Sorprendente y muy revelador el post de Antonio en Error500, que viene acompañando por uno no menos interesante de Julio Alonso en su blog personal, Merodeando. Ambos son, como muchos sabréis, co-fundadores de Weblogs SL, la red de blogs más conocida y potente de nuestro país, y por tanto sus reflexiones sobre este mundillo son muy relevantes. En ambos casos el protagonista del artículo es OpenID, un estándar para la autenticación y control de usuarios en servicios de Internet.

La idea parecía impresionante cuando se desarrolló en mayo de 2005, y de hecho hasta yo me planteé integrarlo hace un año, cuando hablaba del tema. OpenID proponía un modelo universal de identificación de usuarios que teóricamente simplificaba el acceso a todo tipo de servicios web, pero como ha demostrado la experiencia en Weblogs SL, los resultados no han sido los esperados, y lo explica claramente Antonio:

El balance, en todo caso, es agridulce, nuestras comunidades se han visto muy impactadas por los problemas de OpenID, que se pueden resumir en dos: usabilidad y comprensión de como funciona el estándar.

Efectivamente, cualquiera que haya probado OpenID se habrá dado cuenta de que el proceso «no es natural», y provoca cierto rechazo. Me ha parecido especialmente curioso un comentario de Julio Alonso en el que destacaba un factor importante del éxito de este estándar:

Es verdad que muchos grandes servicios la han adoptado, pero también es verdad que en la mayoría de los casos como emisores de identidad y no como receptores de identidad.

Cierto: el apoyo de los grandes servicios ‘Web 2.0’ y redes sociales ha sido más bien circunstancial (queda muy bien decir que apoyas el estándar), pero poco práctico. Pocas veces he acabado usando mi usuario OpenID en distintos servicios, y apuesto a que a muchos de vosotros os ha pasado lo mismo. Sin embargo, el modelo de registro de usuario clásico es mucho más claro y sencillo, y aunque tenga una desventaja fundamental -un usuario y contraseña teóricamente distintos para cada uno de ellos- la gente apuesta por ese método.

¿Cuántos usáis el mismo usuario y contraseña para varios servicios web? Seguro que unos cuantos, sobre todo cuando se trata de servicios en los que no tenéis «datos sensibles» y únicamente queréis poder estar registrados.