Seguro que muchos recordaréis aquello del ‘paperless office‘, aquel absurdo concepto que abogaba por una oficina en la que apenas se utilizase papel y en el que los dispositivos electrónicos suplirían todas las necesidades de los trabajadores. El término se inventó mucho antes de lo que yo pensaba, en 1975, y un artículo de hace ya 18 años del prestigioso New York Times ya dejaba claro que aquella filosofía de trabajo no era más que una utopía:

A decade ago, computer companies trumpeted the arrival of the »paperless office.» It would be a workplace where memos and reports would be instantly distributed over electronic networks to be read on computer screens around the world, and where high-capacity memory disks would replace file cabinets.

Fifty-five million printers and billions of reams of paper later, the paperless office is still an elusive goal.

Esos 55 millones de impresoras son ahora miles de millones: la producción y gasto de papel 18 años después es imparable, y pese a los esfuerzos de la industria del reciclado, los humanos seguimos consumiendo, como siempre, sin pensar demasiado en las consecuencias.

Y lo que es cierto para la oficina lo es también para la literatura actual: algunos decían que los libros, periódicos y revistas electrónicas acabarían reemplazando gradualmente a los libros, periódicos y revistas impresas, pero nada de eso ha ocurrido. Nos tira demasiado el papel.

(El post es más bien larguito, así que si estás interesado, puedes continuar leyendo tras el enlace)

No obstante, es evidente que la oferta en cuanto a los dispositivos de lectura de formatos electrónicos es cada vez más amplia. La revolución silenciosa de los lectores de e-books se puso de manifiesto con la aparición del famoso Kindle de Amazon, un lector de e-books con un diseño y prestaciones muy discutibles, pero que ha permitido a Amazon dar un paso muy importante en este sentido. De hecho, los medios digitales se volcaron con la noticia, y durante las semanas siguientes a su aparición surgieron numerosos análisis y comparativas. El Kindle no es ni mucho menos un dispositivo perfecto, pero permitió destacar una alternativa que muchos habían olvidado: ¿Por qué no leer en una pantalla?

La oferta de lectores de e-books es increíblemente alta. De hecho, cuando me planteé hacer un post al respecto estuve investigando unas horas y me di cuenta de que esto se me iba de las manos: a los lectores ‘específicos’ como el Kindle de Amazon o el Reader de Sony les acompañan todo tipo de soluciones capaces de lidiar con formatos de libros electrónicos, tales como PDAs, smartphones, consolas, y por supuesto, PCs y portátiles. Afortunadamente encontré un enlace que aglutinaba toda esta información en formato wiki. Si estáis interesados en este tema, no os podéis perder MobileRead, una página sencillamente excepcional que además de su versión blog dispone del citado Wiki en el que se explican con detalle todos los conceptos que afectan a este tipo de soluciones. Así que ahí va un resumen a grandes rasgos de los aspectos más importantes:

1. Formatos de e-book

Para empezar, existen un buen montón de formatos disponibles, cada uno diferente y que a menudo sólo son compatibles con un único tipo de dispositivo o aplicación. Por ejemplo, los e-books LRF son los adecuados para los Sony Reader, y los PDB son para dispositivos PalmOS, mientras que los eBooks en formato LIT sólo se pueden leer con la aplicación Microsoft Reader, ya sea en un PC o portátil, o en un PDA/Smartphone.

La existencia de tantos formatos ha hecho que sean necesarias herramientas de conversión que permitan pasar de unos a otros, de forma que todos los usuarios puedan acceder a esos contenidos en el formato necesario. Está claro que los conversores más conocidos son los que trabajan con el formato PDF de Adobe – aquí tenéis unas cuantas gratuitas – , pero en realidad existen utilidades para todos ellos, tal y como demuestra la lista genial compilada por MobileRead.

2. Software de lectura

En segundo lugar tendríamos las aplicaciones de lectura de e-books disponibles, que permiten acceder a uno o varios formatos simultáneamente, y que pueden estar disponibles para uno o varios tipos de dispositivos. Los lectores de PDF son uno de los ejemplos más claros: existen versiones para prácticamente cualquier dispositivo, tanto mediante el lector de Adobe (Reader) como a través de lectores propios del dispositivo (incluso en el caso de PDAs, consolas o móviles) o de terceras partes (Foxit es un ejemplo perfecto para PCs y portátiles, que yo utilizo a diario en lugar del pesado Reader).

Existen soluciones para los tres grandes sistemas operativos que pueden lidiar con buena parte de los formatos disponibles – y si no lo hacen, siempre podremos convertir el formato de origen al que nos interese – pero en este grupo además yo destacaría un grupo de soluciones que da sentido a un mundo muy relacionado pero que tiene significado propio: los cómics, algo de lo que ya hablé en el pasado pero que está cobrando mucha importancia tras el anuncio de Marvel de ofrecer parte de su hemeroteca a través de un servicio on-line. Los lectores de cómics están en otra división, y permiten disfrutar de este ‘octavo arte’ también en las pantallas, aunque aquí sí que tenga aún más importancia esa relación con el papel tan íntima de los cómics y sus lectores.

3. Dispositivos

Otro aspecto clave es el de los dispositivos capaces de ofrecer dicha posibilidad. Hay dos grandes grupos de dispositivos: aquellos diseñados específicamente para este propósito, y los que se han ‘adaptado’ y pueden servir como lectores de e-books.

3.1 Dispositivos específicos

En el primer grupo hay un puñado de posibilidades, y tenéis una fantástica tabla con todos los detalles de los modelos disponibles en MobileRead. Los precios van de los 300 a los 700 dólares – haceos una idea si queréis comprarlos online en Europa -, y los modelos más destacados – con sus virtudes y sus faltas – son claramente el Kindle del Amazon, el casi legendario Sony Reader, el iRex iLiad y el fantástico Cybook Gen3, mucho menos conocido pero que por prestaciones es un modelo realmente asombroso. Si os fijáis en la tabla, todos los mencionados están gobernados por Linux 😉 lo que demuestra la versatilidad de este sistema operativo, que se adapta perfectamente a las necesidades específicas de estos dispositivos.

Hay algunas comparativas que enfrentan al Kindle y el Reader de Sony (Popular Mechanics, Gizmodo, Comparati) y algunas otras a las que se añade el iRex iLiad (Theory Is The Reason), pero poca cosa respecto al Cybook, que por lo que he leído es una verdadera pasada. No he tenido ninguno en mis manos, así que no puedo juzgar, pero si los que leéis esto habéis jugueteado con ellos, por favor, comentad vuestra experiencia. Parece que durante este año comenzarán a proliferar las soluciones e-Ink/e-paper, pero poca cosita hay de momento, aunque la tecnología podría dar buenas sorpresas a corto plazo. Actualizada (19/02/2008): Gracias a un comentario en menéame acabo de descubrir un buen post de MundoGeek en el que habla un poco más en detalle de los principales modelos, y de las posibilidades de encontrarlos en nuestro país. De hecho, gracias a su post me he encontrado con una tienda que vende estos dispositivos en España, Apollo XXI.

3.2 Dispositivos ‘adaptados’

En cuanto al segundo, aquí nos encontramos con todo tipo de soluciones. Cualquier PC y portátil puede servir como lector de e-books, aunque parece evidente que no son la mejor forma de leer libros electrónicos. Aquí entran en juego los dispositivos móviles: los PDAs, los móviles y smartphones de última generación, los reproductores multimedia y las consolas portátiles son claramente integrantes de estos grupos. Leer un libro electrónico completo en la pantalla de un móvil convencional o de un reproductor multimedia – hay formas de lograrlo en iPods o en mi querido Creative Zen Vision:M, por ejemplo – no es que sea demasiado aconsejable.

Sin embargo, lo que sí puedo asegurar personalmente es que el iPhone es notable en este apartado – aunque los lectores actuales, Books y PDFViewer (e incluso el visor de PDF integrado en el Safari móvil) son bastante cutres – pero en este caso hay un claro ganador: la PSP es sencillamente excepcional como lector de e-books. Y todo gracias a algo de lo que ya hablé hace tiempo, la aplicación Bookr que está integrada en iRShell y que lee varios tipos de formatos con unas prestaciones asombrosas y un funcionamiento perfecto. Y para muestra, un botón 😉

Hace tiempo que no leo un libro en papel, porque me priva eso de acostarme con la luz apagada, y leer con la PSP hasta que me entra el sueñecito. Me he leído la serie completa de la Fundación y la de Robots de Asimov así, y hace poco también me tragué «Los pilares de la tierra» y «Un mundo sin fin» también en formato electrónico. De hecho, no sólo en la camita: la consola gana también enteros en salas de espera y viajecitos en metro o autobús.

4. ¿Dónde encontrar e-books?

Bueno, aparte del dispositivo está claro que lo importante es el contenido, y no tanto el continente. En español hay varias referencias claras para conseguir e-books gratuitos – y legales, importante factor – en varios servicios realmente fantásticos. Uno de ellos es Librodot, al que acompañan otras propuestas como Elaleph. Otras ofertas en literatura clásica las encontramos en el proyecto Cervantes Virtual y sobre todo en el proyecto Gutenberg en nuestro idioma, donde encontraréis textos de todo tipo de autores (españoles y extranjeros con su correspondiente traducción). Zootropo también ha hecho hincapié en el tema de cómo encontrar libros, y tenéis un post suyo con un montón de links aquí.

Si os gusta leer en inglés las cosas tienen mucha mejor pinta, como siempre, porque los recursos son casi ilimitados: en la Wikipedia existe un listado de proyectos con bibliotecas digitales, pero además disponemos de un buscador específico de e-books y aquí tenéis unos cuantos enlaces para encontrar contenidos gratuitos y legales.

Como siempre, a estas alternativas se suman las que nos permiten encontrar los textos de autores actuales en redes P2P. Los trackers BitTorrent tienen secciones enteras llenas de estos contenidos – con una inmensa mayoría de contenidos en inglés – y con la mulita también es posible acceder a estos contenidos. Hay muchas más opciones, desde luego, pero está claro que en estos dos medios podréis encontrar no sólo textos más o menos clásicos, sino también lo último de lo último. No es raro encontrar ediciones de libros que acaban de lanzarse en PDF, y si no, acordaos de lo que ocurrió con la última entrega de Harry Potter. Dicha novela de aventuras estuvo disponible en castellano gracias a una traducción ‘comunitaria‘ a partir de la versión filtrada de la edición inglesa… antes incluso de que apareciera el libro en nuestro idioma.

Conclusiones

Está claro que no hay nada parecido a disfrutar de un buen libro en toda su extensión, pero también es evidente que la tecnología actual nos ofrece alternativas muy cómodas y que además añaden potencia y prestaciones muy atractivas, así que yo os animaría a que le deis una oportunidad a estas alternativas. Leer libros electrónicos – no entraré ahora en cuestiones sobre las plataformas DRM que las editoriales también están imponiendo en estos formatos, como la propia Amazon hace en sus Kindle – es ahora más fácil que nunca, y si tenéis ya algún gadget, es muy probable que podáis adaptarlo para que os sirva para este propósito. De hecho, al hacerlo puede que estéis contribuyendo con un pequeño granito de arena a que se reduzca la tala indiscriminada de bosques, con lo cual todos ganamos, ¿no?