No recuerdo en qué andaba el 24 de agosto de 1995, pero estoy seguro de que no estaba atento al lanzamiento de Windows 95. A mis 22 añitos llevaba ya tres años (que no cursos) en la Facultad de Informática de la UPM y a pesar de algunos compañeros plastas sólo tenía ojitos para mi Amiga 1200. En aquella época, por cierto, comenzaría a hacer por afición lo que he acabado haciendo profesionalmente. Escribir. Mi nombre sale en la lista de redactores de Amiga.InFo nº 5 de noviembre de 1995, donde escribí mi primer artículo oficial (la firma está mal, por cierto, FMartin era mi editor) y dónde acabaría escribiendo unos cuantos más como este en el que hablaba de aquella primera instalación de Linux en el Amiga.
¡
Qué tiempos. Como decía, los PCs me parecían máquinas sin encanto y sin atractivo en las que las opciones eran lamentables. Ni siquiera los Mac, que sí podían presumir de una interfaz de usuario más aceptable con Mac OS 7.5, podían competir con los Amiga en muchos ámbitos que para mí eran especialmente importantes. Por ejemplo los juegos, su capacidad multimedia (una palabra que Windows 95 quiso poner de moda) o esa multitarea preemptiva que sólo Amiga OS y Linux ofrecían a sus usuarios en aquella época.
Pero llegó Windows 95, un sistema operativo que por fin le hacía un guiño a las plataformas de 32 bits, aunque las prisas hicieron que en esencia funcionara en 16 bits por temas de rendimiento y de compatibilidad con todo lo que se había lanzado hasta la fecha. Aún así fue la primera vez que un sistema operativo de Microsoft ofrecía una multitarea preemptiva real, y no una cooperativa como hasta la fecha. Para los no iniciados, el concepto es simple. Antes de Windows 95 si te ponías a copiar un archivo y pasabas a intentar hacer otra cosa -como dibujar algo en Paint- esa copia en segundo plano no existía: se detenía. Un proceso captaba todos los recursos y el resto le hacían pasillo, como al campeón de liga. Todo tuyo, majo. Amiga OS y los primeros sitemas Linux (y antes, por supuesto, los UNIX y Minix) permitían hacer ambas cosas a la vez, porque un programita llamado planificador (scheduler) asignaba recursos a cada proceso y hacía que se les asignase un poquito de procesador, memoria o cualquier otra cosa durante unos instantes (milisegundos, por ejemplo). Aunque en realidad no había dos (o más) procesos ejecutándose al mismo tiempo, la sensación era la de que, efectivamente, todo estaba ejecutándose al mismo tiempo. Era una gran y fabulosa mentira.
Sea como fuere, esa fue para mi la característica diferencial de un Windows 95 que vi por primera vez -lo recuerdo como si fuera hoy- en casa de un compañero de la facultad unos meses después. El tipo se había comprado un pepino de la época -lo era entonces, pero ahora nos reiríamos con las especificaciones- y Windows 95 iba como un tiro. Recuerdo quedarme asombrado ante lo bien que iban las ventanitas -por fin Microsoft le hacía sombra a Amiga OS y Mac OS- y también recuerdo la presencia de aquel menú de inicio que debutó en Windows 95 y que 20 años más tarde ha sido una de las atracciones de Windows 10 -atentos a otro artículo fantástico de Ars con la evolución de ese menú de inicio-. Aquel elemento no me impresionó demasiado: en Amiga OS no había un menú de inicio como tal, pero siempre tenías accesos a diversas opciones en la barra superior del Workbench, muy al estilo de Mac OS. “No es para tanto”, me decía, supongo, aunque la historia de su gestación, que explicaban hace poco en Business Insider, es de lo más curiosa. TL;DR: lo ideó un psicólogo llamado Daniel Oran que trabajó en mejorar la experiencia de usuario en Microsoft… y que se fue de allí en el 94, antes de ver cómo su trabajo –con patente registrada y todo– acabaría afectando la forma de utilizar el ordenador de miles de millones de personas. Y sin royalties. Vaya mierda, que diría un buen amigo mío.
Otros logros técnicos tampoco me impresionaron, pero claro, mi experiencia con MS-DOS y Windows 3.1 y similares había sido escasa. Lo de los nombres largos de fichero eran como un milagro para muchos usuarios, pero también es cierto que la conversión forzosa que había al querer ver esos ficheros en sistemas anteriores a W95 hacía que apareciesen problemas. Otros muchos aparecerían con aquel mítico Plug and Play que pronto todos conoceríamos como Plug and Pray, pero a pesar de la broma, el sistema era un prodigio y una de esas ambiciosas ideas que se convertirían en algo realmente útil a pesar de los fallos que daba en sus inicios.
Windows 95 también podría ser recordado como el sistema en el que Microsoft tuvo un error garrafal: no incluyó navegador de internet. Internet Explorer 1.0 se proporcionaba de forma separada con aquel pack llamado Microsoft Plus! for Windows 95 (incluía el pinball Space Cadet que se hizo famosete), aunque la llegada de Windows 95 OEM Service Release 1 en febrero del 96 corregiría ese fallo e incluiría un IE 2.0 bastante patético también. Pero atención, porque en Microsoft no solo se habían olvidado del navegador: tampoco ofrecieron soporte nativo para la pila de protocolos TCP/IP que eran necesarias para la conexión a una internet que estaba en auténticos pañales.
Hubo otras cagadas anécdotas negativas, claro. En un homenaje a este lanzamiento que Wired le hizo a Windows 95 hace tres años hablan de algunas de ellas (negativas y no tan negativas, ea). Por ejemplo, no recuerdo nada de Microsoft Bob (no sé si fue traducido al español, supongo que sí), pero aquel intento de ayudar al usuario con una guía “simpática” acabó siendo centro de pullas a Microsoft. Pero claro, Bob nos trajo Comic Sans, y sólo por eso merece ser odiado.
No he encontrado apenas análisis originales de Windows 95, y es especialmente notorio que por ejemplo PC Magazine, que era una de las biblias de entonces, dedicara apenas cuatro párrafos a aquel sistema operativo en su número de septiembre. Un mes después, eso sí, le dedicarían la portada. De los homenajes que se han ido publicando en las últimas horas me quedo únicamente con el de Ars Technica, que es el único que no comenta estupideces como aquel vídeo con Jennifer Aniston y Matthew Perry -qué decepción, Quartz, aunque te has redimido un poco con una pequeña reflexión sobre la evolución de ventas de Windows- o que no nos recuerda que podemos bajar gratuita y legalmente (anda) durante unas horas (que le den) la canción de Start Me Up de los Rolling que también parece ser tema central de cualquier recordatorio de este aniversario. En español no he visto nada reseñable (ver PD2) y sí alguna que otra tontería -se salva por los pelos el recopilatorio de curiosidades de Gizmodo ES, rácano e incompleto, pero que al menos incluye a Brian Eno y su famosa melodía de inicio, que por cierto, compuso en un Mac-, e incluso en The Verge, donde esperaba algo con más calidad, el contenido ha sido mediocre. Pero por lo menos no han hecho lo de Engadget (EE.UU.), que ha colocado un párrafo y 6 fotos y se ha quedado tan pancha. Lo de Gizmodo (EE.UU.) es igualmente lamentable: “Cuéntanos tus recuerdos de Windows 95“. Así, por la cara. Ni les enlazo, fíjate tú.
Pero claro, es la era del titular facilón y del contenido de guerrillas. Ni un homenaje decente -a excepción del de Ars- para un sistema operativo que cambió la historia de Microsoft de forma definitiva. Qué triste. Menos mal que aquí estoy yo para salvar el periodismo tecnológico.
O intentarlo, al menos.
PD: El título del post, como algunos habréis pillado desde el primer momento, es el código hexadecimal del color del fondo de pantalla nativo en Windows 95. Ese verde azulado inconfundible que podéis recuperar con esta imagen, por ejemplo. Tomad contenido de calidad. Y nadie lo ha puesto en sus respectivos artículos. Bueno, excepto Ars Technica, claro, que ha sido inspiradora de este post. Ole por ellos.
PD2: Acabo de ver el post de Fabrizio, que aunque solo toca el tema de refilón y como hilo para un debate muy curioso, vale la pena. Como siempre.
Lo que me recuerda esas versiones antiguas de Windows (95 y 98) era la época en que se guardaban juegos en discos flexibles, los virus se instalaban con simpáticos paquetes de íconos, y las páginas web tenían pésimos diseños. Nada de YouTube, Facebook, memorias USB y juegos sofisticados. Ni que decir de todas las revistas de informática de la época que traían ilustraciones de «los últimos juegos» que estaban saliendo (algunas aventuras gráficas y Quake), de lo moderno que parecía un monitor con parlantes, o la emoción que daba jugar en el NESticle.
¿En Windows 95 había algún fichero HTML? Mira que me extraña. Cuántos recuerdos!
Yo aun conservo en buen estado la edición de PC Magazine en español del mes agosto (fue mi primera revista de PC) con la mitad del contenido dedicado a Win95. Por cierto, en esa época la mitad del análisis me supo a chino, pero fue lo que alentó a aprender este maravilloso mundo de la tecnología. Mi primera PC vendría con Windows 98. ¡Qué tiempos!
Pues casi coincidimos, aguanté con el Amiga hasta el 99, así que mi primer PC también llegó con Windows 98. Otro grande 😛
Me ha encantado leer este homenaje. Gracias, Javier 🙂
PD: El otro color de esos años fue el azul eléctrico del BSOD. Madre mía, qué de errores…
Gracias 🙂 Tienes razón, las BSOD fueron todo un clasicazo.
Y qué me dices de la extraordinaria versión de «Good times» interpretada por Edie Brickell que aparecía en el cd?
Estuve años enamorado de esa mujer. Creo que aun lo estoy…
Lo había visto por ahí, pero la verdad es que ni lo recuerdo, fíjate :/ De todos modos parece que fue un acierto!