Parte I. El robot escritor
Como muchos sabéis, este blog lo escribo por afición. Profesionalmente me dedico a escribir para Xataka, pero tengo que contaros un secreto.
Ese trabajo no lo hago yo, sino un robot.
No un robot físico como tal, sino un script. Hace tiempo que descubrí una joyita llamada Wordsmith, un generador de lenguaje natural desarrollado por la empresa Automated Insights, Inc. Tras solicitar una demo y trastear con el sistema, me di cuenta de que aquello tenía un futuro prometedor, así que compré la versión completa y me dediqué a «entrenar» al script y a su motor de generación de lenguaje natural.
¿Cómo lo entrenaba? Fácil: escribiendo frases en las que insertaba variables que podrían sustituirse por cualquier término. Donde ponía Apple podía poner Microsoft, y donde ponía 5,5 pulgadas podía poner 5. Bastaba con escribir la misma frase con las mismas variables de forma distinta para que luego todas ellas pudieran tener sentido al irlas uniendo.
¿Cómo unirlas? Igualmente fácil. Tú metes las variables en una tabla, y le das a generar la ‘story’, la historia, a la que además le puedes meter condicionales (un procesador de 2 GHz es más potente que uno de 1 GHz, una pantalla de 5,5 pulgadas con tecnología AMOLED tiene ciertas ventajas sobre una LCD) para ir construyendo no solo frases enunciativas, sino hasta conclusiones basadas en argumentos numéricos.
Tras unas semanas entrenando aquel motor, ya lo tenía listo para que en muchos de mis artículos bastara con meter algunos números y nombres en una tabla para tener una historia decente en 2 segundos. El funcionamiento ha sido tan espectacular que nadie en Xataka ni fuera de ella ha notado que no soy yo quien escribo. Ni los lectores, ni mis compañeros, ni mis jefes se han pispado.
Llevo tres años viviendo del cuento, disfrutando de mis niños, jugando al Battlefield 1 y al FIFA, durmiendo hasta altas horas y saliendo de marchuki cuando me apetece porque mi robot está siempre ahí, disponible para que con una simple entrada de datos (que puedo hacer a través del móvil y con la voz) se genere mi próximo gran éxito literario xatakero.
Sin embargo tras todo este tiempo no puedo aguantar más. Necesito confesarme y comentarlo con todos vosotros. ¿Debería contarle a mis compis y sobre todo a mis jefes lo que he logrado? ¿Está realmente tan mal lo que he hecho? Al fin y al cabo estoy cumpliendo con mi trabajo: mis artículos generan tráfico, interés y debate. Ganamos ambas partes: yo tengo un sueldo digno, y la publicación tiene lo que quería. Un trabajo bien hecho y entregado a tiempo.
Creo que no se lo voy a decir. Shhh.
Parte II: Los (buenos) robots escritores no existen aún
A ver, si alguno no se lo había imaginado al llegar a este punto, (casi) todo esto es mentira. Es cierto que existe Wordsmith, es cierto que lo probé por probar, pero no es cierto que llegase a utilizarlo para publicar en ningún medio.
Ojo, porque hay quien lo hace, y este tipo de generadores automáticos de lenguaje han sido utilizados desde hace años para generar informes financieros o pequeñas noticias deportivas en agencias como Associated Press. En NiemanReports ya se nos hablaba (articulazo, por cierto) de la automatización en la sala de noticias y de como diversos algoritmos habían simplicado y potenciado el trabajo editorial en muchas áreas, pero hay una cosa inmutable en todo este ámbito que me rodea:
Que a los robots se les ve el plumero.
Por lo menos, por el momento. Es cierto que la inteligencia artificial parece caminar con decisión hacia ese futuro en el que hasta trabajos creativos como el mío podrán ser sustituidos, pero hoy por hoy aunque un algoritmo puede escribir, solo puede hacerlo sin alma. Rollo noticia de teletipo, muy de ofrecer datos fríamente, sin más. Si quieres información pura, puede hasta servir. Para muchos otros campos en los que el trabajo va más allá del dato la cosa es inviable.
Parte III: El inquietante epílogo de esta historia
Como decía, casi todo lo que contaba en la primera parte era mentira. Eso que no me ha pasado a mí sí que le ha pasado a alguien que se ha visto exactamente en el mismo brete.
En The WorkPlace, parte de la fantástica red editorial StackExchange, aparecía hace unos días un mensaje sensacional. Un tipo apodado ‘IDrinkandIKnowThings’ contaba su historia, que en esencia era la que yo he adaptado para mi mentirijilla literaria. Su trabajo era básicamente el de «pasar a limpio datos», o lo que es lo mismo, recibir una serie de hojas de cálculo y producir con ellas una serie de conclusiones bastante automatizadas. El trabajo, aun siendo aburrido, le permitía teletrabajar, ganar un sueldo majo y estar con su hijo. Y aquí viene lo bueno.
Este chico acabó creando un script para hacer su trabajo. Tras varias semanas jugueteando con scripts SQL acabó creando uno a través de prueba y error que le permitía hacer un trabajo de un mes en un par de horas a la semana como mucho: tras limpiar la hoja de cálculo y dejarla preparada, ya tenía todo listo para descansar. Incluso estaba metiendo algún que otro error en las conclusiones finales para tratar de que ese resultado tan perfecto «cantase» y fuese algo más humano.
El problema, decía, era qué hacer. Tras año y medio aprovechando el script, le entraron remordimientos. ¿Debía contárselo a sus jefes? Al fin y al cabo, como yo decía, él está haciendo el trabajo que le pagaban por hacer, así que puede que si confesara acabaran despidiéndole al descubrir que un script podía ahorrarles un sueldo mensual para toda la vida.
Disfruto del tiempo libre, pero ¿sería poco ético mantener este apaño sin decir ni pío? No es como si estuviera engañando a la empresa. Ellos nunca han indicado que estén insatisfechos con mi rendimiento, y de hecho están obteniendo justo lo que querían al contratarme.
La pregunta tenía numerosas respuestas. La más votada era una en la que un usuario le respondía que «¡No estás vendiendo tiempo!¡Estás vendiendo resultados!». Estoy bastante de acuerdo con esa respuesta, porque soy bastante fan de las meritocracias y de la productividad medible (cuando se puede medir).
Si el tipo cumple con su trabajo, a la empresa le debería dar igual cómo lo haga. Puede hacerlo en la pisci, en la playa, a las tres de la mañana, mientras ve el fútbol, o mientras se toca el pie. Me da igual: está cumpliendo. Como si hace todo el trabajo de un mes en una maratón de un fin de semana. O, como dice este tipo, como si alguien es lo bastante listo para crear un algoritmo que le haga el trabajo.
Hay trabajos en los que obviamente no hay opción para hacer algo así, y otros (muchos, probablemente demasiados) en los que la cultura de calentar el asiento está tristemente premiada por aquellos que creen que lo que cuenta son las horas, no lo mucho (o poco) que uno produce en ellas (y lo bien o mal que lo hace, claro). Compadezco a todos los que están en esa situación, porque sé cómo es vivirla y mi consejo para todos vosotros es, si podéis, que escapéis de ella.
Si es necesario ganad menos pasta y vivid con menos cosas. Y si podéis, utilizad un robot que os haga el trabajo. Si lo lográis, ya me contaréis. La idea, ya sabéis, es trabajar para vivir, no lo contrario.
Buen artículo, algunas veces cuando estoy revisando contratos o bases de licitación pienso que no sería tan difícil programar algo que encuentre errores recurrentes depure y proponga redacciones… el problema es que la retroalimentación que requeriría sería monstruosa según los casos.
Como off topic ¿alguna razón para preferir los bluetoot 4.1 que pusiste ahora y no los Xiaomi que tiraste hace un par de semanas? no se, considerando tu experiencia con los piston 3 yo habría pensado que al menos en auriculares ni lo habrías dudado jeje.
Gracias. La razón esencial es tener auriculares BT ahora que el Mi 6 no tiene puerto de auriculares. Aunque lo del adaptador es una buena solución, quería probar con auriculares BT a ver qué tal iba la cosa y no está mal.
Pues te iba a comentar en la entrada del mi 6 que si usas auriculares xiaomi en un teléfono de la marca (ahora que lo tienes) puedes usar un perfil adaptado a tu modelo de auriculares, que llaman Xiaomi audio enhancer, o algo así, y el resultado es bastante notable. Yo lo llevo usando un par de semanas y va muy bien.
😉
Bueno saberlo, gracias!! 😉
Mi hermano hizo algo así (no tan exagerado), y lo que pasó es que se aburrió del trabajo y no aguantó mucho.
Yo creo que lo que más me pesaría es mentir para evitar la presión social. Tendría que decir que trabajo de noche o algo así para poder justificar tanto tiempo libre a ojos de los demás (cuya envidia tendería a arruinarme el invento, de conocerlo). Objetivamente, está ganándose el sueldo al 100%.
Bueno, si teletrabajas no es tan difícil creo yo, pero estoy contigo. El chaval se ha ganado el sueldo. Cumple objetivos, así que oye, aquí paz y después gloria.
La opción de mantener el secreto porque estás haciendo tu trabajo y es lo que quiere la empresa me parece muy válida. Sin embargo, también podría haberles vendido el script por un pastizal y después dedicarse a otra cosa, como mantener y mejorar el propio script para su misma empresa o adaptarlo para otro tipo de informes. Al fin y al cabo, automatizar el proceso requiere de un esfuerzo y unas capacidades que no todo el mundo tiene y por el que no le ha pagado su empresa. Eso sí, el tiempo que ahora tiene para dedicarle a su hijo y a sus hobbies lo perdería. Y eso no tiene precio.
El problema es que en muchas empresas lo que desarrolles bajo su tiempo y con sus equipos les pertenece como propiedad intelectual. Lo cual complica bastante la cosa a cara de venderlo.
Nadie ha dicho que lo hiciera en sus horas de trabajo y no en su tiempo libre. En el teletrabajo, supongo que es bastante difícil de demostrar.
Pues alguna vez trabaje en una parte donde me llamaban cada 2 horas en la noche porque algo se habia cadido, no aguante mas de 2 meses, me dedique y puse una solución provisional que solucionaba los inconvenientes tan pronto los vea (la solución real seria decirle al desarrollador que arreglara su programa) y listo el remedio.
Es una situación similar, con la diferencia que no gane tiempo libre sino tiempo de descanso.
Pues no está nada mal eso del descanso tampoco 😉
“¡No estás vendiendo tiempo!¡Estás vendiendo resultados!”
El resumen perfecto a lo que pienso al respecto. Es más, quien está haciendo mal las cosas es la empresa, que no ha sabido ver opciones para solventar un problema más allá de la de poner a una persona a trastear con una hoja de cálculo.
Si esa empresa fuese mía, ya le habría propuesto a ese hombre un cambio de puesto de trabajo por uno de mayor responsabilidad, en donde pudiera desarrollar todo su potencial. Él ganaría más y se sentiría bien. Y la empresa obtendría mayores beneficios, claro. Un win-win inapelable.
Tendría más responsabilidad, no necesariamente más tiempo. Supongo que es algo a valorar, de otro modo no lo habría hecho (no automatizó la tarea para ganar dinero, precisamente.).