Es curioso como evoluciona el mercado. Y cómo desaparecen elementos que parecían imprescindibles en nuestra vida diaria. Los teclados físicos de los teléfonos móviles son uno de esos grandes desaparecidos. Hoy en día apenas hay terminales que los conserven. Recuerdo aquella época en la que los teclados virtuales comenzaban a hacer su aparición, y cómo muchos usuarios pusieron el grito en el cielo, rollo indignados, reclamando sus viejos teclados físicos en smartphones. Incluso muchos demandaron un iPhone con teclado físico a Apple. Ja. Jobs, por supuesto, sabía lo que se hacía.

De hecho, no había nada que hacer. Los teclados integrados en iOS o Android dieron paso a sistemas como Swype o a alternativas mucho más potentes (al menos, en mi opinión, aunque siga siendo una tortuga en eso de la escritura móvil) como Swiftkey y su excelente sistema de texto predictivo. Y eso hizo que cada vez se oyeran menos protestas. Y menos. Y menos. La gente parecía haber olvidado los teclados físicos. Felices ellos de toquetear sin fin ese cristal que protege las pantallas de nuestros smartphones.

Menos mal que tenemos a BlackBerry, reina por antonomasia de esos teclados. Una BlackBerry que no olvida a sus viejos clientes y que de golpe y porrazo recupera las viejas tradiciones. ¿Queréis nuevo sistema operativo? Paf, BlackBerry 10. ¿Queréis terminal de alta gama? Paf, BlackBerry Z10. Ah, ¿que además queréis un BB de toda la vida?

Paf.