace unos días. Me pareció una verdadera chulada, pero a la media hora tuve que dejarlo: los niños también querían jugar (maldición) y de paso probar más montañas rusas o darle al ‘Beat Saber‘, que sigue siendo para mí el verdadero título imprescindible de este segmento. Total, que no he podido jugar más.

Lo más gracioso es que no necesitaba comprar o descargar esos juegos, porque tengo una lista interminable de juegos que ya tengo y a los que no he podido jugar aún. No tanto en el PC, que también (empecé el ‘Metro: Exodus’ y querría terminarlo, pero sigo dándole al ‘Battlefield 1’ en lugar de probar cosas nuevas), sino sobre todo en la Xbox One, que tengo abandonadita con ese Game Pass Ultimate que sigue creciendo y creciendo. Entre los que quiero yo y los que me recomiendan esto es un sinvivir.

Por cierto, el otro día en Xbox Live regalaron el ‘Read Dead Redemption 2’. Adivinad quién lo ha descargado y tiene ganas de catarlo.

Argh.