Me ha gustado el análisis del Moto E que han publicado en The Verge. Vlad Savov, autor del mismo, comienza contando cómo en sus tiempos mozos tuvo que conformarse con un móvil cutrillo aunque aspiraba a otro mucho mejor. Sin embargo, pronto comprobó la realidad:

The funny thing is that over the course of its lifetime, the handset I got served me exactly as well as my dream phone might have done. I made calls, sent and received texts, and played Snake II a lot. Those were the uncomplicated days of feature parity (mostly because phones just didn’t have all that many features to begin with). The premium handsets distinguished themselves with design, materials, and style, not with specs and performance.

Así es como funcionaba todo en aquellos tiempos. No había diferenciación en el hardware o el software (o había muy poca), así que los terminales de gama alta lo eran por diseño y materiales. Y como dice el autor, ha tenido que pasar bastante tiempo para que ocurra lo mismo en el segmento de los smartphones. La batalla por las especificaciones era clave, pero ha ocurrido algo que lo ha cambiado casi todo, y ese algo tiene nombre propio: Moto E.

El terminal de Motorola es, seguro, -aun sin haberlo probado- una pequeña maravilla. Ya habían existido indicios de hacia dónde tiraban las cosas, con un Lumia 520 que logró lo mismo que logrará el Moto E hace varios meses, pero hacerlo en el segmento Android es especialmente significativo. Sobre todo porque hasta ahora la ausencia de terminales económicos aceptables basados en Android concedía el beneficio de la duda a plataformas alternativas.

De hecho, Firefox OS, con su valiente propuesta basada en estándares web, se enfrenta ahora a una realidad difícil de asumir. La de que alguien ha acabado cubriendo una necesidad antes que tú, y lo ha hecho mejor. La madurez de Android hace que la experiencia de usuario sea destacable incluso en un hardware modesto. La experiencia Firefox OS -y lo digo con conocimiento de causa- no tiene comparación. Está años por detrás de la ofrecida por la plataforma de Google. Y puede que eso condene todas las buenas ideas e intenciones de un sistema operativo al que ahora contemplo con cierta tristeza. Como cuando ves un combate en el que uno de los rivales apenas tiene posibilidades de ganar. Puede ocurrir el milagro, pero el problema es que los milagros no son muy frecuentes.

Puede que el Moto E tenga una cámara lamentable, que la pantalla sea muy discreta o que otras especificaciones hardware sean limitadas, pero no importa mucho cuando por poco más de 100 euros puedes acceder a una experiencia Android pura tan fluida que no la diferenciarías de la de un gama alta. Los terminales premium seguirán existiendo, seguro, pero para muchos el Moto E -y todos los que vengan detrás- serán lo suficientemente buenos. Algo que hasta ahora no se podía decir de esa gama baja Android. Tiembla, Firefox OS. Del resto ya hablaré. Y en especial, de Ubuntu. Uf.

Un telefonito muy a tener en cuenta. Ya lo podéis reservar en Amazon por 119 euros (en blanco o en negro, como gustéis -aviso, enlaces afiliados, ayudita para mi-) y sospecho que muchos lo harán. Yo me lo estoy planteando por ejemplo para mi madre, que sigue con un Nokia patatero con Symbian. Es el momento de dar el salto a la movilidad 2.0, je.