Este fin de semana andaba en Twitter y ocurrió que un tuit llevó a otro y me encontré comprando ‘Sekiro: Shadows Die Twice’ en su edición GOTY (Game Of The Year) para PC. En Steam estaba al 50%, y como alguno de vosotros me lo había recomendado tras mi aventura con ‘Assassin’s Creed: Shadows‘ (muchas sombras por todos lados) quise darle un tiento.
De hecho, antes de hacerlo estuve leyendo las críticas y comentarios en algunos hilos de Reddit. En todos ellos lo ponían fantástico aunque advertían de que era difícil. Me dio igual: quería probarlo.
Me equivoqué.
O no del todo. Tengo cierta fijación con los juegos de este estilo. Ninjas, samurais, katanas y esa estética del japón medieval (o no tan medieval) me tienen enamorado, así que pensé que Sekiro sería una buena opción. No vi demasiado problema en que fuera un juego de hace seis años: ‘Ghost of Tsushima’ se lanzó en 2020, por ejemplo, aunque la adaptación a PC llegó en 2024.
Pero la verdad es que un poco sí se le notaba el cartón. Los gráficos no eran en mi opinión tan cuidados ni tan fluidos como el juego de Sucker Punch, y me di cuenta de que en realidad estaba volviendo a lo mismo de siempre.
El juego ni siquiera me pareció difícil. A ver, morí un montón en las dos horas y pico que lo jugué, pero como comentaban en Reddit, lo único que tiene que pasar en estos juegos es que hagas ‘clic’ y encuentres el ritmo. Aquí lo esencial era bloquear para luego contraatacar, y aunque algunas veces no me salía, le estaba comenzando a coger el tranquillo.
No es que llegase a avanzar mucho, pero el sistema de cámaras (apretar el stick derecho para fijar enemigo es un poco rollo) no me convencía, y tampoco tenía ganas de estar sigiuendo una vez más la historia de otro ‘Juego de Tronos’ en versión samurais. Había cosas curiosas pero en mi opinión bastante inútiles como lo de los vestigios —pequeños clips de «fantasmas» que han jugado unos segundos en ese sitio donde tú has jugado— y como siempre cierto componente RPG con un montón de elementos que puedes añadir a tu inventario para ir haciéndote más poderoso.
Todo está muy bien, insisto, pero me temo que elegí un mal momento para intentar disfrutar de Sekiro. Demasiado «más de lo mismo», me temo, lo que me acabó haciendo dejar el juego tras esas dos horas y pico. Tras valorar el tema me di cuenta de que no me estaba entusiasmando, así que aproveché que en Steam te devuelven el dinero si juegas menos de tres horas (creo que es esa cifra). En la sección de soporte de Steam puedes ver tus juegos y en estos casos seleccionar la opción de obtener un reembolso. Me daba un poco de pena, pero no era mi momento para Sekiro. Quién sabe, puede que le vuelva a dar un tiento en el futuro.
