Ayer se emitió en Estados Unidos el primer episodio de la sexta y última temporada, y eso ha generado un verdadero fenómeno, pero no precisamente en la televisión, sino en Internet. Y es que Lost fue la serie que revolucionó la forma en que los telespectadores accedieron a estos contenidos, porque fue la primera en ser seguida gracias a Internet y a las redes P2P.
Lo explican muy bien en blogoff, donde hacen un análisis de lo que supuso Lost en el mundo de las emisiones televisivas, una industria que sigue resistiéndose a aceptar los nuevos modelos de negocio -como en otros muchos apartados, léase pelis y música- y que se ha visto superada por una demanda que ha sido satisfecha gracias a la magia del protocolo BitTorrent.
Yo no empezaré a ver inmediatamente esta sexta temporada de Lost: ahora precisamente he comenzado a ver la quinta, que ha empezado más o menos como esperaba: con un argumento sacado de contexto, demasiado fantástico y que precisamente provocó que abandonara ver la serie.
Los viajes en el tiempo se están convirtiendo en algo demasiado escabroso, y aunque solo voy por el cuarto capítulo, ya me estoy empezando a cansar. Pero habrá que darle una oportunidad, sobre todo porque me la pongo cuando le doy a la bici estática (15 km por capítulo, menos es nada) y así el ejercicio se me hace menos tostonazo.
El fenómeno Lost ha sido un ejemplo de promoción perfecta -y sino, alucinad con la imagen inicial, adaptación de «La última cena», irreverente pero igualmente impactante- en todos los sentidos, y no parece que los productores se hayan quejado de su distribución a través BitTorrent. De hecho, eso ha dado fama y fortuna a todos los integrantes, y ha sido el detonante de una forma de distribuir contenidos que se ha hecho ya casi tan natural como encender la tele.
Porque no es la tele ya la que rige nuestros horarios: las descargas en Internet -sean legales o no- nos permiten disfrutar de esos contenidos cuando y donde queremos, además de ofrecer una inmediatez que las cadenas no pueden igualar -los doblajes retrasan las distribuciones en otros idiomas como el español- y un abanico de posibilidades en la distribución insospechado -calidad HD, versiones para todo tipo de dispositivos-.
Así pues, da igual que Lost -al igual que otras dos leyendas, Prison Break y Heroes- se haya acabado convirtiendo en una castaña que solo me gusta para ver (¡pipi!) a mi Evangeline. Y eso que el cartel de mis chicas de la tele ha mejorado aún más desde que hice aquel post, pero lo importante, como digo, es el hecho de que Lost cambió la tele para siempre. Y la cambió a mejor.
No te olvides de 24, que también es una leyenda.
Lost demostró la importancia de internet a la hora de promocionar y seguir una serie.
Incluso que internet podía valer como nueva forma de distribución. Una pena que no lo viese así la Industria, que se negase a intentar la distribución de los nuevos episodios por internet (previo pago).
Pero el fenómeno es tan grande, que surgieron miles de webs donde encontrar todos los enlaces a los episodios, y de web de fans que incluso preparaban su distribución con los subtítulos integrados.
A mi me sigue pareciendo una serie buenísima, incluyendo los elementos fantásticos, y la quinta temporada me pareció realmente interesante, así que espero con expectación de ‘Last Season’…
Roger: pues creo que vi dos capítulos y ahí lo dejé. No sé, como que Jack Bauer no me parecía para tanto 😉
Manuel: si, fue increíble todo lo que se generó alrededor, no te olvides de los wikis y blogs dedicados al tema… Brutal.