Me levanto y me acuesto mirando Twitter. No siempre, claro, pero sí muchos días. Twitter es mi Telediario, mi Intermedio y mi Club de la comedia. Es mi periódico, mi revista de divulgación y mi cómic de los domingos. Pero Twitter es, sobre todo, una herramienta de descubrimiento. La más asombrosa y útil que he conocido en toda mi vida.
No siempre fue así, claro. Yo llegué un año después de que este servicio de microblogging -por entonces lo de «red social» no se estilaba– se creara, y lo hice con mucho escepticismo tras comprobar que la fiebre inicial había contaminado el servicio más de la cuenta. Tanto que pronostiqué su muerte para tener que comerme mis palabras (una vez más) y redescubrir que aquello sí podía tener su gracia.
A mediados de 2009 me convencí de que Twitter efectivamente sí servía para algo, y desde entonces jamás lo he abandonado. El servicio acabó dejándome claro que los RSS no tenían ya demasiado sitio en mi vida, y los tuits de medios, personas y empresas se convirtieron en mi forma de saber lo que se cocía mejor y mucho más rápido. La inmediatez y esa obsesión por la información (o desinformación) en tiempo real se convirtieron en mi droga particular.
Pero Twitter se convirtió en mucho más que una herramienta de trabajo. Se convirtió, como decía, en una herramienta de descubrimiento. De contenidos, de reflexiones, de opiniones y cómo no, de gente. No mucha –soy un poco pijotero a la hora de seguir (o no) a alguien en Twitter-, pero sí la suficiente para que poco a poco este servicio que te acerca a aquellos que parecían estar muy lejos haya sido aún más valioso para mí.
Y así llegamos a este décimo aniversario: con Twitter en una situación convulsa en la que se está diciendo de todo por parte de todos. De repente el servicio ya no es válido, no engancha y no es rentable (bueno, esto no lo fue nunca, por lo visto). Cierto que el servicio ha cometido fallos importantes, pero eso no quita para que a pesar de todo y de todos Twitter siga siendo para millones de personas lo mismo que para mí diez años después de su creación.
Descubrimiento.
#LoveTwitter. Felices 10. A por los siguientes.
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Una gran descripción de Twitter has hecho, Javi, pero para mi te has dejado el uso más importante de Twitter; más allá de ser un herramienta excelente para estar al tanto de la actualidad, para encontrar artículos interesantes o para leer chistes, Twitter es un lugar excelente para conversar. Twitter es como el bar de la esquina del siglo XXI en el que puedes conocer gente, charlar sobre cualquier tema e incluso debatir. Esto último hay que hacerlo con especial cuidado, porque limitar nuestros argumentos a 140 caracteres puede polarizar nuestra posición, lo cual hace a la vez de este tipo de debate un ejercicio fascinante.
Pues fíjate que yo lo utilizo muy poquito y con mucho cuidado para eso. De hecho la gente que lo usa como un chat me aburre, y cuando veo que los tuits de alguien son respuestas a tal o Pascual, salgo huyendo. Es cierto que en momentos puntuales viene muy bien, pero creo que no es la herramienta adecuada para eso.
¡Saludos!
«De repente el servicio ya no es válido, no engancha y no es rentable» Eso se dice mucho ahora ¿Por qué? Yo lo uso de una forma muy similar a la que cuentas en tu entrada y me parece muy útil. No entiendo esto de las modas.