Como sucede en todas partes, ser muy bueno en algo te puede dar muchas alegrías. En todos los medios ha salido ayer y hoy la noticia del chico de 16 añitos que se ha proclamado subcampeón del mundo al WarCraft III (mi compañero Juan Ranchal la publicó ayer en The Inq). Este mozo es uno de esos jovencitos que llevan el gaming en la sangre y que por alguna razón (además de la práctica y el entrenamiento, claro está) tienen un don para ser los mejores en ciertos juegos de ordenador.

Si yo le hubiera dicho a Valen y Paqui cuando tenía esa edad que me iba a dedicar a ser jugador profesional de ordenador, probablemente me hubieran dado un par de buenas collejas y me hubieran quitado el Commodore 64 de las manos ante tal locura. Claro está, en aquella época la idea era impensable, pero los tiempos han cambiado, y ahora hay jugadores profesionales por todo el mundo que ganan sueldos envidiables y que han convertido el juego en algo muy serio.

Eso se nota en el mundillo de los juegos online y en las LAN Parties. O eres un crack, o mejor queda con tus amiguetes, porque de lo contrario los malditos niños rusos de 12 años te machacarán contínuamente en el Counter Strike o un gabacho graciosete de 15 años te meterá la del pulpo al Pro Evolution Soccer. A mí me pasa cada vez que entro en Xbox LIVE, pobre de mí, a jugar con alguno de estos máquinas. No siempre te tocan estos cracks, claro, pero si te topas con ellos date por acabado, y mejor tómatelo con tranquilidad o de lo contrario acabarás tirando la consola por la ventana.

Yo ya lo dije, y lo reitero. Me da que me estoy volviendo mayor para jugar. Qué rollo.