Tecnología

Crónica de una compra en Kickstarter

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Hace un año escribía en Xataka aquello de que Kickstarter era el escaparate del talento. Los servicios de financiación colectiva han permitido algo que parecía una utopía hace unos años: el que una sencilla idea de una persona o de un pequeño grupo de personas sin recursos pudiese convertirse en un producto real. Y en estas estamos, con unos cuantos wannabees de Leonardo Da Vinci (que se hubiera forrado en Kickstarter, por cierto) y que tratan de llevar sus ideas a buen puerto.

No me había apuntado a ninguna de ellas hasta ahora -con la excepción de la fallida Ubuntu Edge, y menos mal– pero en diciembre del año pasado apareció MaxStone entre esas ideas. El pequeño dispositivo permitía añadir una función interesante a nuestras cámaras: la de poder controlarlas remotamente con el móvil. El precio no era muy elevado (39 dólares con envío), y me apetecía darle un tiento a esto de las campañas de Kickstarter. ¿Cuánto tardaría en llegar el producto, cómo sería el proceso frente a la compra tradicional? Esta ha sido un poco la secuencia de los acontecimientos:

  • 23 de diciembre de 2013: me apunto a la campaña de financiación colectiva de MaxStone en Kickstarter
  • 20 de febrero de 2014: termina el periodo de recaudación y se confirma (ya se sabía hacía semanas) que han logrado (triplicado) el objetivo de la financiación, se ponen en marcha de verdad… 2 meses después de empezar a recaudar fondos.
  • 4 de marzo de 2014: mandan correo (van enviando correos con cada actualización del «blog interno» en Kickstarter, pero obvio estos mensajes) para avisarme de que tengo que elegir el color de mi MaxStone.
  • 17 de mayo de 2014: Comienzan a enviar a los primeros usuarios que invirtieron en la campaña.
  • 29 de mayo de 2014: me llega el turno, aunque con situación curiosa: para proporcionar los códigos de seguimiento de los envíos nos mandan a todos los afortunados un enlace a un documento común en el que aparecen todos los códigos y los nombres del lote. Nada especialmente sensible, pero por lo visto no tenían otra forma de hacerlo (o no tenían otra de hacerlo más cómodamente para ellos, diría yo).
  • 11 de junio de 2014: por fin llega mi MaxStone, en un sobrecito acolchado, con un empaquetado tirando a cutre, pero con el dispositivo funcional, que es lo que importa. Casi seis meses después de la inversión. Los creadores del proyecto, por cierto prometían el envío en marzo de 2014. Más vale tres meses tarde que nunca 😉

La conclusión es clara: aunque ha habido casos en los que los proyectos de Kickstarter han dado problemas, parece que los productos acaban fabricándose y llegando a los compradores. Eso sí: los plazos suelen ser bastante optimistas. Si tenéis eso en cuenta, apoyar estas ideas no debería suponer ningún problema.

 

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1 comentario en “Crónica de una compra en Kickstarter

  1. Mi experiencia ha sido muy otra. Yo me apunté a la compra de un Pebble y los relojes se retrasaron más de un año (casi año y medio, creo recordar) en la entrega frente a lo planificado. El Pebble, es cierto, hace lo que prometieron, pero la calidad de los materiales debe de ser espantosamente baja porque ya me lo han tenido que reemplazar en dos ocasiones (el que tengo ahora es el tercero). Afortunadamente el servicio postventa funciona bien y los reemplazos suelen llegar en algo más de un mes y sin costes adicionales. La avería en los dos relojes ha sido siempre la misma y revela que la electrónica es de ínfima calidad: cuando el reloj se calienta (y para eso basta con tenerlo en la muñeca 15 minutos) deja de funcionar correctamente. Este que tengo ahora ya no está etiquetado como «starter edition» así que espero que el problema esté corregido.

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