Tecnología

Dos horas y media en Applelianos

Me llega un correo hace unas semanas. Me escribe Israel, del podcast Applelianos. Me invitaba a participar en su próximo programa, que preveía que grabarían a finales de octubre, tras el previsible evento o al menos lanzamiento de sus primeros dispositivos con los M5. «Encantado, claro, contad conmigo», le dije. O algo parecido.

Al final no hubo evento, pero sí nuevos productos, como probablemente sabréis. Y hace una semana Israel volvió a contactar conmigo para ver si podíamos grabar este jueves a las 21.00. Sin problema, claro.

Y así quedamos. Nada más empezar, un buen rollito especial. Israel, Adrián, Iván y Raúl estaban allí esperándome. No conocía a ninguno de ellos, pero como digo, buen feeling inmediato. Ayudó, claro, que me echasen algunas flores y me subiesen el ego —así cualquiera 😉 — y tras esos primeros momentos fuera de micro, empieza la conversación.

He estado ya en unos cuantos podcasts y he colaborado con radio, y venía con una idea preconcebida y errónea. No tanto en el tono como en la forma y, sobre todo, en la duración. Yo esperaba que el podcast sería de media hora, una como mucho. Pronto llegó el aviso, porque me preguntaron que cuánto tiempo tenía y les dije algo tipo «no no, el que necesitéis» pensando que sería eso, una hora aproximadamente. Pues de eso nada. Al final la cosa se nos fue.

Dos horas y media de podcast. En realidad, 2:40.

Ahí tenéis el resultado (también en iVoox). Hablamos de todo, y lo curioso es que aunque en muchos temas todo se iniciaba con una pregunta sobre mí —mi trayectoria, mi blog, mi libro—, luego eso derivaba en debates relacionados: el futuro de los blogs (uf) o de las suscripciones (doble uf), por ejemplo.

Y por supuesto, hubo sitio para hablar de Apple y sus cosas, que para eso el podcast se llama Applelianos. Pero cuidado, porque estos chicos son una curiosa mezcla de fanboys y haters de Apple. Un poco muy en mi línea, porque todos creemos que Apple hace bien algunas cosas y mal (o muy mal) otras. La conversación tanto en ese caso como en el de los demás fue, como digo, simpática y entretenida.

Qué tiempos aquellos.

La verdad es que, como digo, acabé sorprendido por el resultado. Hoy de hecho teníamos viaje en coche y lo hemos estado escuchando Sally y yo —a ella le estaba gustando— y entiendo por qué los podcasts triunfan. Yo no escucho muchos porque no tengo demasiadas oportunidades, pero es que está claro que no solo entretienen, sino que acompañan. Y en algunos casos, también enseñan cosas. Espero que este, si lo oís, os enseñe algunas. Me ha recordado aquella época en la que estuve jugueteando con los podcasts en el Incognicast, qué tiempos. Y me dieron ganas de volver a intentarlo. Quién sabe.

Mientras tanto, si os gustan los podcasts y queréis oír uno en el que los applelianos y yo divagamos durante más de dos horas y media, ahí lo tenéis. Ya me diréis qué tal.

Desde aquí, por cierto, un saludo a Israel, Adrián, Iván y Raúl. Y a todos los que escucháis Applelianos, claro.

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