Era una de esas características que tenía muchas ganas de probar tras el anuncio de Microsoft en el E3. Eso de poder jugar a juegos de la Xbox One en el PC directamente tenía muy buena pinta, pero para poder disfrutar del tema había que ser miembros del Xbox Preview Program… al que solo es posible acceder con invitación.

«Pero tú, que tienes contactos de prensa, esto lo tendrás chupado«, diréis. Pues me río de mis contactos, que contestaron con buenas intenciones, y de los que no he vuelto a saber nada. Ante esa situación, una alternativa clara. Buscar en Twitter por invitaciones al programa, contacto directo con el tipo, y a cruzar dedos. Aquí tuve suerte y el tipo (un tal @assassinpikachu) fue legal: estuvo pendiente de todos los que le pidieron invitaciones y fue dando una tras otra para que pudiéramos acceder al programa. El proceso no es directo, porque el mensaje de Microsoft para aceptarte solo es parte del tema, ya que uno tiene que esperar horas (en mi caso , dos días desde que pedí la invitación) hasta estar finalmente «dentro».

Y claro está, tocaba probar las novedades. Entre ellas está la importantísima retrocompatibilidad, pero por ahora el catálogo de juegos es muy reducido y no tengo ninguno de los que están soportados («¡dios mío, no tengo el Mass Effect!»). También probé brevemente el Xbox Wireless Display (beta) que permite utilizar la Xbox One como una especie de Chromecast en el que hacer mirroring de tu PC, portátil o dispositivo Android gracias a la magia de Miracast. No me funcionó ni con el Dell XPS 13 con Windows 8.1, ni con el PC con Windows 10: ninguno detectaba la consola ni ese soporte Miracast. Sí probé con el OnePlus One y aquí hubo suerte (tras varios intentos), pero la reproducción de vídeo almacenados en el móvil era bastante cutre. Pero están en beta, habrá que darles margen de maniobra.

Total, que tocaba centrarse en el otro tema: el streaming de juegos de la Xbox One a un equipo con Windows 10. Aquí el mecanismo es sencillo. Incluso puedes no tener que tocar la consola para nada si dispones del modo de inicio inmediato activado (yo no lo tengo, pero me lo estoy planteando seriamente). La nueva aplicación Xbox de Windows 10 te deja controlar el encendido y el apagado remoto, a partir de lo cual puedes conectarte con la consola. Eso hará que accedas al Dashboard como si lo tuvieses delante, y con el mando de la Xbox One conectado (por cable) al PC, los tiempos de respuesta son perfectos. Idénticos (puede que mejores) a los de la propia consola, curioso.

Cayeron un par de partidos al FIFA 15, claro, y sí que noté algo interesante: creo que es mejor utilizar la resolución nativa de la consola, 1080p, así que tras usar primero la resolución nativa del monitor (1440p), hice otra prueba bajando la resolución a 1080p. La sensación es la de que la calidad de la imagen y los gráficos mejora al utilizar esa segunda opción. Por cierto, esto de enviar juegos a un PC mola porque así puedes hacer capturas del juego en acción, claro.

Por lo demás, es básicamente lo que prometen en Microsoft: juegas a la consola, pero en la pantalla de tu PC. Yo lo tengo todo conectado por red (con cables GbE desde el salón al despachito), así que no tuve que preocuparme de latencias o posibles limitaciones de la red WiFi, pero teóricamente el rendimiento debería ser bueno también en ese caso.

Inventazo Toda una chulada de Microsoft, de verdad, aunque como indican en los comentarios no fuera nueva en el mercado. Ahora solo quede que llegue lo inverso: poder mandar por streaming juegos del PC a la consola. Están abiertos a ello por lo que he leído, pero de momento tendremos que «conformarnos» con esto. Que por otro lado, mola que te mola.